Ava
Entro a casa, completamente cargada con bolsas del supermercado, ya que al salir del trabajo he decidido ir a comprar unas cosas que hacían falta en casa. Abro la puerta como puedo y al instante me quedo estática y congelada en mi lugar.
Gemidos se oyen, provenientes del dormitorio principal. Suelto las bolsas con gran fuerza, cosa que genera un ruido que retumba por toda la casa y que para por completo los gemidos de mi prometido y su amante. Poco después, veo como el hombre que decía amarme sale con cara de espanto, seguido por su mejor amiga, completamente desnudos.
- Largo. - digo completamente fría, sin permitirme quebrarme delante de ellos.
- Ava, cariño, deja que te lo explique, no es lo que tú crees. - dice el muy infeliz, tratando de acercarse a mí.
- No, ya he dicho que os larguéis, iros de mi casa. - digo señalándoles la salida.
Al ver que no iba a cambiar de opinión, se acaban de vestir en silencio y salen de mi casa. Luego de eso, me rompo por completo, lloro de camino al sofá, donde me acuesto y acabo quedándome dormida después de largas horas de llanto.