Descubriendo a Marte

Capítulo veinte

 

Los brazos de Paula caen sobre mí y me envuelven en un abrazo.

-Tu mamá nos llamó para preguntar dónde estabas, y le dije que habías ido a la casa de Samuel. Fuimos allí y no había nadie, la madre de Samuel tampoco sabía nada de ustedes. ¿Por qué no respondes tu teléfono?- Paula se aleja de mí, finalmente dejándome respirar.

Jota corre hacia Samuel para abrazarlo.

-Pero hermano, ¿qué diablos pasó? ¿Quién te hizo eso?- Samuel y yo nos miramos.-¿Quién te hizo eso?- Examina con cuidado las heridas en su cara y brazos.

-Es una historia muy larga.

-¡Marte!

-Lo siento, mamá.- Corro hacia ella y me refugio en sus brazos. Solo la necesito a ella.

- Mamá, perdóname, por favor.- No puedo mirarla a los ojos, me escondo como una niña. Quiero sentir su protección y creer que ella no me hará daño.

-¡Dios mío, Marte! Ya no sabía qué hacer. Llamé emergecias.- Se disculpa con los policías que se están retirando de la casa.

Ella no me suelta y las lágrimas fluyen sin control, empapando su suéter, pero no le importa y sigue abrazándome.

-Chicos, gracias por venir y ayudarme, pero es mejor que se vayan a sus casas. Ya es tarde.- Jota y Paula asienten en silencio. -Samuel, quédate aquí a dormir. Tu madre está de guardia. Le avisaré que estás bien.

Paula y Jota se despiden, pero yo sigo sin moverme ni soltarme de mamá. Me siento pequeña en estos momentos.

-Voy a refrescarme un poco.- Dice Samuel.

Nos quedamos solas y sé que es hora de hablar.

-Marte, sabes que siempre tienes que llamar. ¿Por qué hiciste esto?

-Mamá, ya no puedo más.- Siento la opresión en el pecho que llega con fuerza. -Ya no quiero sentirme así, todo se está saliendo de control.

-¿Qué es lo que te está sucediendo?

La carga completa de emociones aterriza en mi pecho y lo oprime, quitándome el aire.

-No puedo respirar.

-¿Qué pasa? ¿Qué sientes?

-Me duele el pecho, mamá.- Apenas puedo hablar.

Mamá corre por un vaso de agua y una bolsa de papel.

-Toma esto y respira por favor. - Coloca la bolsa de papel delante de mi boca e inhalo y exhalo. Eso ayuda a estabilizar mis pulmones.

-¿Cuántas veces ha pasado esto últimamente?

-Como mínimo, una vez al día.- La sorpresa y la angustia en su cara me hacen sentir culpable.

-¿Por qué no me lo dijiste? Marte, estás sufriendo ataques de pánico.

Puedo ver cómo mamá se esfuerza por contener las lágrimas.

-Todo es mi culpa, ¿cómo no pude verlo? El cambio de colegio debió ser muy fuerte, la universidad y la sobre exigencia que te estás dando a ti misma.- Se tapa la boca con su mano, siempre hace eso para evitar llorar.- Marte, perdóname.

-Mamá, no es tu culpa. Yo tenía intención de decírtelo, pero trabajas tanto por mí y llegas tan cansada que no quise sumarte más problemas. Perdóname tú, mamá, por no ser perfecta.- Agarra mis manos y me mira fijamente.

-Nunca vuelvas a decir eso. Todo lo que tenga que ver contigo me interesa y me importa. Jamás me sumará ningún problema hablar contigo.- Me abraza.

Mi cabeza está a punto de explotar, tengo tantas cosas que decirle. Tengo tantos sentimientos que expresar, pero me cuesta tanto. No estoy acostumbrada a ser tan abierta con lo que siento, pero llegué a un punto en que ya no puedo cargar con todo este peso sola. Necesito ayuda.

-Mamá, te juro que ya no puedo más. Hoy pasé por algo terriblemente cruel. Sabía que el mundo no era bueno, pero no sabía hasta qué punto. Mamá, no sé si estoy lista para afrontar el mundo yo sola.

-Marte, eres una persona buena e inocente. Me duele que el mundo te haya afectado de esta manera, pero lamentablemente así es la vida y hay que aprender a enfrentarla a nuestro modo y ritmo.

Le conté a mamá lo que había pasado desde que fui a la casa de Samuel. La mamá de él y la mía trabajan juntas, y una vez mi mamá sospechó de un posible abuso doméstico. Intentó preguntar, pero ella evadía el tema y mi mamá no quería incomodarla.

Mi mamá comprendió que de cierta manera la madre de Samuel estaba protegiendo a su familia o simplemente no sabía cómo enfrentar el problema. No hay un manual detallado sobre cómo sentirse y actuar ante estas situaciones, lo mejor es no juzgar a las víctimas ya que los procesos son distintos para cada uno.

También le conté sobre la experiencia en la casa de Ben, le conté cada detalle. Quería que lo supiera todo. Ella no podía creer que yo me haya expuesto de esa manera, y se disculpó todo el tiempo. Eso me rompió el corazón, no quería que pensara que necesitaba ganar mi confianza, ya la tenía. Solo intentaba protegerla y evitar que se angustie por mis problemas e intenté solucionarlos por mi cuenta, pero las cosas se me escaparon de las manos.

-Marte, juntas superaremos esto, pero no solas. Mañana buscaremos ayuda y asistiremos a terapia para controlar tus ataques de pánico. También evaluaremos opciones de distintas universidades y haremos todo lo posible para que te sientas mejor.

Por primera vez, tengo muchas ganas de hablarle sobre Paula y lo que ha causado en mi vida. Necesitaba contarle algo muy importante para mí y ya no siento miedo de hacerlo.

-Mamá, hay algo más.

-Cuéntame todo.

-He estado pasando por un proceso de autoconocimiento y descubrí algo importante para mí.

-¿Qué es lo que descubriste, Marte?

-Mamá, me gustan las chicas. - Mi garganta se seca y los nervios me atacan. Ella es la única persona importante a quien quiero contarle todo esto. Y por fin lo logré, pero no puedo evitar derrumbarme. No es tristeza, es una especie de liberación. Supongo que así se siente salir del closet.- Pero también me gustan los chicos, sigo queriendo a Jota y sigue gustándome.

Ella me seca las lágrimas y me abraza de nuevo.

-Marte, te amo muchísimo, y si mi corazón se está rompiendo ahora es solo por pensar en la posibilidad de que hayas sentido soledad y miedo en este proceso. Soy tu madre y debo ayudarte a superar todo esto.




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