Desde el crepúsculo hasta el amanecer.

¿Qué pretendes?

Sus labios se apretaron con fuerza, sus dientes perforaron lentamente su labio inferior y la sangre se deslizo por la comisura dejando un suave camino por su barbilla 
Estaba en un gran problema. No sabía que decisión tomar.

—¿Qué tienes?—cuestiono amable acariciando su cabello con dulzura.

—Nada Ed, sólo no quiero—hizo aún lado el plato de comida.

—Debés comer Jake—su mirada se suavizó mientras limpiaba su barbilla—te haz lastimado, lobo malo.

Se erizo cuando su lengua remarco aquel pequeño camino de sangre que él mismo había provocado, contuvo un pequeño gemido cuando Renesmee llego corriendo hacia ellos y alzando los brazos en signo de que la cargará.

—¿Qué paso?—pregunto muy dulce.

Edward frunció el ceño ante el tono de voz usado para con su hija. No entendía aquel sentimiento de enojo que brotaba derrepente de su ser y quería poseer sólo al lobo.

—Mamá me dejo venir a ver a los abuelos—su sonrisa se hizo más grande.

—Qué bien Ness—le dió una sonrisa—pero le preguntaba a Ed que tiene cara de muerte.

La niña miró a su padre dolida, ella aún sentía algo por él mutt, es que sabía que era su destino estar juntos. Su madre fue tan egoísta al no dejarla decidir con quién pasar el resto de su vida inmortal.

—Jake—le grito con voz dulce pero enojada—soy tú Ness—sollozo colgándose del moreno—no puedes solo olvidar que estamos hechos él uno para el otro.

—La abrazo para apartarla un poco—Renesmee, te quiero pero como una niña especial, yo no puedo sentir más.

—Cariño deja a Jake—Edward la cargo bajandola—ve con mamá antes de que te vea con Jake y empiece una pelea.

—No quiero. Yo no me voy sin que Jake acepte a salir conmigo.

Estuvo a punto de quejarse, pero escucho la voz chillona de su esposa, Edward abrazo a Jacob al verlo encogerse ante la ira de la vampiresa, estaba en un estado de shock aún, muy a su pesar él muchacho aún no se recuperaba del todo.

—Renesmee aléjate del cachorro—hablo con odio alejando a Jake de un empujón.

—No lo trates así.

—¡No lo defiendas!—el vaso el cual estab casí lleno se agrieto*—él, por su culpa que nuestra niña sufre.

El silencio fue momentáneo luego de aquellas palabras agridulces de la boca de la chica. Jake se encogió más ante los gritos y impropios que Bella decía cada vez más frecuente para lastimarlo. Se aparto de Edward para ir a la cocina, ya tenía la suficiente fuerza para poder pararse, aunque Carlisle seguía preocupado por su posible anemia.
Se sento en uno de los bancos escuchando como los dos vampiros se estaban atacando, a Renesmee llorar, suspiro con fuerza y sonrió al ver a Jasper sonriendo enfrente suyo.

—¿Qué le pasa al pequeño lobo hoy?—cuestionó con voz suave, algo impropio en él ante la cara de sufrimiento que siempre lleva consigo.

—Bella y Edward siguen peleando por mí—susurró con suavidad.

—Claro, los puedo escuchar hasta aquí—ladeó la cabeza un poco cuiroso—¿te molesta que peleen por ti?

—No—negó de manera inconsciente—sólo que me estan empezando a cansar los gritos de Isabella, los berrinches de Renesmee y la actitud sobreprotectora de Ed.

—Venga lobito—le sonrió con confianza sentándose a su lado—eres él pequeño cachorro de la familia.

Jake se rió ante el comentario del chico, tal vez no era un comentario muy común en él, pero en verdad le estaba dando felicidad tenerlo como un amigo más en esa casa. Le gusto y le dió risa él apodo, porque sabía que no era de mala intención, sólo era una forma de hacerlo sentir parte de la familia.

—Eres un ldiota—le dió un suave golpe en el brazo mientas sonreía.

—Venga, no te hagas al inocente—se carcajeo al ver al menor intentar golpearlo.

Sintió a alguien entrar la cocina y no se dió cuenta de quien hasta que su pelo su oscuro y un par de ojos color dorado se impusieron ante él. Ciertamente era alto, grande y con una fuerza sobrenatural, lo intuía por sus músculos. Podría parecer un verdadero levantador de pesas.

—¿Qué le pasa al cachorro?—murmuró acercándose hasta su hermano con calma.

—Emmett, no—nego Jasper al ver los ojos maliciosos de su hermano brillar.

—Emmett, sí—observó a su alrededor, por sí Edward quería detenerlo.

Aunque estaría un buen rato ocupado con los berrinches de la Señora Cullen. Hizo una pequeña mueca que para ninguno de los dos salió desapercibida, es que era tan claro como el agua que algo andaba mal, muy mal.

—¿Qué tienes hombre musculoso?—le cuestiono Jacob con un tono sarcástico—¿problemas en el paraíso?

—No es nada—le resto importancia sentándose a lado de los hombres—déjenme en paz y hablemos de sus líos amorosos.

—No seas un metiche—él azabache se sonrojo apartando la mirada.

Jasper y Emmett se dieron miradas complices al ver al lobo apenado. En ese instante Edward entraba a la cocina para hablar con Jake, y vaya sorpresa se llevo al ver a sus hermanos abrazando de lo muy lindo, comodos hasta felices al menor.
Él cual dejaba resaltar en sus mejillas ese tono carmesí gracias a su piel ligeramente acaramelada. Se veía bien, eso fue hasta que escucho a sus hermanos acosar al menor.

—¡Venga! ¿núnca haz estado con alguién?—bromeo Emmett con un tono malicioso.

—Dejá en paz al lobito—Jasper no dejaba de sonreír; él lobo todavía se estaba acostumbrando a verlo tan expresivo.

Nunca había visto sonreír tanto al chico, siempre llevaba esa cara de sufrimiento y los ojos muy abiertos como sí le costará mucho estár en el mismo lugar que él o Bella.

—Eso no les importa.

La suave y ronca voz de Edward le calmo el sonrojo en el rostro, y le dió la oportunidad de volver a respirar. Aunque en realidad no fue mucho el hecho de sentirse aliviado, porque los posesivos labios del vampiro de cabello cobre estaban encima de los suyos robándole un beso entre apasionado y dulce.
En otros momentos se hubiera alterado entrando en fase, le hubiera arrancado la cabeza y despesdazarlo pero ahora se estaba derritiendo ante esos labios rojos que parecían besarlo tan bien.




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