Desconocidos

Capítulo 10.

“Él”

            -Entonces… -Héctor se sentó frente a Mateo en la biblioteca, que se encontraba leyendo, con la intención de intentar no pensar tanto en Kara.

            -Entonces, ¿qué? –Preguntó Mateo sin levantar la mirada del libro.

            - ¿Cómo que qué? Vamos, ¿qué pasó con Kara?

            -Nada, no pasó nada más allá de una conversación entre amigos. –Mateo negó con burla, intentando cerrar el tema.

            - ¡Come on! –Expresó Héctor–. En serio, huevón. ¿Qué pasó?

            -Solo conversamos un poco y comimos algo, luego fuimos interrumpidos por Simón, el novio de Kara. Dijo que el papá de Kara la estaba buscando, y se fueron.

            - ¿En serio? –Héctor levantó una ceja.

            -Sí, tal y como lo escuchas. –Mateo puso la marca páginas en su libro para no perder su progreso, y lo cerró. Se inclinó levemente hacia Héctor, bajando un poco la voz–. Y no sé, en cierto modo siento que fue una mala idea.

            - ¿Por qué lo dices? –Héctor se inclinó un poco hacia delante, manteniendo una actitud confundida.

            -Porque al final hice todo lo contrario a lo que había planeado.

            - ¿Puedes ser más claro? –Héctor levantó las manos hasta la altura de los hombros.

            -Lo admito, ¿okey? –Mateo apretó la mandíbula con fuerza–. Estoy enamorado de Kara.

            -Pero si eso ya lo sabíamos, solo que no lo admitías. –Respondió con una pizca de diversión, recostándose en su asiento.

            -Anyway, nada pasará entre nosotros. Ella está con Simón. –Habló Mateo con suavidad, haciéndose para atrás en su asiento, de forma resignada y frustrada.

            -Pero míralo por el lado positivo. Que tenga novio evita que te desvíes de lo que habías decidido a principios del año. –Héctor intentó animarlo, pues por más divertido que le pareciera, Mateo era su amigo, y no le gustaba verlo con los ánimos caídos. No era una actitud típica de Mateo, y se sentía extraño.

            -No matter, porque igual no dejaré de ser amigo de Kara por una confusión mía, sería muy obvio.

            -Sí, porque Mateo no puede ser visto como un chico débil. –Sonrió Héctor divertido.

            -Exacto. –Respondió Mateo enorgullecido–. Y bueno, cambiando de tema. ¿Dónde está Ángela?

            -No sé. –Respondió, cambiando totalmente su expresión a una más evasiva.

            - ¿Por qué? –Mateo sonrió divertido esperando la respuesta de su amigo, pero cuando estuvo por escucharla, logró ver a Kara por detrás de Héctor a lo lejos por la entrada, que le hacía señas a Mateo para llamar su atención.

            - ¿Qué pasa? –Preguntó Héctor volteando hacia atrás para ver qué era lo que observaba Mateo, y solo cuando vio a Kara fue cuando entendió. –Te está llamando, deberías ir a ver que quiere–. Le sugirió a Mateo, regresando a mirarlo.

            -Debería… -Contestó Mateo con voz perdida.

            - ¿Y qué esperas? ¡Ve! –Le dijo Héctor con voz de aleinto–. Solo es una chica, no te dejes intimidar.

            -Tienes razón. –Mateo se levantó confiado y encaminó hacia Kara.

 

“Ella”

            -Hola Mateo. –Le saludó Kara amablemente, se veía extrañamente nerviosa.

            -Hola Kara. –Respondió Mateo, relajado.

            - ¿Tienes un momento para hablar? –Señaló Kara hacia el campus.

            -Claro. –Dijo Mateo con suavidad, dando pie a caminar hacia el campus.

            -Por cierto, perdón por lo de ayer. No sabía que…

            -Ya para de disculparte. –Sonrió Mateo muy divertido–. ¿Y qué era lo que quería tu papá? –Mateo bajó las escaleras junto a Kara, lado a lado.

            -Problemas con su computadora. –Mintió Kara. –Pero no hablemos de eso, no tiene caso.

            - ¿Entonces de qué quieres hablar? –Preguntó Mateo acercándose a una de las bancas de madera oscura que se encontraba en el patio. Se sentó, y Kara lo siguió.

            -Es un poco difícil de explicarlo. –Kara no encontraba las palabras precisas para hablar con Mateo, pues no era su especialidad enfrentar los problemas de frente. Ni siquiera podía ver a Mateo directamente a los ojos como lo había hecho un día antes.

            -Solo dilo, sin pensarlo demasiado. –Sugirió Mateo muy sereno, ocultando sus nervios irracionales.

            -Somos amigos, ¿verdad? –Pronunció Kara luego de unos segundos de silencio.

            -Obvio. –Respondió Mateo, asumiendo lo que venía.

            -Qué bueno, lo recalco para que todo esté claro y no haya malentendidos. –Kara hizo su mayor esfuerzo para contenerse, y lo estaba logrando, pues mantenía una actitud serena.

            -Claro, te entiendo. –Respondió Mateo con un nudo en la garganta–. Está todo bien. –Sonrió para dejarle en claro que estaba bien, cuando en realidad no lo estaba.

            -Me alegra que esté todo claro. –Sonrió Kara más tranquila.

            -Sólo espero que esto de aclarar las cosas sea algo que surgió de ti, y por el bien de ti, y no por los celos del inseguro de tu novio. –Mateo se expresó con una actitud un poco más seria.

            -No. Bueno sí, en parte. –Titubeó Kara nerviosamente al estar expuesta a la verdad–. O sea, Simón si está un poco celoso, pero te digo esto porque siento que es lo mejor aclararlo, y no porque él me lo pidió. –Respondió Kara con rapidez por los nervios.

            -Tranquila, te entiendo. –La calmó Mateo, posando su mano sobre la rodilla de Kara, pero rápidamente la separó para evitar incomodidad–. Bueno, me tengo que ir porque debo hacer algo antes de regresar a clases. –Se levantó Mateo, hablando y señalando nerviosamente hacia el edificio.




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