Descubriendo a Marte

Capítulo diecisiete|| Parte II

 

Las cosas están mejorando, al menos logro controlar un poco mis emociones.

Aunque las situaciones a mi alrededor no me ayudan del todo. La escuela es inhumana, la cantidad de tareas y deberes que nos dejan es atroz. No puedo enfocarme en las solicitudes de universidad porque las materias me tienen saturada. Literalmente siento que me hacen elegir entre aprobar mi último año escolar o entrar a alguna universidad.

Tengo que enviar diez solicitudes de universidad como mínimo para asegurar el ingreso a una y no quedarme sin nada. Y lo peor es que si en estos momentos me doy un descanso, lo pierdo todo. Ya no hay tiempo para descansar.

En las últimas semanas, la biblioteca es mi refugio. Ya no veo mucho a mis amigas y eso me entristece un poco. Hablamos por nuestro chat grupal y, a veces, hacemos videollamadas, pero ellas solo me ven haciendo ejercicios de matemáticas.

Ahora solo me quedan quince minutos de mi receso para poder terminar de leer todo un tema completo y así estar preparada para las preguntas o algún examen sorpresa, que últimamente se dan muy seguido.

-Hola.- No he visto a Paula desde la última vez... que nos besamos en mi sala. Tampoco hemos hablado por ningún medio sobre eso. Y cada día que pasa me da vergüenza tocar el tema, o tal vez solo es miedo a la respuesta.

-Hola.- Respondo.

-¿Quieres que te ayude?

-No, no te preocupes. Tengo controlada Biología.

-Ah, así que aquí has estado escondida.

-No estaba escondiéndome. -Sí estoy escondiéndome.

Paula acaricia mi mano y quiero alejarla, pero obviamente mi cuerpo no reacciona a lo que mi cabeza le pide.

-Sabes que podemos estudiar después de clases, puedo ayudarte. Solo pídemelo.

-Yo puedo hacerlo sola.- Logro apartar mi mano de la suya. Tal vez es el estrés, pero me enoja que no me crea capaz de aprender por mí sola.

Ella es uno de los primeros puestos de toda mi promoción. Siempre parece estar tan relajada y sin una gota de estrés, en cambio, yo me esfuerzo tanto para ocupar un mísero tercer puesto.

-No quería que te lo tomaras así.

-Lo sé, pero de verdad puedo hacerlo sola.- Trato de no sonar a la defensiva.

-Está bien.- Paula se acomoda en su asiento.-¿Puedo quedarme aquí?

-Si quieres.

-Si quiero, gracias.

Paula se queda en silencio y se recuesta en la mesa con los brazos cruzados. Pasan diez minutos y ella sigue en la misma posición sin hacer un solo sonido ni movimiento. Parece una estatua, y aunque no está haciendo absolutamente nada, su sola presencia me distrae. Sí, estoy en la misma página desde hace diez minutos.

La campana suena culminando el receso. Recojo todas mis cosas para meterlas en mi mochila. Y de la nada siento el impacto de unos labios sobre los míos.

-Es que no quería hacerlo mientras estudiabas.- Estoy paralizada.

-Está bien, gracias, supongo.- Empiezo a sonrojarme, como de costumbre. Esta situación me está poniendo nerviosa, necesitamos hablar urgentemente.

Pero ella sostiene mis mejillas.

-Ya sé, hablemos de esto cuando no estés tan estresada, no quiero que esto sea algo más, por lo cual te sientas saturada.

No supe qué decir, porque si es cierto que este tema sería una carga más para mí, ya lo está siendo. Si ella siente lo mismo que yo, sería algo bueno, pero eso me haría cuestionarme: ¿y ahora qué? Y si me dice que esto no es algo serio y me rechaza, entonces estaría sobrellevando una decepción más. Los dos caminos llevaban a más complicaciones en mi vida.

Nos dirigimos a clases y caminamos juntas por el pasillo, los dedos de Paula rozan con mi mano y sonreímos con complicidad. Puede ser todo lo complicado de la vida, pero me gusta tener algo que solo ella y yo tenemos, algo solo nuestro.

Estamos por entrar a clases cuando un mensaje de una cuenta de Instagram me llega.

"Resultaste ser una tortilla quemada, pobre Jota."

Este mensaje viene con una foto adjuntada de Paula y yo besándonos en la biblioteca.

Automáticamente, me encuentro corriendo hacia la biblioteca con la esperanza de que la persona que acaba de tomar esa foto esté parada justo ahí, pero no.

-¿Qué pasa?- Paula había corrido detrás de mí.

Intento ubicar el lugar exacto donde fue tomada la foto. «¿En qué momento pasó esto?» Empiezo a recordar a cada persona que vi hace menos de un minuto, pero no recuerdo ni un solo rostro.

-Marte, ¿qué pasa?- No puedo hablar, así que le doy mi celular.

-¿Pero qué mierda?- De pronto llega otro mensaje.

"Cambio foto por foto"

-¿Por qué foto quiere cambiarlas?- Paula abre los ojos.- ¿Quiere nudes?

-No lo sé, pero necesito saber quien es.

-Es la misma cuenta que subió tu video con Ben.

-¿Qué? No puede ser.- Efectivamente es "Confesiones Lincoln", la misma cuenta que grabó y publicó el video de Ben y yo besándonos.

-Ah, no. A mí ningún adolescente promedio me va a venir amenazar usando jergas con connotaciones homofóbicas.

Necesito saber quién está haciendo esto, así que le respondo: "¿Qué clase de foto quieres?"

No pasaron ni diez segundos y me contesta: "Dame cualquier foto comprometedora de cualquiera de tus amigos y no publico tu foto."

-¿Foto comprometedora? ¿Qué mierda es una foto comprometedora?

-No tengo idea, pero me estoy poniendo nerviosa.- La cabeza comienza a dolerme y las punzadas en el pecho vuelven.

No quiero que nadie se entere de lo de Paula y yo, porque de por sí ya es complicado y esto lo haría aún más difícil. Tal vez... sí, siento que estoy en el closet porque ni yo misma sé muy bien lo que está pasando en mi vida. Quiero ser yo la primera en descubrirme antes de que los demás me etiqueten. No quiero que nadie se meta en mi vida, ¿por qué me están haciendo esto? ¿Qué hice aquí para causar tanto daño?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.