Desconocido [saga griegos #5]

Capítulo 1

Nicos.

—Asunto arreglado — fijó mi mirada en Tomasso —Bien que si se atreve a ofrecer droga cerca del colegio, es hombre muerto asi que se ha marchado y está vez no se atreverá a regresar —asiento.

—No quiero que te sigas involucrando en estos asuntos, te concedi interferir con el asunto de Vanko, pero hoy fue la última vez que interfieres con la gente de Aquiles — Tomasso frunce el ceño.

—Seré tu sucesor, debo hacerlo — niego y me pongo de pie.

—Ya sufri dos veces Tomasso, cuando creí que había perdido a Desa recién nacida y luego la muerte de Kaia, tu seguridad es prioridad para mi.

— Padre ya cumpliré Diecinueve años, es tiempo que lo intente—pasó mi mano por mi cabello.

—No es opción perderte Tomasso — mi hijo se pone de pie y pone su mano en mi hombro.

—Padre, he crecido, sé cuidarme —desvió la mirada — También quiero vengarme por la muerte de Kaia, era mi hermana.

—Esa venganza es mía, Tomasso, haré pagar a quien se atrevió a hacerle daño a Kaia.

—¿Cuándo le dirás a mamá acerca de Desa? — miró a mi hijo a los ojos.

—¿Sabes algo acerca de si tu madre tiene pareja? — Tomasso se encoge de hombros.

—No lo sé,  pero si es el caso tiene todo el derecho del mundo, mamá es joven, guapa y cualquiera se sentiría orgulloso de tenerla a su lado.

No respondo, con molestia saqué un cigarillo y lo encendí, mi mano temblaba de furia.

—Creo que estarás en problema si Desa te ve fumar —no respondó y sigo dando fuertes caladas al cigarillo.

—Está noche saldré hacia Flore —ya estaba decidido — Le informaré a Iona de Desa.

—¿Llevaras a Anndra a Flore? mamá es una mujer de gran corazón, pero que le lleves a la otra a su casa creo que se molestaría y te saca los ojos.

—Anndra no va —Tomasso entrecierra sus ojos.

—¿No pretenderás quedarte en casa de mamá? — me encogó de hombros.

—Es mi casa — mi mirada se ha perdido en la fotografía que descansaba en mi escritorio.

— Si hay un hombre en la vida de mamá, no le hará gracia que te quedes ahí —aplaste el cigarrillo molestó en el cenicero.

—Si hay un tipo en la vida de tu madre, tendrá que agarrarse las pelotas y atreverse a echarme —Tomasso niega.

—No estoy de acuerdo padre, tú has metido a la amargada de Anndra en está casa donde vivía mamá, ella tiene el mismo derecho de vivir con quien le plazca.

Me levanté molesto por que Tomasso tenía la razón, pero tratar de explicarle eso mismo a esa parte mía que aún se creía dueño de Iona era como tratar de querer volar.

—Voy a hacer mi maleta.

— Padre — me giró hacia Tomasso — Deja ser feliz a mamá, así como tú lo estas intentando.

Salí de la biblioteca y con largos pasos llegué a mi habitación, me acerqué a la ventana mientras desataba el nudo de mi corbata. Quizás era tiempo de que mi ser y aún en los rincones que había en mi subconsciente que se hacían los sordos ante mis pensamientos coherentes, debía dejar que Iona hiciera su vida con quien quisiera. Ella se divorció de mi, por que ya no deseaba seguir junto a mi, ¿por qué aferrarme a lo insalvable?

—¿Cuándo pensarás en mi y me concederás ser madre? —suspiré y me giré para ver en el centro de la habitación a Anndra.

—Saldré está noche Anndra pero en esté viaje pensaré tu petición —ella sonrió y me abrazó por la cintura.

—Por favor, hazlo Nicos, deseo tener un hijo tuyo.

Creo que ya era hora de seguir con mi vida realmente, sin vivir a medias, una parte de mi, vivía en el pasado cuando estábamos todos juntos y la otra parte vivía el presente...Anndra era mi presente.

Bajé mi rostro y la besé, deseaba con todas mis fuerzas que sus besos fueran anestésico que no me hicieran recordar otros labios.

—Vaya, me ha gustado ese beso Nicos.

Sonreí pero me sentía culpable por que mi mente había jugado conmigo, por un momento sentí que la boca que estaba besando y me volvía loco era la de Iona.

Me dediqué a preparar la maleta, me despedí con la promesa de pensar en su petición aunque creía que me someteria a la reversión de la vasectomia.

El pequeño jet se sacudió un poco devolviéndome a la realidad, las islas de mi país eran preciosas pero Flore era un paraíso tropical, cuando aterrizamos en el pequeño aeropuerto, suspiré, ya estaba en la isla, ahora a dirigirme a la casa de Iona.

El cabello lo llevaba desordenado de tantas veces que pasé mis manos por él. Cuando estuve de pie frente a la pesada puerta, solté el aire retenido y llamé. Una sonriente Iona abrió la puerta pero su sonrisa murió en sus labios.

—Nicos —asiento y entró  a la casa —¿Pasa algo? —mi mirada se ha dirigido hacia toda la sala de estar,  confirmando que estamos solos.

—Veo que no te ha alegrado verme — Iona me mira y suspira.

—Las veces que nos hemos visto, no han sido agradables

 —En eso tiene razón. ¿Tus guardaespaldas? — Iona rueda los ojos.

— Ya no soy tu esposa — me acercó a ella y me inclinó para quedar a la altura de sus ojos.

—Eso no te libera del peligro Iona.

—¡Quiero vivir una vida normal Nicos, sin que me anden pisando los talones!

Siempre el mismo pleito con Iona, sabía que el hecho de haberse casado conmigo la ponía en peligro.

—No puedes hacer lo que plazca Iona.

—¡Claro que puedo y quiero! —me sentía furioso por que Iona actuaba como una niña.

— ¡Hasta tu hija cuida sus espaldas con una pareja de guardaespaldas! — pasó mi mano por mi rostro, esa no era la puta manera de decirle la verdad, Iona se ha quedado callada y sus ojos están abiertos como platos.

—¿Hija? ¿De qué hablas Nicos? —se acerca furiosa hacia mi —¡No es justo que me hables de Kaia! ¡Eres un desalmado sin corazón, sabes que ella odiaba los guardaespaldas! —sus manos eran un puño que me golpeaban con rabia el pecho, sujeté sus manos y la acerqué más a mi, sus ojos eran como dos ríos caudalosos sin dejar de llorar.

—Perdóname Iona, está no era la manera de decirte las cosas... — ella se retorció entre mis brazos, Iona odiaba mi cercanía, pero no la solté —La hermana gemela de Kaia está viva - Iona soltó una mano y con furia me dejó ir una cachetada.



#1861 en Novela romántica

En el texto hay: accion amor mafia

Editado: 26.01.2019

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