Descubriendo a Marte

Capítulo diecinueve || Parte 3

ADVERTENCIA:

Este capítulo contiene escenas explícitas de abuso doméstico. Así que les pido de todo corazón que lo lean con mucho cuidado. Si este tema es demasiado delicado para ustedes pueden buscar las dos estrellas (☆☆) y saltarse hasta ahí. En un diálogo de Marte, ella cuenta un resumen de todo lo que pasa, así que no perderán el hilo de la historia por no leer esas escenas explícitas. 

 

¿Qué puede pasar? ¿Qué nos descubran y llamen a la policía y eso nos causaría antecedentes policiales y jamás podríamos entrar a una universidad?

Empiezo a reconsiderar todo esto.

Mientras hago una lista mental de todos los contras de la decisión delincuencial que acabo de tomar, ya nos encontramos al frente de la casa de Ben Brown.

Ya son las seis de la tarde, pero el sol se está aferrando a no irse y la luz que me cae directamente a la cara era tan cegadora que comienzo a ver manchas.

O tal vez son manchas que el universo me da como señal para no continuar con esta locura. Es una buena estrategia cegarme por el sol.

-Tal vez no sea buena idea, ni siquiera puedo ver bien.

-Bueno, arriba están tus lentes amarillos favoritos y te los puedes poner.

-Qué gracioso estás, dadas las circunstancias que nos han traído hasta aquí.

Samuel camina hacia la entrada y se acerca hacia una pequeña maceta que está al costado de la puerta. Mete su mano para buscar algo, retira un poco de tierra y saca una llave. «Pero que predecible escondite. En serio, la gente aquí confía demasiado en los habitantes de esta ciudad.»

-Abortemos el plan, me arrepiento. Mejor me cambio de colegio ahora.

-¿Quieres que nos regresemos?

Vacilo por un rato, una parte de mí si quiere, pero la idea de allanar una casa no convence del todo a mi parte con un céntimo de criterio.

No quiero salir del closet de esta manera, y menos sin poder hablar antes con Jota. Nuestra relación había terminado a causa de malentendidos y necesitaba aclararlo todo de una vez. Si iba a ser sentenciada de esta manera, quiero que Jota lo supiera por mí que por una red social.

-¡Ahora o nunca!-

Un brote de energía se apodera de mí e intento torpemente agarrar la llave que tiene en sus manos Samuel. Él retrocede por reflejo y se tropieza con un escalón. La llave vuela y cae debajo de una rendija que hay en el suelo de madera de la entrada.

Se fue todo a la mierda.

-Supongo que es una señal.- Dice Samuel

Me tiro al suelo intentando arrancar el piso de madera, pero es imposible, causaría un desastre y terminaría por ir a la cárcel por destruir propiedad privada.

-Marte, detente.

-No quiero que suceda de esta forma, no quiero que Ben tome decisiones que solo me compete a mí. Ya no más.- Mi corazón late fuertemente y me dan ganas de vomitar.

Me siento en la entrada y respiro profundamente, pero no está funcionando y eso me hace entrar en pánico.

-¿Qué hago? ¿Estás bien?- Se pone nervioso.- Dime que hago

-Si... Estoy... bien...- Trato de alejar de mí la sensación que me abruma, pero es difícil, cada vez es más difícil.

-¡Mira!- Señala hacia arriba.- El idiota dejo la ventana abierta.

Una sensación de alivio me invade. Las ventanas son lo mío, aún hay esperanzas de sacar esa laptop y destruirla.

Me quedo por unos segundos sentada hasta que mi corazón vuelve a la normalidad.

-Sígueme, soy una experta en esto.- Digo con un poco de jadeo.

La adrenalina vuelve apoderarse de mí, pero eso no evita que me tiemblen un poco las manos, lo cual hace que se me complique el poder trepar bien.

La gente de esta ciudad debe dejar de plantar árboles tan cerca a sus ventanas. En esta ciudad se puede ejercer exitosamente la carrera delincuencial.

La ventana de Ben es algo pequeña y Samuel tiene que impulsarme para que pueda pasar por ahí.

Entramos al lugar más deprimente de la historia. Las paredes son blancas y las cortinas grises. Hay una cama pequeña con una almohada diminuta, un armario y un escritorio que tiene un par de hojas tiradas, no hay rastros de más, ni un libro, obviamente Ben Brown jamás ha tocado ni un libro.

-¿Cuántas veces has venido aquí?

-Solo una, siempre estábamos en casa porque papá llegaba tarde del trabajo.- Samuel camina hacia el escritorio y abre el último cajón.- Ojalá todo siga en el mismo lugar.

-Bueno, esto fue fácil.- Ahí está la bendita laptop.

Samuel la prende.

-¿Y la contraseña?- Pregunto

Samuel teclea rápidamente y la laptop se desbloquea.

-¿Cuál era?

-No te lo diré.

-¿Por qué no?- Samuel abre unas cuantas carpetas y puedo ver mi foto con Paula.

-¡Bórrala ahora!

-Ya la borré, pero necesitamos eliminar todo lo demás que involucre a cualquier estudiante de Lincoln.

Habíamos quedado en el camino que lo mejor es robar la laptop para así poder analizar todo lo que contenga y no dejar nada con que Ben Brown pueda causar mas daño.

Todo esto ha resultado tan fácil que me decepciono un poco, porque esperaba una dosis de acción.

Samuel agarra la laptop y nos dirigimos hacia la ventana, pero retrocede bruscamente haciéndome caer.

-¿Qué pasó?- Me tapo la boca, apenas escucho las cadenas de una bicicleta.

Samuel se asoma con cautela por la ventana.

-Llego, va a subir.

«Dios perdóname por decir que todo era tan fácil. Soy una tarada.»

El miedo se apodera de mí, ¿qué vamos a hacer? Tirar la laptop por la ventana y que se rompa, eso solucionaría un problema, pero de todas formas Ben nos descubrirá y llamaría a la policía y seríamos acusados por hurto y allanamiento.

Samuel no me deja pensar más porque me arrastra hacia el armario. Apenas cerramos la puerta del armario justo en el momento exacto en que Ben abre la puerta de su habitación.




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