Descubriendo a Marte

Capítulo diecinueve

 

Les pedí tiempo a mis amigas para poder asimilar toda la información que descubrimos hace unos días.

Samuel es la persona que me estaba molestando desde hace meses a través de una cuenta. Él es "confesiones Lincoln"

Mi mejor amigo me estaba haciendo daño.

Pero toda esta novela está llena de incongruencias. Alguien más debe estar detrás de todo esto.

Marjorie y Majo me habían contado que esta cuenta está activa desde hace tres años. Y Samuel recién entró este año a esta escuela. Y la cuenta viene molestando a mis amigas desde que empezó, y se supone que Samuel aún no las conocía. Entonces no podía ser él.

Mis amigas quieren ir a encararlo de una vez, pero les pedí que no lo hicieran, ya que lo haría yo. Por eso me tomé unos días para poder tener la valentía de encarar a mi mejor amigo.

Pienso en todas las circunstancias en las que pudo haber estado para tomar esta decisión. Pero una parte de mí me pide que no me ilusione más. Debo estar preparada para todo tipo de escenario.

No me habla desde que lo vi llorar en las escaleras. Ignora mis mensajes y apenas me saluda. ¿Será que es por culpa?

¿Hay alguna pequeña posibilidad en la que Samuel, todo este tiempo, me odiara y siempre quiso hacerme daño?

Miro las cosas en retrospectiva, y recuerdos aparecen en mi cabeza en cámara lenta. Este año él había cambiado muchísimo, había dejado de ser ese chico noble y sensible, él que estaba para todos en cualquier momento. Ahora es una persona fría y alejada, ya casi no nos cuenta nada de lo que sucede en su vida.

Necesito preguntarle qué está pasando.

Pero desde que nos enteramos de todo esto no lo he visto por la escuela. Y él no responde a ningún mensaje. Así que no me queda de otra que preguntarle a Jota si sabe algo de él.

Lo veo en la cafetería comiendo solo, no hay mucha gente porque recién apenas sonó la campana, pero él siempre es el primero en llegar cuando se trata de comida. Y no le importa comer solo, ya que solo le interesa la pizza y el budín que están en su mesa.

-Hola.- mi voz tiembla porque aún tengo miedo de hablarle.

-Hola.- Me responde algo tímido, deja de lado la pizza y se acomoda en su asiento. Eso es bueno porque me quiere escuchar.

-¿Cómo estás?- Y bueno... más inteligente no pudo ser mi pregunta.

-Estoy bien y tú, ¿cómo estás? .- Y ahí pude ver una media sonrisa que hace un mes se había esfumado. Siento un pinchazo en mi corazón.

-Bien.- Me puse nerviosa, no quiero arruinarlo.

-Entonces... ¿Quieres sentarte? ¿No comerás nada? - Me entraron ganas de llorar porque por un momento está regresando todo a la normalidad, pero tengo tanto miedo de disfrutarlo porque sé que no durará. Siempre pasa algo.

-Hoy traje un sándwich.- Solo es un pan con mantequilla porque me desperté tarde. Este mes tuve que cancelar el menú de la escuela, porque hemos estado muy apretados económicamente en casa, así que mis comidas me las preparo yo y así podemos ahorrar algo de dinero.

Jota mira mi sándwich con cara de horror, pero intenta disimularlo.

-¿Quieres cambiar? - ¿Jota cambiándome una pizza por un pan con mantequilla? ¿Acaso está es la pizza de la Paz y obtendría su perdón por fin?

-No, no te preocupes. - Él destapa su pudín y me lo da para que no tenga opción a regresarlo. Le doy un Gracias con una sonrisa, y él me la devuelve. Todo se siente como antes.

-Mis pudines siempre van a ser para ti. - Quiero llorar.

Comencé a comer mi sándwich, pero me siento muy nerviosa. Jota me pone así. Me pongo roja por la manera en que me mira y sonríe.

-Extrañaba ver tus mejillas como dos tomatitos.- Me atoro con mi sándwich, no esperaba que él me dijera eso.

No sé qué responder y él lo sabe, solo ríe y yo intento tragar el trozo que está atorado en mi garganta.

Estamos unos segundos en silencio, mientras intento masticar. Jota termina de comer y se sacude el cabello.

«Por favor no... el cabello, no... no muevas tu cabello.»

Se limpia las manos, para luego meter sus dedos entre su cabello, agarra un mechón y comienza a jugar con él. En este momento acabo de fallecer.

En cualquier momento uno de sus mechones va a agarrar mi cuello y estamparme contra la pared para luego to-

«¡Marte!»

Tomo un poco de agua rápidamente para apagar lo que sea que se incendió dentro mío.

-Necesito hacerte una pregunta.- Lo veo tensarse a sí que rápidamente continuo.- no es sobre nosotros.

-Está bien, dímelo.

-¿Sabes algo de Samuel? No me responde hace días.

Jota se relaja en su asiento, al parecer todavía no es tiempo de hablar sobre nosotros, ya que parece aliviado de que esté preguntando por Samuel.

-Tiene influencia, y ha estado con fiebre. Así que su mamá no quiere que contagie ni se ponga peor en la escuela. Lo tiene vigilado y cuidándolo todo el día.

-Oh, no sabía ¿pero lo has visto tan mal?-

-No, solo nos comunicamos por celular porque no puedo ir a verlo hasta que se recupere del todo.

Es algo sospechoso que justo después de descubrir que él es él que nos amenazaba, se enferma de influencia. ¿Aunque cómo sabría que lo descubrimos?

Le agradezco a Jota y automáticamente envio un mensaje a mis amigas para actualizarles la información que me acabo de enterar.

Acabaré con esto de una vez. Iré a la casa de Samuel y lo confrontaré cara a cara.

Paula y Marjorie tienen los puños apretados desde hace horas. Ellas quieren ir por la cabeza de Samuel. Paula estuvo a punto de acusarlo con la directora, pero le rogué que no lo hiciera hasta que yo pueda hablar con él.

No puedo concentrarme en las clases por lo nerviosa que estoy, me dolía la cabeza y me latía el corazón cada vez que avanzaban las horas. Una parte de mí no quiere que suene la última campana y esconderse de todo esto, pero la otra parte de mí estaba llena de rabia y cólera y quería saber la verdad contada por boca de Samuel.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.