Desde el crepúsculo hasta el amanecer.

Al borde.

No podía creer lo que estaba viendo, era él quien la estaba matando, sus blancos dientes le arrancaron la cabeza de una sola mordida. Sólo podía repetirse mentalmente que todo «estaría bien», una y otra.

Aunque no dejo de sollozar entre pesadillas, sus lágrimas se delizaron libremente por sus ojos, bajaron por la delicada piel blanca, sin olvidar que se veía tan aterrorizada, todo era culpa de su madre, su padre con dudas había aceptado, después de todo él hecho de que Jacob Black los había salvado al imprimirse de ella era más que un hecho y ya no le llegaba a molestar tenerlo cerca suyo.

Al principio tuvo sus dudas, eso estaba más que claro, después de todo él moreno había intentando enamorar a Bella más de una vez, y la verdad no era eso lo que le impedía dejarlo en su vida. En realidad eran todos aquellos sentimientos que le hacia sentir en su muerto corazón, ni con Bella le había pasado el alterarse de tal manera y sentir que el corazón se le iba ha salir del pecho por aquel ritmo errático.

Y ahora lo veía intentando respirar, el aire de sus pulmones salía a grandes bocanadas (que en lugar de traer el aire a sus pulmones terminaba sacando el poco que le quedaba de estos), cada intento por respirar le costaba más, escuchaba sus huesos crujir, sus manos aferrándose a lo que tuviera cerca, los músculos tensos, los tendones parecían arderle y sus huesos en serio estaban por romperse.

—¿Qué tanto durara?—cuestiono por lo bajo mientras veía como Jacob se aferraba entre la vida y la muerte.

Los cánticos de aquel ritual pagano sólo hacian que sus nervios aumentaran, escuchaba a su hija gritar de manera desesperada mientras pataleaba y le rogaba a Bella entre llanto, sollozos hasta entre golpes que no le hiciera aquello, que ella quería estár con Jake, que lo quería a su lado.

—Renesmee—intento calmarla la nueva neófita mientras acariciaba su delicada cara—esto es por tu bien.

Jake maldijo a Bella por su sufrimiento, el pecho se le oprimía en cada latido de su corazón, se le estaba rompiendo de poco a poco, el lazo que los mantenía unidos, eran almas gemelas o él creía que lo serían siempre, vaya que equivocado se encontraba.

Edward lo tomo de la mano, y su tacto frío le recorrió por la piel caliente, sudorosa como sí fuera un calmante, estaba dejando de estár imprimado de Ness y eso lo estaba matando de apoco, tan lentamente. Era una maldita tortura que parecía durar toda una eternidad.

—Tranquilo Jake—uso voz suave y dulce al verlo en ese estado.

Sam se acerco molesto hasta el vampiro, los separo haciendo que soltará su mano.

—No lo toques—mostro los dientes en un intento de asustarlo; se olvidaba que no estaba transformado—por la culpa de tú esposa es que Jacob está en este estado.

Las pesadillas no lo dejaban dormir, soñaba estar matandola una y otra vez, hasta que lograba arrancar su cabeza desgarrando su cuerpo, era la perdida de su destinado que lo estaba destrozando.

—Estara todo bien—los cantos se detuvieron de un momento a otro.

Sam lo cargo con cuidado, ayudándolo a pararse de la fría y dura cama. Las gotas de sudor aperlaban su piel, su desgastada voz resonó por el lugar.

—Suerte...

No terminó de hablar al desmayarse, al parecer todo había terminado al fin, sólo quedaba ver como evolucionaria.

—Espero que no te arrepientas Bella—Sam dijo lo que todos pensaban en aquellos momentos—por que la manada podría matar ahora a tú hija sí se vuelve un peligro.

—Vamos Sam, Bella sabe lo que hace—le llamo un hombre en silla de ruedas, Billy él padre de Jacob quería evitar una lucha.

—¿Es una amenaza?—la nueva neófita mostro los colmillos intentando atemorizarlos.

—Las miradas de Leah y Bella se conectaron, siendo la primera quien defendió al chico que consideraba un hermano—Es una advertencia, el lazo está roto y nosotros como lobos podemos arrancar su linda carita—miró a la pobre niña que sollozaba desesperada—porque ya no es nada de Jake.

La fría voz de la chica dejo a Bella perdida, no entendía que por algo Jacob iba a permanecer a lado de Renesmee.

—Ustedes no pueden—Carlisle la tomo de los hombros.

—Podemos sí se vuelve una amenaza para las personas y la reserva—Seth tomo a su hermana para que no se le tirará encima a la mujer.

—Es por romper la imprimación—Esme miró a Bella y la tomo de la mano—ya Jacob no puede cuidarla y hay que aceptarlo.

—¡Pero Renesmee merece poder ir como una niña más! De

—Bella—por primera vez hablo Edward—dejá ya el asunto, tú quisiste esto.

Miró a Sam que evitaba que los lobos se le lanzaran encima a la castaña, miró a Billy seguir a Sam mientras que Quil y Embry ayudaban a cargar al desmayado, agotado, maltratado lobo Alpha que ya estaba al borde del colapso total.

—Hasta luego doctor Cullen—Billy se despidió con amabilidad.

En el lugar reyno un silencio perturbador y sepulcral, los lobos ya no eran más sus aliados. Edward tenía un mal sabor de boca luego de ver a Jacob de aquella forma. Y Alice tenía una visión del futuro, no sabía como tomar aquello.
 




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