Alara tenía el privilegio de dormir en una cama, ya que su novio era el capitán de la nave y Cóndor Dorado solo tenía un par de habitáculos. Su mente fue a un lugar que no quería y se distrajo con Shin, que salía de la ducha con solo una toalla atada en su cintura. Este sonrió al sentir sus ojos sobre él.
“¿Qué pasa, preciosa?” Preguntó mientras se vestía frente a ella. “¿Quieres que suba el termostato?”
“Me gusta espiarte cuando te vistes…” Dijo con su roja cara.
Alara podía sentir la sangre en sus mejillas.
“Por eso me visto con cuidado.” Dijo divertido Shin mientras terminaba de secarse la cabeza.
Alara estaba hipnotizada con su cuerpo.
“Mirabella tenía razón, estoy pensando con mi vagina.” Dijo pensante Alara. “Eres difícil de resistir, es como que me hipnotizan tus… caderas.”
Shin solo se había puesto su ropa interior.
“¿Cómo crees que me siento?” Preguntó divertido mientras se sentaba a su lado. “Esto de ser un caballero es difícil.”
Alara se lanzó a sus brazos para empujarlo hacia abajo.
“¿De verdad?” Preguntó divertida. “Tal vez tendría que prestarle atención a estas cosas…”
Shin se sentó para atraparla entre sus brazos mientras se perdía en su perfume y el calor de su cuerpo.
“Puede ser, preciosa… Yo… tengo mucha pasión para darte, pero no quiero abrumarte con mis… deseos.” Dijo divertido Shin mientras la manoseaba un poco. “Creo que voy a corromperte un poco.”
“Ah, eres el padawan malo…” Dijo jocosa Alara.
“Aprendí de mi maestra.” Dijo sonriente Shin.
Alara no podía resistirse a esa sonrisa.
“¿Por qué finges tu sonrisa todo el día?” Preguntó sin cuidado mientras apretaba su cara. “Esta es la verdadera…”
“No sé… Hay una frase que escuché en Kaas. El primer paso para serlo es aparentarlo…” Dijo pensante Shin.
“¿Qué estás fingiendo? ¿No eres feliz…?” Dijo pensante Alara.
“Cuando te tengo a mi lado soy el hombre más feliz de la galaxia, Alara…” Interrumpió sonriente. “Pero quiero ser el hombre que necesitas y no depender de tu… aroma para…”
“No voy a irme a ningún lado, Shin.” Dijo con cuidado Alara. “Yo sé que duele, pero solo tienes que pensar en mí si no estoy a tu lado. Siempre estaré desando tenerte cerca, puedes estar seguro de ello.”
Shin tenía tristeza en los ojos.
“¿Cómo puedes amarme, Alara?” Dijo mientras lloraba. “Soy un…”
Alara interrumpió sus palabras con beso que solo fue el primer paso de su noche.
Alara despertó para encontrarse sola en su habitación, Shin no estaba por ningún lado y sintió que algo estaba mal. Por alguna razón estaba vestida y cuando pestaño se encontró en una caverna. Se puso de pie en un oscuro lago, negro como las sombras que la rodeaban. Dio un paso para encontrarse con una sonrisa en la oscuridad. Shin estaba frente a ella y por alguna razón estaba sintiendo que era una despedida. Desesperada, corrió para verlo caer en el agua, perdiéndose en las sombras. Intentó alcanzarlo, pero la superficie del agua simplemente era indestructible. Pestañó para despertarse y sentir el cuerpo de Shin detrás de ella. Estaba atrapada entre sus brazos y su mentón estaba acariciando su cabeza. No se había ido a ningún lado. Se giró con mucho cuidado para mirarlo con detenimiento, no sabía porque estaba encantada de verlo dormir. Sus pensamientos fueron interrumpidos por unos golpes en la puerta. Alara se puso la túnica de Shin para tocar el botón, detrás estaba Artrisa.
“Maestra, estamos por salir del hipervuelo y Vitti dice que desayunamos en unos momentos.” Dijo con prestancia.
La chiss tenía sus ojos sobre su desnudo novio. Celosa, usó su telequinesis para taparlo.
“Lo siento…” Dijo con seriedad.
“Fue mi culpa, no me acostumbro a tenerlo en mi cama…” Dijo apenada Alara. “Ahora lo despierto.”
La puerta cayó entre ellas mientras pensaba en sus celos, terminó sentada sobre él acariciando su cabeza. Su novio se despertó lentamente y se quedó mirándola con cuidado.
“Buenos días…” Dijo apenada. “¿Qué miras?”
“A la criatura más hermosa de la galaxia, preciosa.” Dijo sonriente Shin. “Así te imaginaba en mis sueños… Con la túnica suelta y tu piel desnuda bajo ella.”
Alara se sonrojó al instante.
“No digas esas cosas ahora…” Dijo avergonzada Alara. “Nos están esperando.”
“No puedo contenerme con esta vista, Alara…” Dijo Shin mientras se sentaba a mirarla.
“Creo que estoy empezando a entender esta… lujuria.” Dijo apenada.
“Se llama deseo, Alara… Todas las parejas lo sienten y… bueno, depende de las personas. Resulta que mi libido es bastante difícil de controlar.” Dijo sonriente Shin. “Por ejemplo, en estos momentos estoy pensando solo en una cosa.”
“Puedo verlo…” Dijo avergonzada Alara mientras miraba su novio. “Yo…”
Shin la atrapó entre sus brazos para besarla con todo su amor.
“Eso no es deseo.” Dijo divertida Alara cuando sus labios se separaron. “Estúpido…”
“Te amo, Alara…” Dijo sonriente mientras la sentaba a su lado. “¿Cómo dormiste?”
Alara tenía que contarle su pesadilla.
Alara sintió malicia en las miradas de Vitti y Mirana sin saber que estaban pensando. La mesa se llenó para que todos desayunaran. Artemios y Vatse estaban estudiando el mismo holopad al unísono y se pasaban las páginas de lo que estaban leyendo entre ellos. Thirin estaba mirando con curiosidad a Vitti, que iba y venía entre la cocina y la mesa, sirviendo comida mientras Shin la ayudaba con su telequinesis.
“¿Cómo dormiste, Alara?” Preguntó con malicia Vitti.
“Parece que tuviste pesadillas intensas…” Agregó jocosa Shia.
Alara las miró sin entender lo que estaba pasando.
“Chicas.” Dijo con seriedad Shin. “No la molesten.”
“No entiendo…” Dijo ofuscada la jedi.
“Parece que la maestra es más ruidosa que…” Dijo divertida Mirana.
“Estuvieron espiándolos durante la noche.” Interrumpió con prestancia Artrisa. “Las paredes de la nave no están tan aisladas de este lado.”
Alara se sonrojó al instante.
“Perdón…” Dijo mirando a su novio.
Shin se acercó a ella para apretarla con cariño.
“No hay nada de que disculparse, Alara. Ustedes, compórtense como adultas.” Dijo jocoso.
“Eh, me gustaba más cuando nos ignorabas.” Dijo divertida Shia. “Solo estamos liberando nuestra envidia, Alara.”
“Ella grita más que…” Dijo jocosa Vitti.
Mirana se cruzó por la mesa para estirar los cachetes de la twi’lek.
“Au…” Agregó después del pellizco. “Mirana es mala.” Terminó divertida.
“Está roja como esas flores del templo.” Dijo jocosa Shia.
“¿Esas tres son siempre así?” Dijo al aire Thirin.
“Son parlanchinas, un sith decente las hubiera puesto a trabajar en una mina.” Dijo con malicia Shin.
“Por suerte Darth Ihsahan era un gran jefe, nos tenía bien atendidas.” Dijo con malicia Shia.
El rojo de Alara subió un tono más.
“Alara…” Dijo sonriente mientras se arrimaba lo más que podía ella. “No hay nada de malo en hacer el amor.”
Alara escondió su cara en el pecho de su novio, ya que no quería lidiar con sus amigas.
“¿Qué estás haciendo con mi amiga, Shin?” Preguntó de la nada el jedi.
“La amo todo lo que puedo, Thirin.” Respondió sonriente. “No voy a disculparme por hacerlo.”
Alara levantó la mirada para cruzarla con la de Thirin, solo duró un instante, ya que todavía estaba avergonzada.
“No me estaba quejando… Me recuerda a la Alara que solía entrenar en Coruscant.” Dijo pensante el jedi. “Quiero disculparme por lo que he dicho y hecho estos días.” Agregó con seriedad. “Ahora entiendo lo que dices, Shin.”
“No estoy intentando hacer nada extraño, Thirin. Resulta que somos una pareja extrovertida…” Dijo pensante Shin.
“Perdón, Alara…” Dijo con cuidado Vitti. “A veces olvido que no estás acostumbrada a estas cosas.”
“No te disculpes…” Dijo apenada Alara mientras miraba a su novio. “Quiero… quiero acostumbrarme a estas cosas… Estos son los días más felices de mi vida.” Agregó sonriente. “Gracias por la comida, Lyrian siempre tenía esa pasta horrenda…”
“¿Por qué estamos viajando en este… cacharro?” Preguntó sin cuidado Mirana. “El yate es mucho más cómodo y tiene más autonomía y mejores armas.”
“Tenemos buenos recuerdos aquí… y esta nave necesitaba el paseo.” Dijo sonriente Shin. “No le gusta estar encerrada en el hangar.”
“Ah, no quería…” Dijo apenada Mirana. “¿Esta era la nave de ese… Lyrian?”
“Solía transportarnos cuando era padawan.” Dijo pensante Shin. “Además el yate está en la base de datos del Imperio. Tengo que cambiar sus códigos y tal vez alguna de sus marcas para poder usarlo sin ser detectado. El Cóndor es perfecto para esto…”
“Además esta nave tiene otra habitación…” Dijo pensante Vitti. “Dormimos en una cama, aunque sea.”
“No había pensado en eso.” Dijo al aire Mirana. “Entre los jedis y la mandaloriana no necesitamos muchas camas…”
“Les falta nave, chicas.” Dijo jocosa Shia. “A mí solo me gusta dormir con él…” Agregó para mirar a Shin. “Perdón…” Terminó rascándose la cabeza.
Shin iba a responder cuando Keyfour anunciaba la salida del hipervuelo.