CAPITULO 8
8
No entiendo porque se pasan tan pronto los fines de semanas y no los días que paso en esta casa
-saludo a todos los empleados y ellos me saludan con un gesto o con una media sonrisa ¿Por qué solo no hablan?
- Me encanta esa energía tuya, mira todos hacen todo maquinado y no hablan pero tú en cambio entras despampanante y animada!
- Esa soy yo señor- paso y le sigo el juego a julio, él lo hace para establecer conversación y no me puedo dar el lujo—voy tarde—
-me cambio como si usara una varita mágica y salgo corriendo arreglando mi cabello
-oye no recordaba que hoy no lo vería en sillas de ruedas
- Esta usted más alto que lo común
- ¿Le parece? Pues déjeme informarle que su sueldo va a estar más bajo que el de costumbre por sus llegadas tardes
-imbécil!-
- No es fácil llegar hasta aquí, los lunes hay un tráfico terrible
- Entonces llegue los domingos, no le pasare otro retraso señorita Arraiz
-¿qué? Y este que se cree… creo que adivine tiene un tremendo tamañote, le debo llegar por la barbilla sin mis tacones
- Hoy ya no tendrá que empujar mi silla, pero igual debe acompañarme donde voy por si la necesito
- ¡Ok!
- ¡Sí señor! Se oiría más educado ¿no cree?-frunce su seño y parece enojado, diría que se ve guapo con esa postura que adopto
-¡hoy no se ha levantado de muy buen humor!- lo sigo y al mismo tiempo admiro su cuerpo, se ve muy bien de pies, ¡estoy algo embelesa!
- ¡Paremos aquí!- se sienta y miro a mis alrededores hoy hemos llegado mucho más lejos que de costumbre, estamos en la parte donde se encuentran los árboles inmensos, el sotobosque a lo lejos está poblado de jancitos y tulipanes-es una vista que llena mi alma, ¡pronto veré el espectacular escenario que presentan los cerezos al florecer!
- Siéntese ¿o se va a quedar parada ahí?- me saca de mi sueño maravillo-
- ¡Creí que me iba a tutear!-
- ¿Cómo está su dedo? –señala mi mano
- Umm, bien-se lo muestro y él agarra mi mano-no lo debió hacer- eso ocasiona que se me erice mi cuerpo
-mira mis ojos y se acerca
- Debes portarte bien y no aceptar ninguna cita con mi primo, de lo contrario no séqué pasara
-me da un castro beso y se levanta- ¿que ha sido eso?- estoy en shock
-lo miro y me levanto atontada, su rostro no me dice nada, como siempre carece de expresiones solo sabe presentar enojo
- No debe acercarse hasta allá, le puede picar otra abeja, habrá todo un enjambre recolectando néctar ya sabe que es alérgica a su picadura
-¡ja! Y ahora me dice que tengo que hacer, quien se cree de seguro Alberto le fue con el chisme de mi estado de salud ese día
- ¿Si me está escuchando?
- ¡Sí!-ahora ya estoy molesta y agradezco eso porque odio sentirme como hace rato
- No sé cómo le puede gustar la primavera
- Me encanta la primavera y por unas abejas no me va a dejar de gustar-se detiene y me mira
- Ya le dije que tiene prohibido acercarse a ese lado del jardín
- En todo el jardín hay abejas, recuerde que estaba cerca de aquí cuando me pico la abeja
- Entonces tiene prohibido salir a cualquier parte del jardín
-¡Me dan! ¿Qué le pasa?
- Que me allá picado una ese día, no significa que me vayan a picar cada día que este aquí, me disculpa pero esa orden no la voy a cumplir. Odio estar encerrada y privarme de todo esto es enterrarme viva
-camino rápido, él solo se queda viéndome ir-
- Creo que alguien está muy cabreada primo- escucho a julio a lo lejos riendo
- ¡Cállate!- responde Gerardo de mal humor
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