Desde el hoyo en el que me encuentro

Capítulo 31.

22-04-19

(De vuelta al presente)

            -Continuemos por partes. Empecemos por el sobre. Vi en las noticias que el papá de José fue arrestado, fuiste tú ¿verdad? ¿Qué contenía el sobre que te dejó José? –Preguntó el doctor Ismael.

            -Luego del funeral, Sergio me entregó el sobre. Y cuando lo abrí, fue como si hubiera encontrado una moneda de oro. El sobre estaba lleno de documentos incriminatorios hacia el padre de José, el alcalde. El hombre había robado millones de dólares a la ciudad, y los documentos eran la prueba. José me los había mandado por algo, él quería que su padre pagara por eso. Y claro que lo hice. Hice una copia de los documentos y se los envié a la policía. Ahora el alcalde está en prisión y su esposa en la calle, sin ninguna sola moneda en el bolsillo. –Le respondí con sinceridad. Y una pequeña sonrisa nació en mi boca.

            - ¿Cómo te sientes luego de eso? ¿Te gustó verlos de esa forma?

-No puedo sentirme mal por personas como ellos. Su destino tomó la ruta correcta. Ya hicieron mucho daño, ahora obtuvieron lo que se merecían, así que sí, me siento bien. Me siento satisfecho. Me siento en paz.

            - ¿Qué hay de tu mamá? ¿Ya le dijiste sobre tu decisión de irte del país con tu papá? –Me preguntó mientras recostó su espalda en su asiento.

            -Aún no. No sé cómo hacerlo. La he estado evitando desde el funeral de José, solo he ido a casa cuando no está. Y hoy no fui al colegio. –Le respondí con suavidad.

            -La única manera es siendo sincero, Erick.

            -Es muy fácil para usted, que puede expresarse sin ningún problema. –Le respondí.

            -Pues me has estado contado esto, yo creo que eres más capaz de lo que crees.

            -No lo sé… Sé que no puedo irme, así como si nada, sin despedirme. Es mi madre después de todo, sin embargo, el sentimiento sigue ahí. Aún sigo enojado.

-Erick, ¿estás seguro de lo que estás haciendo? ¿Realmente crees que irte con tu papá es lo mejor para ti? ¿Qué hay de tus amigos, tú mamá, tu hermano?

-Mis amigos. –Sonreí. –Hasta hace poco, ni siquiera los veía como amigos. Ni siquiera éramos unidos, no me extrañarán, y mucho menos me necesitarán. Lucas tiene a mi madre, y mi madre, mi madre… No sé lo que será de ella.

-Entonces, perdonaste a tu papá, pero no a tu mamá… No estás siendo justo, ¿no crees?

            - ¿Justo? A este paso de la vida, ya no sé lo que es justo y lo que no.

            -En la vida te encontrarás con cosas que creerás justas o injustas dependiendo del caso, sin embargo, desde el punto de vista de otra persona, lo que tú crees puede ser diferente para aquella persona… Todos tenemos distintas formas de pensar y eso es justamente lo que nos hace especiales y distintos entre sí. Lo bonito está justamente en eso. Y lo justo está en que cada persona respete la decisión de la otra por igual… -Habló con serenidad en su voz. Inspiraba confianza–. Como en tu caso, que respetaste la historia de tu familia y perdonaste a tu papá luego de escuchar su versión, pero una historia de más de un miembro no se basa en una sola versión. Aún te queda escuchar la historia desde la posición de tu mamá.

            - ¿Qué podría decirme que no sepa ya? –Protesté.

            -Dale el beneficio de la duda. No sabrás lo que tiene para decirte si no el das la oportunidad de hacerlo.

            -No sé… No creo que…

            -Piensa en lo que hizo Gael. –Interrumpió. –En un principio tú creías que Gael era inocente, no tenías pruebas, mucho menos lo conocías del todo bien. Tú solo creías firmemente en su inocencia, pese a que Gael te había dicho que si era culpable. Tú creías que era inocente, hasta que escuchaste la versión de la policía, una versión falsa que el mismo Gael había creado. Entonces tú empezaste a creer que en realidad era culpable, y no inocente como creías, ¿cierto?

            -Sí, ¿pero es que tiene que ver?

            -Por un tiempo estuviste creyendo la versión de la policía. Te habían hecho creer que Gael era culpable, él mismo se había encargado de eso. Pero luego descubriste la otra versión, la de José. Y uniste puntos de la historia que no tenían sentido, y concluiste con la verdad. ¿Qué descubriste? –Hizo una pregunta, y se respondió así mismo, con las mismas palabras que habría utilizado yo. –Descubriste que Gael si era inocente como creías, pero estaba protegiendo a su hermano. Ahora piensa, ¿qué hubiera pasado si nunca hubieras escuchado la versión de José? –me preguntó, pero esta vez esperó mi respuesta.

            -Aún seguiría creyendo que Gael era culpable.

            -Exacto. –Se alegró ligeramente–. Si José no te hubiera contado su versión, tú seguirías creyendo en la de la policía, en la versión que les contó Gael. Y ahora lo estarías odiando por algo que no hizo, y aun así se culpó para proteger a su hermano. Jamás hubieras sabido la verdad, y todo lo que me contaste, resultaría totalmente distinto.

            -Entonces debo darle a mi madre, la misma oportunidad que le di a mi padre, pero ¿qué pasa si ambas son la misma? ¿qué pasa si llego a la misma conclusión?

            - ¿Qué si te enteras de algo diferente? ¿Y qué pasaría si llegar a una conclusión diferente? La única manera es arriesgarse y descubrirlo. No creo que quieras odiar a tu mamá sin saber lo que pasó desde su posición, ¿o sí?

            -No. Claro que no. –Él tenía razón, no podía odiar a mi madre sin saber lo que sintió ella. Pero no sabía qué era exactamente lo que le podía decirle o cómo preguntarle.

            -Exacto. –Respondió aliviado.

Debía encontrar el momento para hablar con mi madre antes de irme, porque sin importar lo descubriera, ya lo tenía decido.




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