Desconocidos

Capítulo 11.

“Ella”

Kara le había escrito cientos de mensajes a Simón, toda la noche, pero no había tenido ni una sola respuesta de su parte. Le había contado todo lo que pasó a su papá, en busca de un consejo y siendo su papá, lo hizo.

            -Si Simón te ama, y tú a él, encontrarán la forma de regresar. –Le había dicho su papá para consolarla.

Kara sabía que tenía razón, pero lo que no podía es esperar a que eso pase, aunque asumía que nunca iba a pasar. Caminaba hacia su salón pensando en lo estúpida que se sentía, tenía un pésimo ánimo, no había nada que le importara o que le cambiara el ánimo. A su mente venía el recuerdo de Simón sosteniendo el diario, observándola con completa decepción. Sentía ganas de llorar, pero no iba a dejar que los demás la vieran así de débil, por lo que mantenía una fingida actitud serena.

            -Kara, ¿cómo estás? –Se acercó Patty desde atrás, sujetándola del brazo con suavidad mientras avanzaban hacia su salón de clases–. Acabo de enterarme de que terminaste con Simón, ¿qué fue lo que pasó?

            - ¿Qué? ¿Cómo te enteraste? –Se detuvo Kara rápidamente, volteándose hacia su amiga, plantado fijamente su preocupada mirada en ella.

            -Xiara me lo contó ayer, pero no le creí hasta hoy, que escuché de casualidad a unos chicos que hablaban sobre ti. –Respondió Patty, un poco preocupada.

            - ¿Y cómo se enteró ella? ¿O esos chics? Si no se lo conté a nadie. –Kara mantenía su mirada preocupada.

            -No lo sé. Eso deberías preguntárselo a Xiara, y sobre los chicos, ya sabes cómo es el colegio. –Patty intentó calmar a su amiga, sin soltar su brazo–. Cuéntame, ¿qué fue lo que pasó? –Siguieron caminando.

            - ¿Recuerdas que te dije que mi papá me dio un diario? Pues ahí escribí todo lo que había pasado desde la llamada de Mateo, y cómo me sentía con él y Simón…

            - ¿No me digas que Simón lo leyó? –Se sorprendió Patty.

            -Sí, fue a mi casa para sorprenderme y acababa de escribir que me sentía mal por haberle dicho a Mateo que solo quiero ser su amiga, y que sigo sintiendo algo por él. Cuando fui a la cocina para poner unas flores en agua el leyó el diario, y cuando regresé a mi habitación él ya lo había leído todo… Me terminó…

            -Tranquila. –Patty se puso delante de ella y la abrazó consolándola.

            -Me siento horrible. Soy la peor persona del mundo… -Se lamentó Kara, aguantando las ganas intensas de llorar.

            -No, no digas eso. –Le susurró Patty mientras la abrazaba. –Tú no eres una mala persona, solo te confundes a veces. Y eso le pasa a cualquiera.

            - ¿Te molesta si no hablamos de eso en todo el día? Por favor. –Suplicó Kara al separarse un poco de su amiga.

            -Claro, lo que tú quieras. –Respondió Patty con suavidad, y caminaron hacia su salón.

 

“Él”

            - Me dirás que fue lo que te pasó ayer? Tenías una cara de espanto. –Héctor se burló levemente por si decía algo que no debía. Caminaban hacia la cafetería lado a lado.

            -Nada, ya no importa bro. Solo que estaba confundido y necesitaba pensar para aclararme las cosas. –Mateo explicaba moviendo las manos.

            - ¿Lo hiciste? –Preguntó Héctor con interés.

            -La verdad no. –Confesó, evitando su mirada–. Pero me esfuerzo por hacerlo, sobre todo porque no quiero inconvenientes en lo que ya planeé. –Habló, pero fue detenido por la mano de Héctor. Mateo observó a su amigo con intriga.

            -Ahí está tu confusión. –Dijo Héctor serenamente. Mateo volteó a ver, y a unos cuantos metros de ellos estaba Kara, de pie a mitad de los escalones del campus, apoyando los codos en las barandas de concreto, manteniendo una perdida mirada hacia el extenso campus. Tenía una cara un poco decaída y triste. – ¿Qué le hiciste o dijiste? ¿O estará mal porque te dijo algo que no debía?

            - ¿Qué hablas huevón? Seguro está así por su novio, o que se yo. –Respondió Mateo, sin dejar de mirar hacia Kara, con preocupación en su interior.

            - ¿Y qué esperas?

            - ¿Sobre qué?

            - ¿Cómo que sobre qué? –Le cuestionó Héctor, golpeándolo en el abdomen ligeramente con el codo–. Ve a hablar con ella, oe retrasado. –Lo empujó hacia Kara, sin dejarlo agregar algo más.

Mateo dio unos cuantos pasos muy torpemente, bajó unos cuantos escalones y siguió avanzando hacia Kara. Pensaba que era una mala idea para él, pero no quería que Kara se diera cuenta que le había afectado lo que le había dicho. Y así sin darse cuenta por tanto pensar, llegó hasta Kara. Ella estaba de espaldas hacia él, no podía verlo, y por lo concentrada que estaba en sus pensamientos ni siquiera lo sintió llegar.

            - ¿Por qué esa Kara triste? –Preguntó Mateo con un poco de diversión en su voz, con la intención de sacarle por lo menos una pequeña sonrisa. Kara volteó al momento, se sorprendió al ver a Mateo, pero no cambió mucho en su expresión.

            -Terminé con Simón. –Confesó ella con pena en su voz, evadiendo la mirada de Mateo, dejándolo sin palabras por la impresión. Para Mateo era una noticia que por un lado le alegraba, pero por otro le hacía sentir mal por Kara.

            - ¿Qué fue lo que pasó? ¿Fue por la salida que tuvimos el otro día? Porque puedo hablar con él para explicarle que solo somos amigos y nadas más. –Habló Mateo nerviosamente, con rapidez, en un intento de buscarle una solución por lo culpable que se sentía por un momento.

            -Mateo, tú me gustas, ¿okey? –Confesó Kara apretando la mandíbula con fuerza antes de mirarlo a los ojos. –Simón se enteró al leer mi diario, y me terminó. –Informó con un enorme nudo en la garganta.




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