CAPITULO 7
7
- ¡Buenos días!
- Llegas tarde ¿dónde estabas?- lo miro y esta recostado en el cabezal de su glamurosa cama, se ve cansado
- Estaba afuera, vi entrar la enfermera y supuse que debía esperar para entrar
- Podrías haber entrado ¿o ya te volvieron los modales?, Pensé que no tenías-sonríe
- Que gracioso- susurro con una mofa
- ¿Qué dices?
- Nada- camino y me siento en el sillón que está al lado de la cama, creo que allí estaba sentada la enfermera porque ese no es su puesto original
- Te escuche hablar ¿estaba contigo julio?
- Si- me remuevo en el sillón, tiene barba de dos días y el cabello despeinado y todavía lleva su pijama
- ¿Está usted bien?
- Tan mal me veo
- ¡Un poco!-sonrío
-se pasa la mano por el cabello y se lo peina un poco
- Creo que es un resfriado, ayer alguien no hizo su trabajo bien y no cerró la ventana de la habitación
–¡No recuerdo haberla cerrado!- pienso
- Ya estoy despedida ¿verdad?- tapo mi cara
Escucho risas y me gusta esa risa ronca
- Definitivamente no sé porque todavía te conservo Natacha ¡serás la causante de mi muerte!
- ¿Eso es bueno o malo?-sus ojos me miran con un brillo, tal vez alegre ¡no puedo descifrarlo!
- ¡Buenos días!-entra Gladis
- Por qué no te has levantado, ¿estás enfermo hijo?
- Quizás un resfriado abuela, pero estoy bien estar en esta casa todo el día últimamente solo me trae más enfermedades
- Ya pronto te quitaran el yeso hijo. Tienes que animarte y levantarte- ¡me entero! Ya le quitaran el yeso
- vamos entra Alberto- grita Gladis y entra Alberto cogiendo la silla de ruedas, me levanto y me salgo para no estorbar, pues llevarlo al baño y ayudarlo a vestir, es trabajo de Alberto
-camino en dirección a la cocina y veo como preparan el desayuno del señor gruñón, la señora que cocina solo me mira y asoma una leve sonrisa hacia mí para luego continuar en su trabajo
¡Cómo todo, es muy delicado a la hora de comer, veo a la señora colocar cada cosa en su plato pulcramente sin ninguna chorreadura, cada día…¡desde que llegue aquí!
- ¿Desayunara señorita?
- ¡Solo un bocado!- le sonrío
- Tome y coma bien, veo que come poco
- Mi estómago es pequeño
- Disculpe, pero así los demás no se lo digan todos creemos que usted es la única que puede hacer cambiar al señor, desde que usted llego se han notado cambios, ya el señor no grita, ni se molesta a menudo, hasta sonríe y digo que es por usted porque silenciosamente observamos cómo es usted, no se detiene a seguir sus reglas como lo hacemos nosotros y eso le ha demostrado a él que es mejor vivir la vida como se presente a una llena de perfecciones
- Yo no lo creo así….-me callo porque entra Alberto empujando la silla de Gerardo, ya se ve mucho mejor arreglado, aunque creo que me gusto la versión descuidada que vi hace rato
-levanto los pulgares hacia arriba y Gerardo me mira serio por un segundo y luego sonríe negando con su cabeza
…
- ¡Creo que necesito dormir!- froto mi cabeza y agarro un vaso de agua de la isla en la cocina
- ¡Duerme!-doy un salto y se me cae el vaso de las manos
- ¡Perdón!- miro los cristales en el piso y a Gerardo sonreír en la entrada de la cocina
-me agacho y trato de recoger los vidrios
- ¡Auch!
- ¡Eres bruta verdad!- Gerardo se acerca en su silla
- ¡No se acerque! se puede pinchar una de las ruedas de la silla
- ¿Ven tu entonces?
- No fue nada- sigo recogiendo los vidrios, aunque me duele mi dedo
- ¡No repito lo que digo!
-pongo los ojos en blanco y me levanto caminando hacia donde se encontraba el
-coge mi mano y mira mi dedo
- tienes que desinfectarlo
- ¡No es nada!- halo mi mano pero él no suelta su agarre
- Por más pequeño que sea el corte hay que desinfectarlo de todas maneras
- Allí hay un botiquín de primeros auxilios, alcánzalos
- Pero debo recoger mi desastre
- No fue del todo tu culpa, yo también ayude. Desinféctalo y ve a la cama- se va