Desconocidos

Capítulo 5.

“Él”

            -Gracias por acompañarme a hacer las compras cariño. –Le comentó la mamá de Mateo contentamente mientras subían las escaleras eléctricas–. Tu papá no sabe dejar el trabajo ni siquiera en domingo.

            -Papá es así, déjalo ser. –Mateo le sonrió divertido.

            -Sí, un psicópata del trabajo. –Rodeó los ojos y dio un paso adelante al llegar

arriba–. Pero no hablemos sobre eso, mejor cuéntame cómo va el colegio.

            -Ammm, bien. –Le respondió Mateo con suavidad. –No hay nada nuevo por ahora.

            - ¿Cómo te sientes con lo de Cambridge? Más que preparado supongo. –Caminaban por los pasillos en dirección a la zona de productos alimenticios.

            -Eso no lo dudes ni por un segundo, señora mamá. –Remarcó Mateo.

            -Claro. –Sonrió divertida–. Oye, mira ese tocador precioso. –Le señaló a Mateo la tienda para que también aprecie lo que ella veía.

            -Mamá, ya tienes un tocador. –Se quejó.

            -Sí, pero siento que ya es hora de cambiarlo, ya tiene mucho tiempo. Iré a averiguar más sobre él, ¿me acompañas o prefieres esperarme aquí? –Le preguntó su madre un poco ansiosa.

            -No, ve tú. Yo te esperaré allá. –Mateo le señaló los asientos que estaban a unos cuantos metros más allá de donde estaban ellos.

            -Perfecto cariño, no tardaré. –Le dijo su madre e ingresó a la tienda mientras que su hijo se acercaba a los asientos blancos.

Mateo sacó su teléfono del bolsillo en un intento de no aburrirse mientras su madre cotizaba lo necesario para llevarse aquel tocador, lo cual era absurdo para él porque se suponía que solo harían las compras de la alacena. Revisó Instagram, vio algunas stories de sus amigos, pero nada lo entretuvo. Así que le escribió un mensaje a “Desconocida”

“Buen día, ¿Cómo estás?”

“Hola Mateo. todo bien gracias”

“¿Tú cómo estás?”

Recibió una respuesta rápida de su parte, lo cual le alegró porque ya no estaría aburrido en lo que esperaba a su mamá.

“Muerto de aburrimiento”

“¿Por qué?”

“¿La vida no tiene planes para ti hoy?”

“De hecho si los tiene, solo que no

los que esperaba”

“¿Por qué lo dices?”

“Hacer las compras de casa no es

algo que me muera por hacer”

“Pero no tiene caso que hable sobre eso,

 ¿qué haces tú?”

“Espero a una amiga, la acompañaré

a comprar unas cosas”

“Cool, al menos te divertirás”

“Tú también lo harás, ya verás.

Solo es cuestión de que esperes”

“Ojalá y el destino te haga caso”

            -Mateo. –Lo llamó su mamá.

“Hablamos luego, me tengo que ir.”

“Diviértete”

            - ¿Llevarás el tocador? –Le preguntó a su madre cuando se acercó a ella.

            -No lo llevaremos nosotros si eso te preocupa. –Le sonrió divertida a su hijo–. Lo llevarán a casa en la tarde.

 

“Ella”

Kara se asustó por un momento al notar que Mateo había estado sentado detrás de ella, le dio la espalda hacia donde había ido Mateo e intentó disimular su inquietud. Observó de reojo para ver si Mateo y su mamá se había ido, y fue un gran alivio notar que así fue.

            - ¿Por qué tienes esa cara? –Le preguntó Patty causándole un susto a Kara.

            -Eh, acabo de ver a Mateo. –Titubeó Kara.

            - ¿Qué te dijo? –Preguntó Patty preocupada al ver el rostro inquieto de Kara.

            -Nada, ni siquiera me notó. –Respondió Kara suavemente.

            - ¿Entonces de qué te preocupas? –Le reprochó–. Vamos, solo compremos las cosas rápido para irnos pronto a tu cueva. –Le tiró de la mano haciendo que se levante toscamente.

            -Si lo dices de ese modo suena muy feo. –Sonrió Kara olvidando así su inquietud.

Caminaban lado a lado hacia la zona de productos alimenticios.

            - ¿Por qué tienes que hacer las compras de tu casa? –Le preguntó a Kara a su amiga al ingresar a la zona.

            -Mi mamá solo hace las compras cada dos semanas y yo necesito estas cosas. –Levantó su pequeña lista de cosas que tenía que comprar.

            - ¿Qué es eso tan necesario? –Cuestionó Kara mientras le quitaba la lista de las manos y la leía–. ¿Galletas oreo? ¿Pringles? ¿Es en serio Patty? Es pura comida chatarra.

            - ¿Qué? Son los bocadillos que me acompañan mientras leo. –Patty cogió una cesta de compras del montón y se adentró en los pasillos. Kara rodeó los ojos y la siguió por detrás.

            - ¿Y qué libro estás leyendo ahora? –Preguntó Kara entregándole el pequeño papel con la lista de comida chatarra.

            -Un mundo feliz, de Aldous Huxley. –Respondió Patty emocionada. –Lo empecé hace dos días y voy a la mitad. Estoy enganchadísima, me encanta la sombría metáfora que hace sobre el futuro, deberías leerlo.

            -No soy fan de las novelas de ciencia ficción, soy más de leer drama y romance. –Kara tomó un paquete de galletas oreo y la puso en la cesta al mismo tiempor que Patty ponía una bolsa con doritos y tres snickers.

            -Eso es tan aburrido. –Se quejó Patty haciendo énfasis en “tan aburrido” con un pequeño bostezo fingido. Agarró dos tubos de papas pringles y las puso en su cesta.

            -Claro que no… Las historias de drama y romance nos enseñan a superarnos y no cometer errores.

            -Eso no es cierto, esas historias solo te destruyen emocionalmente y te dan un mal concepto de cómo sobrellevar una vida.




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