Desconocidos

Capítulo 7.

“Ella”

Kara bajaba las escaleras mientras se acomodaba el cabello con la palma de su mano derecha y sostenía la mochila con el hombro derecho. Tenía el semblante tranquilo, por primera vez en mucho tiempo, empezaba a sentirse demasiado bien y le gustaba sentirse así.

            -Buenos días papá. –Lo saludó con voz suave y una sonrisa. El hombre ya estaba en la mesa, degustando de su desayuno.

            -Buenos días cariño. –Le respondió el hombre sonriente con su taza de café levantada para darle un sorbo. El hombre vestía elegante, de traje y corbata, que le quedaba asombroso junto a su barba y bigote medio corto y perfectamente cuidad. –Siéntate, vamos a desayunar. –Le digo su papá luego de darle un sorbo a su café.

            -No voy a desayunar, papá. Desayunaré en Roosevelt. –Le respondió poniéndose de pie delante de él, separados por la gran mesa redonda con el desayuno servido. Dejó su mochila en una delas sillas–. ¿Por qué tan elegante? –Le preguntó divertida, pues no lo veía así demasiado seguido.

            -Tengo una reunión en una hora. –Le respondió su papá poniendo su taza de café de vuelta en el platito sobre la mesa–. Por cierto. Acaba de llegar el paquete con tus materiales. –Apuntó hacia la sala de estar, Kara volteó a verla enorme caja y se acercó a ella.

            -Wow, que rápido. Gracias papá. –Regresó de vuelta hacia su padre y le dio un beso en la mejilla. –Lo revisaré cuando regrese.

            -Está bien cariño. Pediré que lo suban a tu habitación.

            -Gracias papá. Te veo más tarde, te amo. –Kara tomó su mochila y la cargó en su hombro.

            -También te amo, hija mía. –Le respondió el hombre.

Kara pasó junto al paquete y sonrió divertida. Estaba ansiosa por abrir esa caja y empezar a usar todo lo que había pedido, cual niña desesperada por abrir su juguete nuevo en navidad. Subió al auto una vez fuera y saludó a Carlos. En el camino hacia Roosevelt, el sonido de un tintineo indicó en el teléfono de Kara que había recibido un mensaje, seguido de otros dos tintineos más. Kara abrió los mensajes, era Simón quien los había enviado.

“Hola preciosa”

“¿Cómo estás?”

“Espero estés sonriendo”

“Hola guapo”

“Estoy muy bien, gracias. Mucho mejor

ahora que me escribiste”

“¿Tú cómo estás?”

“Mmm… En parte bien y en parte no

tan bien”

“¿Por qué? ¿Qué pasó?”

“Hablé con mi papá”

“Dijo que ya no me dará más encargos,

pero ahora lo siento un poco alejado. Creo

que se enojó.”

“¿Será por la forma en que se lo

dijiste?”

“¿Qué le dijiste exactamente?”

“Solo le dije cómo me siento, en lo

agotado que me siente, y en lo mucho

que quiero divertirme con mis amigos y

mi novia”

“Pero no tiene caso hablar sobre eso”

“Mejor hablemos sobre ti”

“¿Sobre mí?”

“Pero si mi vida es muy aburrida”

“bebé…”

“Bueno, me llegaron los materiales que

pedí ayer y muero de emoción por regresar

a casa para abrirla y utilizar todo lo que pedí”

“¿Eso quieres decir que no nos veremos

hoy?”

“De verdad lo siento bebé, quiero

dibujar hoy, pero mañana podremos

vernos. ¿Sí?”

“Está bien, entonces hoy saldré con

mis amigos en la tarde”

“Bueno, bebé me tengo que ir porque

mis clases están por empezar”

“Si, de hecho, yo estoy por llegar a

Roosevelt. Te escribo luego bebé”

“Que tengas un buen día”

“Te quiero”

“Igual tú, te quiero”

Kara cogió su mochila, que la tenía a un lado y esperó a que el auto se detuviera por completo para bajar.

            -Gracias Carlos. –Se despidió con suavidad una vez bajada del auto. Ingresó a las instalaciones y se encaminó hacia el edificio de “High School” atravesando el campus. Cientos de alumnos de diferentes grados andaban por uno y otro lado, incluso por donde no debían. Los más pequeños corrían sin para. Los adolescentes saludaban a sus amigos en cuanto los veían, y había alguno que otro que estaba solo. Kara observó el cielo, despejado en la gran mayoría con alguna que otra nube.

            - ¡Kara! –Xiara se acercó desde atrás de ella.

            -Hola amiga. –Le respondió Kara sonriente y la saludó con un beso en la mejilla–. Oye, disculpa por lo que te dije ayer. No fue mi intención. –Se disculpó Kara, pues había sido impulsa por el enojo.

            -No pasa nada. Ya ni me acordaba. –Le respondió Xiara muy sonriente–. Vamos, caminemos juntas. –Xiara le dio un pequeño empujón con el hombro y empezaron a caminar–. Por cierto, ¿cómo va todo con Simón?

            -Bien…

 

“Él”

Mateo ingresaba junto a Héctor a las instalaciones cuando vio a Kara unos metros más adelante con su amiga Xiara. Involuntariamente, Mateo observó a Kara muy detenidamente de pie a cabeza, algo que no hacía muy seguido pues no era su estilo apreciar la belleza de una chica desde lejos, porque le gustaba decírselo a quien observaba. Mateo observó el cabello de cara, castaño largo y ondulado con algunos mechones de cabello más claros que otros. Llevaba una chaqueta rosa, pero no logró ver su blusa. Unos jeans claros y unos tenis blancos. Desde atrás, Kara se veían hermosa, teniendo en cuenta que no veía su rostro, Mateo estaba asombrado por cómo la veía.




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