Ava
Luego de una semana de que Artur me ayudó y me dejó quedarme en su casa, he decidido que es mejor irme. Durante este tiempo, me he dado cuenta que no es un mal tipo y que es sumamente apuesto, aunque un poco gruñón. Ahora estoy en avión, a 4h de llegar a San Francismo.
Llamo la atención de una de las azafatas, para así poder comprar algo para cenar. Rebusco en mi bolso y me doy cuenta de que no tengo la cartera, me la he dejado en casa de Artur, cosa que confirmo con el mesaje que me envia, adjuntando la foto de mi cartera encima del banco de la cocina.
Maldigo entre dientes, parece que la vida va en mi contra. Al parece, nuestra historia no ha terminado.