Desde el hoyo en el que me encuentro

Capítulo 7.

09-03-19

...

Quedaban menos de dos días antes de que Gael fuera transferido a prisión. Sabía que éste no sería mi última oportunidad de ayudar a Gael, pero se sentía de esa manera, era aterrador el pensar que un “inocente” fuera a prisión sin un grado de culpa.

Aquella mañana empecé el día con pésimos ánimos, sentía un globo de aire en mi estómago que se iba inflando poco a poco, era mi ansiedad manifestándose desde muy temprano. Estaba sólo en casa, ya que mi madre había llevado a Lucas con el dentista, durante la última semana había tenido un dolor intenso en uno de sus molares, y al parecer necesitaba extracción. Mi madre quería llevarme con ellos, pero preferí quedarme en casa a mirar televisión. Pero luego de un rato de mirar televisión, pensé en otra manera podía buscar pistas del verdadero asesino, pero no tenía ninguna idea que me sirviera. Estaba completamente obstruido de ideas o planes. Intenté ponerme los audífonos para escuchar un poco de música, pero en eso sonó el timbre de la puerta y tuve que atender. Bajé las escaleras un poco de malas, y mi humor cambió radicalmente cuando vi quienes estaban del otro lado de la puerta.

            -Hola. –Dijo Camila, nerviosamente.

            -Hola campeón. –Dijo Marco, en tono burlón. Haciéndome a un lado, ingresando.

            -Ya sabes cómo es. –Dijo Camila un poco avergonzada por la actitud de Marco–. ¿Puedo? –Señaló hacia dentro.

            -S-sí. Pasa. –Respondí.

            -Gracias.

            -No puedo creer que hemos estudiado juntos por casi cinco años, si esta es la primera vez que visito tu casa. –Había un ligero tono de admiración en sus palabras.

            -Supongo que no hubo la oportunidad. –Respondí. Pero en realidad, siempre evité cualquier oportunidad de que alguien más que no fuera Camila vaya a mi casa. Odiaba las visitas inesperadas y no deseadas.

            -Me gusta tu casa. –Volvió a hablar.

            -Gracias. Pero, ¿qué hacen aquí exactamente? –Pregunté un tanto incómodo.

            -Tenesmo menos de dos días para encontrar al verdadero culpable. –Respondió Camila.

            - ¿Por dónde empezamos? –Habló Marco desde el sofá.

            -Espera, ¿tú por qué quieres ayudar a Gael? Pensé que te caía mal.

Era cierto, luego de un pequeño desacuerdo en tercer año entre Gael y Marco, ambos se evitaban a toda costa para no ocasionar algún “accidente”.

            -Tengo mis razones. –Respondió relajado–. Al igual que tú y Camila, pero no les estoy preguntando, ¿o sí?

            -Touché –Respondí.

            -No importa, lo cierto es que tenemos que encontrar al asesino.

            -Vigilemos a Mario, mis sospechas caen rotundamente hacia él.

            - ¿Por qué? –Cuestionó Camila.

            -Se esmeró por decirle a todo el colegio que Gael es el asesino y yo su cómplice, ¿Por qué esmerarse por incriminar a un conocido?

            -Tienes razón, no lo había pensado.

            -Además, investigué sobre lo que estuvo haciendo ese día y descubrí que desapareció de su casa desde las 5:30 pm. A la misma hora que salió Gisela de su casa.

            - ¿Tú crees que se vieron?

            -Al parecer sí. Porque una de las amigas de Gisela posteó una foto en su Instagram de ambas. –Saqué mi celular y les mostré el post.

            - ¿Qué tiene de extraño? –Cuestionó Marco.

A simple vista, la foto era una selfie común de dos amigas en el mirador Tamoba, con unos cuántos chicos detrás de ellas. Pero como todo en la vida, nada es lo que parece. Le hice zoom al lado izquierdo de la foto, ahora más cerca, se podía ver con más claridad el rostro de unos de los chicos.

            -Espera, ¿Ese es Mario? –Se sorprendió Camila.

            -Si.

            -Carajo. –Dijo Marco.

            -Lo sé. Además, Mario regresó muy tarde aquella noche. Ninguno de sus amigos estaba con él.

            - ¡Boom! Tenemos sospechoso.

            -Ayer fui a su casa mientras estaba en clases.

            - ¿Es en serio? –Volvió a sorprenderse Camila.

            -Eres toda una caja de misterios, mi amigo. –Sonrió Marco.

            -Entré a su habitación y revisé todas sus cosas, pero no encontré nada incriminatorio. No había ni una sola pista de que haya sido él.

            -Eso fue muy… -Intentó decir Camila.

            -Genial. –Terminó Marco, con una sonrisa divertida en el rostro.

            -Arriesgado diría yo. Pudiste meterte en serios problemas. –Dijo Camila.

            -Lo sé, pero no me descubrieron así que no pasa nada.

            -Lo que importa ahora es investigar más a Mario. –Habló Marco.

            -Qué tanto, ya tenemos mucho, pero a la vez nada. –Se expresó Camila.

            -Tenemos que seguirlo, vigilarlo, ser su sombra. –Le dije.

            - ¿Qué pasa si nos descubre? –Volvió a cuestionar Camila.

            -Lo confrontamos. Le decimos que sospechamos de él y sabremos la verdad. –Habló Marco.

Camila y yo asentimos con la cabeza, aceptando el plan, pese a que fuese un plan muy poco organizado. Marco se veía contento con la idea de espiar a Mario, era extraño pero su sonrisa pícara resultaba graciosa.

            -Pues bien, ¿Qué esperamos? –Volvió a hablar.

            -Llamaré a mi madre. –Dije alejándome hacia mi habitación. Cuando llegué allí, marqué el número de mi madre. No tardó en contestar, como si hubiera esperado mi llamado.

            - ¿Está todo bien? –Contestó mi madre.

            -Sí, todo está bien. Sólo me preguntaba si había algún problema si salía a almorzar con Camila y Marco.




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