Todo seguía oscuro pero aún asi el dolor estaba ahí.
Y tan sólo desperté.
-CUIDADO QUE MORIREMOS- grité.
-AHHH, ¿Qué rayos te pasa?- menciono Leo al mismo tiempo que rápidamente se levantaba de la misma cama en la que yo dormía, en ese momento me dí cuenta que estábamos en mi casa.
-¿Estas bien?, ¿Porqué estas llorando, Dante?-.
Miré hacia el espejo más cercano que tenía y con ayuda de los rayos del sol pude saber que realmente brotaban lágrimas de mis ojos. Unos cuantos moretones estaban en mi cara.
-¿Qué pasó?, se supone que habíamos chocado y empecé a sangrar y de ahí no puedo recordar nada-.
-Espera, ¿Tu también soñaste que chocábamos porque alguien se atravesó?- Leo también llevaba unos cuantos moretones en la cara pero al parecer el no se daba cuenta de ello.
-No fue un sueño Leo, fue real, por algo tienes esos moretones-.
Al igual que yo, Leo miró hacia el espejo.
-Pero lo más seguro fue porque me tocó un golpe cuando te peleaste con Jeremy-.
-Idiota, tienes sangre en el antebrazo, al menos di que eso fue real. Se supone que no llevabas un suéter puesto ayer cuando chocamos-.
-Vamos a fijarnos por la ventana para ver si tienes razón-.
Decidimos quitar el pedazo de cartulina rápidamente. Ahí estaba el auto, sin ninguna jodida marca, sin algo roto, hasta parece un auto nuevo.
-¿Lo ves?, sólo fue un sueño-.
-No jodas, entonces dame una explicación del porque ¨soñamos¨ lo mismo-.
-No tengo ni puta idea-.
-LAS PIEDRAS LEO, ¿RECUERDAS QUÉ NOS SUCEDIÓ CON LAS PIEDRAS, VERDAD?-.
-NO JODAS SI ES CIERTO, CON RAZÓN TIENES UNOS GUANTES EN LAS MANOS. Hasta te iba a decir que te pasaste de raro porque es verano y tu con unos guantes feos-.
-Ya se que están feos, pero ¿No sientes curiosidad si es real?, hay que quitarnos estas cosas-.
-No quiero-.
-Que miedoso-.
-Tu estabas llorando como un dramático-.
-Y tu soltaste el volante-.
-Que fue un pinche sueño-.
-Ya no te voy a enseñar nada de palabras mexicanas porque sólo utilizas las que te convienen-.
Estuvimos media hora sin hacer nada, tan sólo nos pusimos a beber lo que escondíamos en el cuarto de huéspedes, el reloj marcaba las 8:30 am.
Ambos teniamos miedo de lo que pasaría si nos quitamos las prendas aún así era momento de hacerlo.
-Piedra, papel o tijeras y el que pierda mostrará su extremidad- mencionó Leo.
-No seas infantil, hay que hacerlo a la cuenta de tres-.
-Sólo deja que tome un trago-.
-Opino lo mismo-.
Pasaron 10 minutos y nadie se atrevía a hacerlo.
-Ahora si, a la cuenta de tres-.
-Unos 3 minutos más-.
-UNO-.
-No me molestes-.
-DOS-.
-Al parecer vas en serio-.
-TRES-.
Ambos nos quitamos lo que nos impedían ver si todo o al menos una parte de lo que pasó fue real.
Ahí estaban, esas pequeñas piedras estaban ahí con un borde dorado alrededor de ellas sin olvidar que hay pequeños restos de sangre.
-Dante-.
-Algo importante que tengas que decirme, Leo-.
-Me voy a desmayar pero antes iré por el cuchillo-.
-No seas estúpido yo también tengo miedo-.
-Ya estas llorando del miedo, Dante-.
-Al menos no dejé el volante suelto por una piedra que esta en el antebrazo, esta piedra esta en mi mano izquierda, ahora ¿Cómo se supone que voy a pintar?-.
-Mejor preocúpate por quitarnos estas cosas-.
-¿Qué cosas hicieron ahora?- mencionó la voz que en unos minutos estaría justo en frente de nosotros.
Mi madre había llegado.
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Editado: 08.05.2020