Desde el interior de mi mundo

Capítulo 3. Plan de escape

-Deberías retractarte, ¿cómo te atreves a decir eso? -reclamó una mujer elegante de cabellera corta y rubia.

 

-No te criamos de esta forma Cleon -dijo un señor con la cabellera canosa y vestido formal, estaba de pie ante el joven. -Quieres causarme vergüenza, ¿es eso?

 

-¡Retráctate ahora mismo! -exigió la fémina.

 

-Esto no tiene nada que ver con ustedes, puedo hacerlo, sé que puedo -un joven Cleon no mayor de dieciséis años intentaba plantarse firme en el suelo.

 

-¡Ajá! que estupidez, ser “el payaso de internet” ¿lo escuchas Juliet? ¡Quiere ser actor! -los progenitores compartieron una sonrisa incrédula por lo que su hijo les acababa de decir.

 

-¡¡Tienen los contactos, ustedes podrían ayudarme si quisieran!! ¡ES MÍ SUEÑO! ¿Por qué no lo entienden?

 

-Sobre mi cadáver -sentenció su padre -No eres un Archer si te atreves a hacer tal estupidez, ¿entiendes malagradecido? ¡No serás más mi hijo!

 

La mujer arreglada estaba delante de su hijo con ojos como navajas, era momento de que se rindiera, su padre había dicho la última palabra y simplemente debía renunciar. Ambos progenitores sentían que habían ganado esa discusión, pero al adorado hijo con los puños apretados y sintiendo rabia desde el fondo de su corazón los miró fijamente, si los ojos de ellos eran como navajas, el adolescente tenía la mirada de cañones de guerra.

 

-¡¡Entonces no quiero serlo!! -el rubio subió las escaleras y fue directo a su habitación azotando la puerta encerrándose en su habitación. Sus padres no vieron las lágrimas humedecer sus bellos ojos, ese era su sueño y ellos no le entendían.

 

***

Era de mañana en su habitación del hospital, había despertado de aquel sueño, En verdad cumplió lo que dijo aquella vez, nunca más sería un Archer y también fue un “payaso del internet” como sus padres tanto detestaron. Nunca se arrepintió de aquello ya que estuvo en lo cierto, logró cumplirlo y llegar tan lejos como pudo.

 

-¡¡Toc toc!! -decía con entonada voz, ni siquiera se molestó en tocar la puerta.

 

-Eh ¿Quién ... es? -el rubio respondió adormecido, aún se tallaba los ojos no queriendo salir de su habitación.

 

-¡Soy yo! y también tu ropa limpia.

 

Cleon abrió de inmediato, era un extraño saludo, pero la ropa limpia lo había convencido, llevaba usando esa bata de hospital por dos días seguidos y empezaba a sentirse asqueado. Se trataba de la chica de la máscara, sólo que no había rastro de su novio por ningún lado. Ella tenía sobre sus manos la ropa doblada y limpia de la que ni siquiera despegaba su mirada ni una sola vez.

 

-Se olvidaron de dártela, y ayer vi que seguías con la bata.

 

-¿Graciasssss...? -alargó la s para insinuar que ni siquiera sabía su nombre.

 

-Ahh soy Maaa Madelyn -finalmente lo miró a los ojos.

 

-Y yo Cleon

 

-Lo sé lo sé, noos coco nocimos cuan do llega aste.

 

De repente el rubio no supo qué responder, ese comentario no lo entendía ¿la conoció cuando él llegó? Lo había dejado desconcertado, no la recordaba a ella ni muchos menos haberla conocido antes ¿por qué dijo aquello entonces?

 

-Ppero es que es tabas aún mu muy adormecido, cre o que dormis te ppor tres ddías

 

-No, desperté hace … Este es mi tercer día aquí -la preocupación se colaba en sus palabras. ¿acaso llevaba tres días dormido y tres despierto?

 

Ella no parecía mentir, había sido amable al traerle sus ropas, era evidente de que no iba a ser una mentirosa, pero era difícil saberlo por esa máscara que usaba, ¿estaría escondiendo un gesto burlón detrás de ella?. Volvió a examinarla, toda su ropa le daba un aspecto infantil pero su estatura no era de una niña pequeña, sino más bien tenía unos quince años posiblemente.

 

Se quedó unos segundos intentando encontrar en sus recuerdos algún flash o imagen sobre lo que ella estaba diciendo, sin embargo, no había nada en su mente, había estado realmente adormecido si era verdad lo que ella decía. Pero pronto dejó de perder tiempo con aquello, en cambio necesitaba alguna manera de salir, y si ella era la única que se le acercaba hablarle. No tenía más opciones.

 

-Bien Madelyn, tú has estado mucho tiempo en este lugar, ¿no? -miró como ella asentía en respuesta a su pregunta.

 

-¿Acaso las enfermeras confiscan nuestras pertenencias al llegar? -ella asintió otra vez.




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