21-03-19
...
La primera hora del día de aquel jueves me pareció la más pesada que había tenido en mi vida. De alguna forma, aún no superaba mis ganas de cerrar los ojos y no volverlos a abrir nunca más.
¿Qué carajos hago vivo? Me pregunté mientras me levantaba de mi cama a duras penas.
-No lo estás. –Me había respondido Gael desde mi escritorio.
-Aja. No pienso escucharte, de hecho, no pienso si quiera seguirte el juego. Eres solo un juego de mi mente.
-Tal vez lo soy, tal vez no. ¿A quién le importa eso?
Salí de mi habitación sin responderle, supuse que sería sano el ignorarlo. Caminé por el pasillo, ojeé las fotos que había en las paredes. No existía una foto en la que estuviéramos en familia junto a mi padre, o si quiera una sola foto de mi padre. Llegué hasta la habitación de mi madre, al final del pasillo. La puerta estaba entre abierta, se podía ver a mi madre sentada sobre su cama, revisaba su correo en su laptop. Topé la puerta dos veces.
- ¿Puedo pasar? –Pregunté temeroso.
-Claro, pero sé breve. Tengo un poco de prisa. –Levantó la mirada de la pantalla solo un momento.
-Solo quería saber si hoy irás a trabajar.
-Pues claro que iré a trabajar, pero no significa que te dejaré solo.
- ¿Cómo irás a trabajar entonces? ¿O me pondrás una cámara?
-No es mala idea, pero no. –Dijo levantándose, caminando hacia su tocador. –La señora Karina viene en camino para que se encargue de ti.
-Hablas como si fuera un niño a punto de ser adoptado. –Intenté reprocharle.
-Velo como quieras, pero no te quedarás solo en esta casa.
Me había resignado a hacer cambiar de opinión a mi madre. Se daría cuenta luego, no tenía tiempo y mucho menos ganas para eso. Miré por toda la habitación tampoco había fotos de mi padre, me resultaba extraño que no lo haya notado antes, supuse que era normal. Me equivoqué. Caminé por la habitación de mi madre, ojeando una que otra foto de cuando Lucas y yo éramos más niños. Me mantenía en silencio.
- ¿Qué pasa? –Preguntó mi madre al cabo de un rato. Sentía curiosidad de mi curiosidad.
-Eh, nada. –Titubeé–. Solo que, no sé. Me resulta extraño que no haya una foto de mi papá en la casa.
- ¿De qué hablas? Claro que sí tenemos fotos de tu papá, solo que está guardada para que no se maltrate.
- ¿Puedo ver la foto? –Pregunté.
-S-sí. Solo que no ahora. –Se levantó y tomó su bolso que estaba sobre la cama. Puso todo lo que necesitaría dentro de su bolso, rápidamente. El timbre de la casa sonó, y mi madre aprovechó el momento para huir de la pregunta. Sospechaba que ella ocultaba algo, pero con su actitud terminó confirmando mis sospechas por completo.
-Mamá…
-Hablaremos en la noche. –Y salió de la habitación.
“Claro que sí tenemos fotos de tu papá, solo que está guardada para que no se maltrate” Si era así, la única forma de saberlo era buscándola por mi propia cuenta. Pero había un inconveniente, ¿cómo lo haría si la señora Karina me vigila? Estaba atado de manos.
Luego de saludar a la señora Karina, una señora de unos 45 años de edad, no muy regordeta y con la piel ligeramente arrugada, me obligué a permanecer mirando tv junto a ella el resto de la mañana, hasta que se me ocurrió una idea.
- ¿Podría ayudarme a buscar una foto en el cuarto de mi mamá? –Le pregunté amablemente a la señora.
-No sé, no creo que sea adecuado que ingrese a su habitación mientras no esté.
-Es que es muy importante, mi papá está por cumplir doce años de muerto. –Una muerte falsa, me dije mentalmente y enojado. –Quiero hacer algo, pero no quiero que mi mamá lo sepa.
- ¿Por qué le mientes a la señora? Eso no se hace, muy mal jovencito. –Apareció el espectro imaginario de Gael detrás de mí.
-Está bien, te voy a ayudar. Solo porque me encantan las sorpresas y esta será para una ocasión especial. –Dijo alegremente, levantándose de su asiento.
-Muchas gracias, le prometo que será genial. –Me levanté sonriéndole, mi alegría fue más porque funcionó la mentira.
-No deberías hacer promesas que no vas a cumplir, y mucho menos a una mujer tan amable como ella. –Se burló Gael.
Llegamos a la habitación de mi madre y sin saber muy bien por dónde empezar, miré por todos lados, buscando con la mirada.
- ¿Qué se supone que buscamos? ¿Dónde está la foto? –Preguntó la señora.
-Supongo que un álbum de fotos, tal vez un libro que contenga fotos dentro, no losé. Sólo revise cualquier cosa que pueda ocultar fotografías.
-Genial. Que gran plan, seguro que va a funcionar. –Gael seguía burlándose.
Revisé los cajones de su cómoda, no encontré nada. Busqué en su clóset, revisando debajo de cada pantalón, camisón y pijama, pero tampoco encontré nada. Buscamos alrededor de 30 minutos, revisamos cada rincón de la habitación hasta que se me ocurrió buscar en su baño. Rebusqué entre las toallas, una a una iba levantando cada toalla y llegué a la última toalla con las esperanzas muy bajas, no pensé encontrar nada hasta que la levanté y vi un delgado álbum de fotos, forrado con una tela de color celeste, estaba escrito familia en la carátula. Por un momento dudé si aquello era correcto, tal vez mi madre no lo sabía, tal vez todo era una coincidencia. Pero no lo sabría si no lo averiguaba, así que tomé el álbum y le dije a la señora Karina que lo había encontrado.
-Gracias por su ayuda, estaré en mi habitación preparando la sorpresa. –Le mentí con una media sonrisa.
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Editado: 16.04.2021