Descendientes Prohibidos

CAPITULO 9 - SIEMPRE EN PROBLEMAS

Diablos.
-Dante, ¿no se supone qué tu madre estaría trabajando hoy?-.
-Se supone, no tengo idea de porque esta aquí-.
-¿Qué hacemos ahora que esta viniendo?-.

El sonido de sus zapatos tocando el suelo era más fuerte por lo que a ambos nos ponía más nerviosos.
-Yo pongo el pedazo de cartulina en donde estaba y tu agarra los dos cojines grandes del suelo para cubrirnos-.
-Ya esta subiendo las escaleras, no tengo idea de como pudo escucharnos desde la puerta principal-.

-Cállate y agarra las almohadas-.
Rapidamente me levanté de la cama y fui corriendo al escritorio por cinta adhesiva, ahora me dirigía a poner 4 pedazos de cinta de la manera más rápida y de calidad posible.
-Apúrate, ya terminó de subir las escaleras- mencionó Leo en un tono bajo para que Felicity no escuchara.
-Nuevamente te dijo que te calles de una vez que ya casi termino-.
Se que poner cuatro pedazos de cinta es fácil pero con la estúpida piedra en mi mano se ha vuelto complicado. Al terminar, di un gran salto hacía la cama que provocó que por accidente le diera un golpe con el pie a Leo.
-Ah no me jodas que me dolió, ten más cuidado-.
-Lo siento, ahora dame esa almohada y prende tu celular para vernos estúpidos-.
Al menos doy gracias al arquitecto por hacer un pasillo un poco más largo.
-Hola chicos, ¿Cómo les fue en su último día de clases?- dijo Felicity con la sonrisa cálida que siempre nos daba desde niños.
-Fíjate que alguien nos rompió la ventana mientras nos vestíamos-.
-¿Así que la noche se torno loca verdad?-.
-Ni te lo imaginas- dijimos a la vez.
-Ahora, mencionen quien los golpeo-.
-Jeremy y fue porque Dante le rompió el corazón de su prima Cleo, además de que yo fui a salvarlo-.
-Ay que mentiroso eres, si yo recuerdo que le dí unos golpes antes de que nos fuéramos-.
-Siempre se meten en problemas, al menos se que esta vez tu pagarás la ventana, Dante-.
-No es justo, Leo tambien debe de pagarla, hasta se va a quedar estas vacaciones-.
-No me metas en tus problemas, amigo-.
-Tienes que aportar algo en la familia-.
-Ay ya dejen de pelear y déjenme ver sus heridas, espero que no les haya pasado algo más-.
-NO, NOSOTROS PODEMOS- gritamos al unísono
-Relájense muchachos, vayan a bañarse y por lo mientras dormiré un rato-.
-Ciao-.
 

Después de mi madre se fue, aventamos las almohadas a un lado y nos quedamos por un buen rato viendo las piedras que teniamos cada uno en una parte diferente del cuerpo.
-Dante, nos metimos en grandes problemas-.
-Debimos tirarle esta piedra en la cara a Jeremy cuando teniamos la oportunidad-.
-si, es mejor que nos demos una ducha para después vendarnos estas cosas-.
-Tienes razón Leo, ve al otro baño esta vez-.
Ya dentro del baño, seguía observando con atención esta cosa, quitarle los restos de sangre era una tarea difícil de hacer.
De repente un recuerdo llegó a mi cabeza: -CUIDA LA PIEDRA-. Se repetía la misma frase una y otra vez.
-Ahgg, mi cabeza duele- el dolor retumbaba demasiado, no podía soportarlo. Estaba empezando a marearme.
tock tock tock, alguien golpeaba la puerta.
-¿Estas bien, amigo?- era Leo-.
El dolor había desaparecido.
-Si, ya terminé, en seguida voy al cuarto-.
Cerré las llaves y me puse una toalla para después salir y cambiarme.
-Pensé que ya te habías cambiado Leo fuiste el primero en terminar-.
-Lo sé pero limpiarme esta cosa me resulto dificil.
-A mi igual hasta me dolió la cabeza, déjame ayudar con ese vendaje- mencioné al mismo tiempo que me sentaba en la cama.
-Gracias, no imagino que tan molesto es tener una piedra en la mano que escribes-.
-Es abrumador-.
Al pasar unos cuantos minutos habia terminado con el vendaje e mi amigo.
-Ahora me toca vendarte, espero que no quede tan mal-.
-Yo también lo espero-.
-Ahora me vas a contar con que chica se te ocurrió besarte para que Cleo dejara de molestarte-.
Pensé que lo había olvidado.
-No fue con una chica, fue con un chico-.

-Has hecho tantas tonterías que no me sorprende-.
-Y fue con el tipo de blanco que casi atropello-.
-Eso si es nuevo, en conclusión: eres un idiota-.
-Auch, no lo aprietes tanto-.
-Perdón no soy bueno en esto, y ¿Cómo se llama el tipo?-.
-No recuerdo pero fue interesante-.
-No mames, puedes recordar lo que pasó con el choque pero no un nombre-.
-Ya sabes como soy, ahora que ya terminaste ve a cambiarte-.
Al estar ambos cambiados, bajamos a la sala.
Un olor delicioso provenía de la cocina.




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