Desde el hoyo en el que me encuentro

Capítulo 28.

05-04-19

¿Qué se necesita para tener estabilidad emocional? Según investigaciones, lo mejor es disfrutar y vivir del momento presente, pero ¿cómo carajos lo hago?

Sergio no apareció en el colegio el día siguiente, pensamos que lo que hicimos había sido una locura y que todo estaría acabado, pero todo cambió cuando lo vimos de vuelta al día siguiente de ese. Aquel viernes, aquel día del cual pensé que sería uno más del montón, pero terminó siendo uno de los más memorables para mí y para el grupo. Percy no había ido a clases junto conmigo y Lucas, en lugar de eso, fue al hospital con mi madre para que le revisaran el brazo. Había ingresado al colegio con incertidumbre al no saber de Sergio durante todo el día anterior, pero al verlo atravesar la puerta de entrada del colegio me dio una especie de calma y alegría, caminé hacia mi salón más calmado. Cuando iba por el pasillo del segundo piso, alguien se había acercado a mí.

            -Creo saber cómo podemos alejar a Mario de José y de todos en general. –Me dijo Sergio susurrando muy cerca de mí.

            - ¿Cómo? –Le pregunté.

            -Solo necesito la ayuda de Marco, mientras menos enterado estés de esto, mejor saldrá.

            - ¿Por qué lo dices? ¿Acaso crees que lo puedo arruinar? –Lo cuestioné.

            -No, pero si no sabes nada, Mario no podrá acusarte como culpable. –Respondió él, sin mirarme. Como si se lo estaría diciendo a otra persona–. Tú confía en mí. –Terminó por decir y luego se fue.

¿Confiar en él? Había desaparecido un día entero sin darnos señales luego de haberle confesado un secreto que definía nuestras vidas, ¿cómo podría confiar en él? Sin embargo, lo hice. Confié en él, sobre todo porque no tenía de otra, pero también quería ver lo que le hacía a Mario. De por sí, Sergio ya era peligroso y sumado a Marco, no podía imaginarme lo que harían. A la hora del receso, Percy apareció junto a mí cerca de la biblioteca.

            - ¿A qué hora te trajo? –Le pregunté.

            -Llegué a tiempo para la segunda clase. –Me respondió

            - ¿Cómo está tu brazo?

            -Ahí. Debo estar enyesado por más tiempo.

            - ¿Cuánto tiempo más? –Volví a preguntarle.

            -No lo sé. Tu mamá es la que sabe eso, yo solo llevo el peso del yeso. –Bromeó–. Como sea, ¿qué hay con Sergio? ¿Nos va a traicionar?

            -Todo lo contrario. Al parecer tiene un plan para alejar a Mario de nosotros. –Le dije casi en susurro.

            - ¿De qué se trata? –Me preguntó Percy.

            -No tengo ni la más mínima idea, pero lo que sea, será lo mejor para nosotros.

            - ¿Confías en Sergio?

            -Eso intento… –Le respondí suavemente. –Parece estar siendo sincero, creo sí nos ayudará como dice.

            -En serio que no me cabe en la cabeza lo que le pasó, perder a un hermano, no me lo imagino… Bueno, casi te pierdo a ti, pero por suerte pude evitarlo. –Se expresó Percy, ligeramente nostálgico.

            -Sí… Suerte…  

            -Por cierto, mi padre apareció en el hospital.

            - ¿Hablaste con él? –Habían pasado unos cuantos días sin que supiéramos del señor Fernando. Sabíamos que llamaba a mi madre para preguntarle por Percy, pero no lo había visto ir a casa. Tal vez fue porque sabía que Percy no lo recibiría. Y entonces, no pude dejar de sentirme culpable por lo que fuera que estuviese sintiendo el papá de Percy. El señor Fernando amaba a su hijo, y que se hayan alejado por la culpa de un “problema familiar” no se me hacía justo.

            -No me apeteció hablar con él.

            -Deberías hacerlo. –Le sugerí.

            -No. No me apetece hablar con él. –Me respondió.

            -Tarde o temprano tendrás que hacerlo… A ver, ¿por qué no quieres hablar con él? Y no me pongas de excusa, porque no es razón.

            -Desde muy pequeño, siempre me ha recalcado que la honestidad es primordial en toda familia, y que el día que un miembro mienta, ese día será el fin de la familia… Adivina qué, el mintió. No puedo tolerar que haga como si nada luego de apoyar una mentira que hirió a tu familia. No pienso ser parte de sus mentiras.

            -Vamos, debería ponerte en su lugar. Y no es que lo esté defendiendo, eh. Sí me enoja que él haya sabido que mi padre estaba vivo y que no haya dicho nada a nadie. Solo digo que todos tenemos derecho a cometer errores, no conozco a una sola persona que no haya cometido un error… –Le espeté. –Mi punto es que esto no es su culpa, no puedes culparlo que algo que ocasionó mi padre. Él es el culpable, no el tuyo.

            -Sí, pero... –Intentó decir.

            -Sólo dale el beneficio de la duda. De cualquier forma, si sigues creyendo lo mismo luego de hablar con él, puedes seguir ignorándolo. Solo dale una oportunidad de explicarse… No me gustaría ser el principal factor por lo que se destruyó tu familia.

            - ¿Qué hay de ti? –Cuestionó.

            - ¿Yo qué?

            -Deberías seguir tu propio consejo.

            -Lo sé, pero hay una ligera diferencia, yo no sé dónde está mi padre para hablar con él, en cambió tú si sabes dónde encontrarlo. –Le respondí, seguro de mi respuesta, y seguro de mi consejo. Había tomado la decisión de seguir el consejo del señor Fernando, necesitaba saber la verdad, pero para eso debía esperar el tiempo que fuese necesario. Tal como lo dijo él.

            - ¿De qué hablan, chicos? –Apareció Karen junto a Camila.

            -De una película que vimos ayer. –Le respondió Percy a Karen mientras la rodeaba con su brazo.

            - ¿Qué película? –Cuestionó Karen.

            - ¿Dónde está Marco? –Pregunté rápidamente, para cambiar de tema. Miré por donde llegaron Camila y Karen para ver si venía detrás.




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