—Mi rey —Gustav se postra ante Nikolett.
—¿Dónde está Ángelus? —Gustav levanta la cabeza y hasta ese momento se da cuenta que iba acompañado del príncipe Islay.
—Mi señor... yo —palidece cuando es levantado con una fuerza descomunal por el cuello, Gustav media casi 1.90 metros, pero para su rey eso no era impedimento para levantarlo como un muñeco de trapo.
—¿Dónde está Ángelus?
—Estoy aquí —él está listo para pelear contra Nikolett, pero Islay se pone en medio de ambos para evitar un enfrentamiento..
—Nikolett nos va ayudar a encontrar a Keitha.
—¿Ayudar? ¿Crees que podrás tener el poder que Keitha le dará a Caín si la atrapa?
—Quiero salvar a Keitha.
—¿La conoces? —pregunta Ángelus con el ceño fruncido.
—No permitiré que Caín le haga daño —atajó Nikolett —Mis hombres la están buscando ¿Cómo desapareció de la casa?
—No está la vieja camioneta —responde Gustav.
—Caín no tomaría una vieja camioneta para llevarse a Keitha, puede volar —responde Nikolett —No sabemos con que nuevo poder despertó ahora.
Ángelus pasa una mano por su barbilla.
—Iré al pueblo, puedo seguir el rastro de su olor —Ángelus camina hacia la puerta.
—Iremos, ella no puede caer en manos de Caín.
Ángelus se gira a Nikolett.
—Luego me explicas de donde conoces a mi mujer y porque te tomas la molestia de buscarla, cuando envías a tus hombres para que hagan el trabajo.
—No tengo porque darte explicaciones —responde Nikolett —Buscaré a Keitha.
El rostro de Ángelus cambia a uno de ataque, ese rostro que cualquier humano tendría terror de verlo.
—¿Han sabido de ella? —Ángelus se gira y ve a la preciosa mujer caminando hacia ellos.
—¿Qué haces aquí? —pregunta Nikolett e Islay a la misma vez, Ángelus mira a su hermano sin entender de donde la conocía.
—También buscaré a Keitha —responde.
—¡No lo harás! —responde Islay.
—¡No puedes ordenarle a mi hija! —ordena Nikolett.
—¡Es mi esposa, puedo hacerlo!
Gustav y Ángelus se han quedado helados ante la revelación.
—¿Te has casado con la hija de Nikolett? —Ángelus mira a su hermano.
—Si —responde Islay.
—Luego hablaremos de eso —responde Nikolett.
—Si la encuentran, conviertalan —todos miran a Gustav —Seria la única manera que dejará de ser importante para Caín y la dejará en paz.
—¡Nadie tocara a Keitha! Ella debe decidir si quiere esta vida.
Deeanna observa a Ángelus y luego zacude la cabeza.
—Estamos perdiendo tiempo —Camina hacia la puerta.
—No irás Deeanna —la detiene Islay —Abel no juega, puede hacerte daño.
—¡No dejaré sola a Keitha! ¡Ella era la persona que deseaba para ser mi madre!
Ángelus se gira hacia Nikolett ¿Él era el hombre que estuvo viendo Keitha cuando se marchó?
—Vamos —apremio Nikolett —La noche está por caer, Abel es más fuerte de noche.
*****
Keitha pasa su brazo por su frente secando el sudor, se había tardado más tiempo en llegar al pueblo, la camioneta no estaba en buenas condiciones, cuando al fin lo hizo, la tienda de víveres estaba cerrada temporalmente, había un rótulo en la puerta de cristal indicando que volvería en un momento.
Bajo de la camioneta y se sentó en la banqueta, sacó su móvil y volvió a revisar los mensajes, le había escrito a Eugina, pero hasta el día de hoy, ella no había visto el mensaje, había tratado de llamarla, pero salía fuera de área. Estaba preocupada por que no sabía nada de ella.
En ese momento era la hora del día que no le gustaba desde que era una niña, el ocaso, cuando no era de día y de noche, pasa su mano por su cabello, siempre le produjo un poco de miedo, esa hora, sentía que la observaban desde niña, pero nunca vio nada.
Se abrazo a sí misma, la gente en el pueblo debían estar cenando, solo miraba las luces encendidas de las casas, no había gente en la calle, se puso de pie y miró nuevamente la tienda de víveres, el dueño no había vuelto, camina hacia ella y mueve el picaporte de la puerta, para su sorpresa está se abre, mira hacia todos lados y duda si entra o no.
—¡Keitha! —se gira cuando escucha la voz de la mujer, la joven preciosa le recuerda a alguien, pero no sabe a quién.
No tiene idea quién es y porque la conoce. Ella se acerca rápidamente.
—Estas bien Keitha —ella toma sus manos —Estamos preocupados.
—¡Quién eres? —la joven sonrió.
—Soy Deeanna —Keitha abrió mas los ojos.
—¿Cómo? Eres una niña... ¿Qué haces aquí?
—Debemos irnos, ¡Caín y su gente...! —Deeanna calla, levanta la cabeza y empieza a olfatear el aire —Es tarde, tenemos visita
Keitha levanta la mirada hacia él cielo y está se ha oscurecido por sombras negras, abre mas los ojos, sabía que eran vampiros y eran muchísimos.
—¡Escondanse! —Keitha mira a Tyr que ha llegado con Ángelus.
—¿Tyr? —pregunta Keitha.
—¿Quién es Tyr? —Ángelus se acerca a ella a la velocidad de la luz, al igual que Nikolett.
—Él —apunta Keitha
—Es Nikolett, el rey caído de la segunda generación —responde Ángelus molesto.
Keitha frunce el ceño, no entiende nada, Tyr no es Tyr, es un rey de los vampiros.
—Deeanna entra a la tienda con Keitha, ya nos localizaron —Islay mira el cielo, están formando un círculo —Van a bajar.
Nikolett gruñe todos observan como ondas se expanden hasta las casas del pueblo, rápidamente escuchan el estruendo de las ventanas cerrándose.
Cada gruñido su rostro va transformándose en uno horrendo, saca sus colmillos, eleva la cabeza hacia el cielo, esta vez su gruñido furioso se extendió hacia todas las direcciones.
Keitha mira nerviosa a Tyr... o Nikolett, luego a Ángelus, los tres hombres han transformado sus rostros, ella tiene miedo, ve el cielo y las sombras van descendiendo rápidamente.
Luego para su sorpresa escucha gruñidos a su alrededor, ve más y más hombres llegando junto a Nikolett.