“Ella”
La forma correcta en la que se debían resolver los problemas ante cualquier situación, no era algo que Kara tenía muy claro, pues su única y posible solución era huir y evadir, tragándose sus palabras y reprochando sus sentimientos con la única esperanza de que un día se desvanezcan por completo. Algo que sabía claramente que estaba mal, pero no podía hacer lo contrario pues sentía que no poseía el valor y la fuerza. Algo totalmente erróneo de su parte. El problema con Mateo lo veía más como algo que tenía que hacer para que él no sufra con ella, pues desde su erróneo punto de vista era débil y podía herir a los demás con sus problemas.
-Kara, ¿me estás prestando atención? –Le reprochó Patty mientras esperaban a su profesor de biología en el salón de clases. Kara divagaba en sus pensamientos, pensando en lo que se estaba convirtiendo su vida, y con el miedo de lo que será en el futuro.
-Eh, sí. –Respondió Kara titubeando al regresar de sus pensamientos.
-No es cierto. –Se compadeció de su amiga–. ¿Estabas pensando en Mateo? –Preguntó con voz suave.
-No. Mateo no es el único pensamiento que tengo, ¿sabes? –Le respondió a Patty con actitud a la defensiva–. Pensaba en que deberíamos salir hoy a divertirnos un poco.
-Me parece bien, ¿tienes algo planeado? –Preguntó con interés.
-No sé, pensaba en ir a ver el atardecer en el malecón de Miraflores. –Sugirió Kara.
- ¿Hasta Miraflores? Kara, desde La Molina nos saldrá caro el taxi.
-Claro que no, Carlos nos llevará y traerá de regreso sin ningún problema, tranquila.
-Bueno, pero sí sabes que el malecón está cerca de la casa de Mateo, ¿verdad?
- ¿En serio? –Se sorprendió Kara–. Bueno, no importa. No iremos a verlo a él. Además, dudo mucho que nos lo encontremos porque seguro estará en leyendo en su casa.
-Bueno, si tú no tienes problema, yo tampoco. –Confirmó Patty muy sonriente, levantándose de su asiento extendiendo sus brazos mientras se acercaba para abrazarla
-Te quiero, mi Pato. –Dijo Kara con suavidad y una sonrisa burlona al mismo tiempo mientras se abrazaba a Patty por debajo de sus brazos.
-Shhhh. –La calló rápidamente, esperándose un poco para poner su dedo índice sobre los labios de Kara–. Nadie debe escucharte decir eso. –Gruñó serenamente.
Kara sonrió divertida bajo el índice derecho de Patty, por la expresión preocupada de su amiga ante un apodo tan tierno como creía ella.
-También te quiero, pero si haces me dices así nuevamente en público te voy a ignorar por mucho tiempo. –Dijo Paty serenamente. Para Kara era divertido que su amiga se pusiera tan histérica con un apodo tan insignificante, pero lo respetaba y se lo demostró con una simple mirada y una suave sonrisa.
“Él”
Mateo esperaba a Héctor en una de las bancas del patio del colegio, observaba a su alrededor con tal de encontrar algo con qué distraerse, algo típico que hacía cuando estaba solo o esperaba a alguien. Se sentía calmado, pues para ese entonces ya habían pasado los exámenes de medio año y ya había enviado su solicitud a la universidad de Cambridge en Londres. Estaba contento, pero sobre todo calmado en lo que le llegaba la respuesta. Observaba alrededor sin buscar nada en específico, con actitud calmada y relajada, pero todo cambió cuando vio a Kara caminar a los lejos junto a Patty en dirección contraria a donde estaba él, y se fijó específicamente en aquella chica de la cual inconscientemente se había enamoró, aquella chica curvilínea de tez blanca y de cabello largo y ondulado de color castaño claro que se movía ligeramente a los lados a medida que caminaba, y todo lo veía como si estuviera en cámara lenta, pues su mente estaba jugando cruelmente con él. Mateo quedó por embobado por unos segundos y luego notó su ineptitud y se reprochó su actitud. Se odió por un momento, pero quiso odiarla más a ella por todo lo que le había hecho sentir, pero era imposible, no podía odiarla por más que quisiera o lo intentara. Se acomodó en su plano y duro asiento para enderezarse y sobre todo remover sus pensamientos.
- ¿Qué fue hermano? –Apareció Héctor tomando de la mano a Ángela.
-Hola solitario. –Saludó Ángela con diversión en su voz.
-Hasta que llegan, me sentía tan solo. –Ironizó Mateo levantándose de su asiento.
-Solo fueron cinco minutos. –Dijo Ángela, quejándose levemente.
-Déjalo, ya sabes cómo es. –Le dijo Héctor a Ángela, empezando a caminar por el campus.
-Por cierto, ¿cuál es ese regalo buenísimo que le vamos a dar a Alejandro? –Preguntó Mateo a Héctor, dirigiendo su mirada hacia él mientras caminaba, observándolo con un profundo interés e intriga porque no tenía ni la más mínima idea.
-No tengo ni la más mínima puta idea. –Confesó Héctor muy calmado.
-No jodas. –Gruñó Mateo. –Pensé que tenías algo planeado.
-Cálmate, ya idearemos algo, de todas formas, aún faltan seis días. –Héctor intentó calmarlo.
-Mateo, no te alteres, pero ahí viene Kara. –Le comentó Ángela disimuladamente, con un ligero toque de humor en su voz.
-No te me vas a desmayar, ¿verdad? –Se burló Héctor mirándolo un momento mientras Mateo observaba disimuladamente hacia delante.
-Calla imbécil. –Gruñó Mateo con suavidad e intentó calmar sus latidos excesivamente acelerados. Siguiendo caminando con la misma actitud que mantenía hace unos segundos mientras se disminuían los metros entre ellos y Kara junto a Patty. Mateo intentaba no verla a los ojos o cualquier parte de su cuerpo, a ninguna de las dos. No sabía si saludarlas o pasar de largo, pero sin darse cuenta ya se habían acercado muchísimo y pasó junto a Kara sin mirarla ni siquiera de reojo, como si fueran dos personas que jamás se habían visto y mucho menos hablado.
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Editado: 16.10.2021