Desde el crepúsculo hasta el amanecer.

Negación.

Se encontraba en negación cuando lo cargo e hizo que enredara sus piernas en su cintura mientras se comían la boca mutuamente entre pequeños tropezones en lo que alguna vez fue su habitación en aquella casa.
No tendría nada de privacidad al estár rodeados de vampiros, pero no le importo. Sólo intentaba negarse lo loco que estaba por aquella piel acaramelada que estaba besando con placer, no aceptaba que besar ese cuello era lo mejor que le había pasado en toda su vida inmortal. La sensación de su piel suave y dulce debajo de sus labios le causaban una gran tentación, quería morderlo, hasta que diera un gemido de placer por sentir sus dientes rasgar un poco su piel.

No era su intención morderlo, siendo sinceros en verdad que no quería marcar su piel con sus dientes. Pero lo hizo y Jacob no lo detuvo, sólo deslizo sus manos debajo de su playera dando un largo, ronco y placentero gemido que se fundió en el cuello de su piel al estár tan bien resguardado entre sus brazos. Pero su gemido se fue apagando de apoco cuando sintió sus dientes entrar en aquella fina piel.

Lo había mordido y dudaba un poco de poder detenerse al sentir esa sangre resbalar por sus labios, su garganta quemándole y haciéndole arder.

—Ed—su voz ronca hizo que él vampiro se alejara y lamiera donde había estado sus dientes.

—Perdón Jake—lo tomo de las mejillas rosadas por el calor que empezaba a subir por su cuerpo.

Alice entro al cuarto dando un sonido estridente de la puerta siendo abierta con la fuerza propia de un vampiro.

—Edward—los miró con atención, Jake había empezado a retorcerse de dolor—¿qué le hiciste Jake?—sujeto a Jacob con fuerza al verlo aferrarse adolorido a la cama.

Edward estaba en negación, en una completa, escuchaba los huesos de Jacob acomodarse, como sí algo en el estuviera removiendose. Entonces sintió los latidos erráticos del lobo estremecer su piel, se alejo asustado del podría ser su pareja, la culpa le estaba carcomiendo la cabeza.

—Edward, no te quedes ahí. Habla a Carlisle.

La voz aguda y angustiada de Alice lo saco de sus pensamientos haciendo que saliera del cuarto en un parpadeó para ir hasta él vampiro que debería estár en esos momentos en su despacho.

—Tranquilo Jake—las manos de Alice acariciaron su rostro con dulzura—intenta respirar.

—Du-Duele...—tartamudeo con voz fiera y algo enojada, más por el dolor que por quien lo había mordido.

—Lo sé, tranquilo—murmuró en un hilo de voz delgado, como si fuera a romperse—tardará un momento... Eso espero.

Los ojos del lobo reflejaron incredulidad, pero se cerraron cuando una emoción de paz y cansancio le recorrió el cuerpo en una corriente calida. Como sí quisiera arrullarlo para evitar que le doliera más.

—Jasper—le llamo con suavidad al ver al azabache dormir con una expresión de dolor—gracias.

—No es nada—se sentó en la cama admirando el rostro calmado del cachorro como le llamaba—sólo no quería ver como intentaba desgarrarse la piel ante el dolor.

Alice le dió una mala mirada, pero distinguió la sonrisa ladeada en signo de confianza. En verdad quería a Jake, pero tampoco podía ser blando con él pequeño lobo, eso dejaría a la vista su favoritismo hacia él.

—Eres más lindo que Emmett—sonrió mientras acomodaba a Jake con delicadeza.

Y como sí fuera enviado del cielo; o del mismo infierno; apareció con el pelo desordenado, la ropa algo fuera de su lugar, y un ligero olor a metamorfoso, cabe decir que aquel olor no era él de su invitado que estaba sufriendo la mordida de un vampiro. Era un olor a chocolate amargo, pinos y algo de tierra húmeda. Les era conocido, pero no pensaron demasiado en ello.

—¿Alguién me llamo?—su voz salió ronca, tosio para poder hablar bien—¿qué le pasa al pequeño cachorro?

Se olvidó de las travesuras que estuvo haciendo en el bosque y se centro en el rostro del «bello durmiente», se aparto cuando Carlisle paso por su costo pidiendo permiso, estaba tan concentrado en él Black que se removia ansioso y adolorido en aquella cama de sábanas de seda. Luego observo como una muy preocupada Esme aparecía por la puerta y se acercaba al menor que se quejaba con voz dolorosa. Intentaba no mostrar su lado más sensible al ver a Jake de aquella forma, pero el nudo en su garganta le hizo sentir nervios. Sentía que perdía a su familia, esa que acaba de completarse luego de romperse.

—Edward—miró a su hermano que estaba fuera del cuarto casí arrancandose el cabello—¿qué hiciste?

Le cuestionó por lo bajo tomándole de los hombros, esa mirada pérdida con esa sonrisa nerviosa. Estaba muy seguro que lo que haya pasado no era su intención.

—Lo he mordido, le encaje los dientes—titubeo pensando que recibiría una mirada de odio, pero sólo escuchó un suspiro de alivio.

—Al fin haz hecho algo bien—le otorgo una sonrisa sincera.

—Está bien—la voz suave y algo relaja del vampiro mayor de la casa los calmo—al parecer a terminado el efecto del veneno.

Estaba nervioso, mucho a decir verdad, no sabía que le pudo ocasionar el veneno al lobo. Temía empezar una pelea innecesario por haber herido al hijo Alpha de la familia Black.

—Los efectos son desconocidos en él—lo miró con atención intentando saber sí su corazón aún latía—no está muerto, puedo asegurarlo... Pero ya no es totalmente un lobo.

Edward sintió que el alma le regresaba al cuerpo cuando vio las espesas pestañas de Jake moverse en intento de abrir los ojos, su cuerpo; para él perfecto gracias a la musculatura y ejerció que le hacia ver irresistible; había cambiado ligeramente, se veía más delicado, como sí sus aspectos y facciones resaltaran más, no le molestaba pero asegura que Jake era perfecto de cualquier forma.

—Vamos a dejarlo dormir—Esme le dedicó una mirada de cariño a sus hijos—cuando despierte, Ed va a tener que calmarlo.

Uno leyendo las crónicas de Magnus Bane que se le olvida actualizar. Pésimo escritor, lo sé :v pero aquí lo que prometí. Yo con el drama, creo que por eso soy escritor. Estoy subiendo esto con mis notas antiguas. Porque esta historia está lista en otra página. Pero es un placer compartir con todos los lectores de aquí. 




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