Descendencia Cain [saga Cain # 1]

Capítulo 26

Keitha logra salir del hotel, todo afuera está normal, los autos pasando, la gente caminando con tranquilidad después de un arduo día de trabajo. La ciudad está normal sin imaginar que vampiros antiguos se mueven entre ellos, los acechan y comen de ellos.

Ella trata de no llamar la atención, deja de correr y camina en medio de la gente, el sol se está ocultando, suspira profundamente, no le gustaba el ocaso, esa parte del día en que se mezclaba la oscuridad con el día, donde no se sabía si era de día o de noche.

Pasa su lengua por sus labios resecos, a sus oídos llegaban miles de latidos de corazón, mordió su labio inferior, la sed no se iba, aumentaba.

—Una hermosa tarde —escucha que dicen a su lado, gira su cabeza de donde proviene la voz, el hombre le sonríe con amabilidad, llevaba una gorra, lentes de leer, su camisa blanca de botones y manga larga no llevaba ni una arruga, sus jeans estaban rotos, a la moda, con unos tenis que a Keitha le parecieron genial.

—Un poco —Keitha miró alrededor, todo marchaba con normalidad.

—¿Tuviste un día estresante? —pregunta el desconocido, ella suspira y asiente un poco, Abel, ya debía de estarla buscando, pero sola, así que no estaba mal conversar un poco con el hombre que iba a su lado.

—Un poco —suspira profundamente —Pensé cuando abrí los ojos en este día que seria un día normal, pero no es así.

El hombre sonríe ampliamente.

—Se de lo que hablas, creo nos pasa a todos, abrimos los ojos, hacemos fantásticos planes sin pensar siquiera que tendremos un mal día —Keitha sonríe, se sentía relajada con el desconocido, cruzaron una calle transitada, siguieron caminando en una amena conversación, ella reía y él también, cuando se percató habían caminado hacia un parque, donde en los rincones se veían parejas aprovechando la oscuridad, ella suspira, realmente debía volver a la casa de Gustav, pero no sabia exactamente en que dirección estaba el pueblo, tal vez el desconocido sabía guiarla.

—Yo... —se detiene y el hombre lo hace igual —Debo volver a un pueblo, pero no sé como llegar.

En ese momento se percata que el hombre es alto, él mete las manos en los bolsillos delanteros de sus pantalones.

—¿Sabes cómo se llama? —ella niega con la cabeza, el sonríe ampliamente —Es complicado encontrarlo entonces.

—Es al norte, hay montañas, bosques.

El hombre sonríe mostrando unos perfectos dientes.

—Creo no será posible que regreses... —ella iba a hablar, cuando mira que el hombre se quita la gorra, el cabello lacio, blanco, el mechón cayendo por su frente, se quita las gafas y las traba en el frente de su camisa, sus ojos violetas brillan, el hombre era de una belleza excepcional.

—Debes ser un príncipe de la primera generación —declara, iba a decirle que no podía tocarla, era la mujer de su hermano.

El hombre ríe fuertemente 

—No soy un príncipe —ella abre más sus ojos —Soy un rey.

Ella da un paso atrás, no podía creer que estaba delante del mismísimo Caín.

—La única humana que se apiadó de mí —él se cruza de brazos —Al fin te conozco Keitha Powell, tu curiosidad sobre mi, te trajo hasta aquí —sonríe abiertamente —Nuestra boda será en tres días.

—¿Boda? —ella lo mira confusa.

—Así es querida, tu genuina preocupación, el creer en mi inocencia, te vuelve digna de ser mi reina, en un nuevo reinado.

Ella parpadea.

—¿Creer en tu inocencia? —ella frunce el ceño —Nunca dije que creía en tu inocencia.

El rostro de Caín se contrae por la furia.

—¿De qué hablas? —Keitha siente como la levantan del cuello, sus pies no tocaban el suelo.

—¡No puede declarar que eres inocente, cuando mataste a tu hermano!

Ella sintió como su cuerpo fue lanzado con fuerza y luego aterrizo en el duro suelo, sus músculos dolían, con cuidado se media incorpora, pero siente que es levantada de nuevo.

—¡Retractate de lo que has dicho! —Keitha cierra los ojos, su cuerpo dolía, pero de una manera diferente, sabía que no era de la caída, siente un dolor agudo y abre la boca para quejarse, pero el sonido fue el de un león rugiendo, Caín la suelta sorprendido, esta vez ella no cayó con su cuerpo desparramado en el duro suelo, ella lo hizo como si de un gato se tratara, apoyada en manos y pies —¡¿Quién se atrevió a convertirte?!

Caín frunce el ceño.

—¿Cómo no te detecté? ¿Cómo no pude identificar que eras una vampiro?

Keitha sonríe, mientras se incorpora, se sentía diferente.

—Al parecer soy diferente —camina decidida hacia Caín —No perderé mi tiempo, tratando de matarte, ya que ese es tu castigo por ¡Asesino!

La furia de Caín se intensificó ante los ojos de Keitha su rostro bello, se transforma en uno de un ser horripilante.

Keitha sentía que sus uñas dolían, cerró los ojos con fuerza, se centró en el dolor de las uñas hasta que sintió como estas crecían, al abrirlos vio que eran garras.

—¿Quién te convirtió? Estás mostrando muchas habilidades para ser una humana.

Ella no responde, ya que Caín viene encima de ella para despedazarla y acabar con ella. Keitha también sale al encuentro de Caín, si iba a morir le dejaría unas cuantas marcas que haría que toda su eternidad se acordara de ella.

*****

—¡Madre! —Ángelus frunce el ceño —¿Qué haces aquí?

—No permitiré que te enfrentes a tu padre.

—Debo salvarla, además de ser el amor de mi vida... ella espera un hijo mío, son mi familia, madre —Syacha Darra sonríe.

—El primer bebé de la primera generación después de más de cien años.

—Abel va hacia un parque, pero está solo, no podemos detectar a Keitha, su olor se borró —Syacha Darra enarca un ceja al escuchar a Nikolett, pero sobre todo estaba extrañada en que el rey de la segunda generación estaba con su hijo buscando a Keitha.

—Nikolett Drageborg —saluda Syacha Darra, él asiente, toma la mano de ella y besa su dorso.

—Syacha Darra después de tres siglos de no verte Debo confesar que estas más bella que la última vez.



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En el texto hay: misterio, cain, vampiros amor

Editado: 16.04.2023

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