Desde el interior de mi mundo

Capítulo 12. ¿Por qué estás aquí?

Bajó de la limusina, había salido ya de aquella entrevista para un show en vivo, ahora estaba llegando a su lugar de trabajo, un papel digno de una estrella. Era una nueva película que estaría rodando, algo de temática romántica y de acción, él sería una especie de agente secreto. Al llegar fue recibido por los muchos asistentes, dándole agua, algo de comer y quitándole la chaqueta de cuero para guardarla.

 

-Uno. dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve… -se escuchaba la voz del rubio, se encontraba en el salón de vestuarios preparándose para iniciar con el rodaje. -Uno. dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve… ¿es en serio?

 

Había fruncido el ceño mientras que daba un resoplido lento e intentaba calmarse apartándose de esa nueva chaqueta de piedras brillantes y lujosas. Un ítem nuevo que se usaría para las primeras escenas. Pero no estaba bien.

 

-Señor Cleon, lo esperan en el set. -había entrado la asistente mientras observaba los hombros tensos del chico

 

-¡Son nueve! .. ¿qué les dije? ¡Maldición! -gritó volteándose de frente ante la mujer que había ingresado.

 

Él tenía un tic en el ojo mientras que daba un paso hacia atrás tan brusco que su cabello incluso se desacomodaba levemente de su peinado perfecto.

 

-Ehh.. llamaré a Celia ..seguramente es sólo un problema menor.

 

-¿Menor? -enojado se acercó a la tan torpe y descuidada asistente que no veía la gravedad del asunto. Si hubiese podido desaparecerla con una mirada, realmente lo habría hecho antes -¿Sabes quién soy? -masculló con una voz casi gutural, no parecía el agradable sujeto del show en vivo. -Soy la más grande estrella juvenil, las empresas audiovisuales y musicales pelean porque aparezca en sus insignificantes proyectos, las marcas ruegan a mis rodillas porque modele sus patéticas prendas y ¿dices que es una pequeñez? -su tono de voz elevado asustó a la joven, Cleon salió de allí sin querer ver el rostro de aquella muchacha, seguro haría que la despidieran.

 

Seguramente ella era una novata en el trabajo, pues todos los que llevaban tiempo trabajando con Cleon sabían la verdad, él era un obsesivo y una persona especial, en cuanto solicitaba sus cosas, debían ser hechas como pensaba o parecía que el mundo explotaría en cualquier segundo.

 

-¡Pedí diez joyas europeas de tono índigo! ¡No nueve! ¡DIEZ! -gritaba en el set de grabación.

 

Incluso había lanzado una de las cámaras contra la pared, todo lo que apareciera a su paso terminaría destruido. El rubio sólo quería escapar a su camerino, pues ir a aquella prueba de vestuario había sido un fiasco. Todos los asistentes parecían haber escapado lejos del rubio, cuando lo escuchaban gritar todos se volvían invisibles.

 

Aquel camerino lujoso que pidió ser tapizado con un tono rubí y decorado con piezas de oro, cuadros de él y posters de sus mejores poses como modelo, actor o incluso cantante. Ya que él era una estrella completa, justamente porque Cleon daba lo mejor en cada uno de sus trabajos exigía un trabajo perfecto de todo el resto del equipo. Pero siempre terminaba decepcionado. ¿Por qué les era tan difícil complacerlo? ¿Por qué no podían tener sus cosas exactamente como las solicitaba?

 

Además, ¿por qué todos parecían tener miedo de él? Era cierto que tenía un mal humor, pero no era nada diferente a lo que otras personas pudieran tener, es decir, ¿quién no tenía mal humor? Solo que el mal humor de Cleon provenía de un odio excesivo a la imperfección. Y eso no tenía nada de malo, ¿verdad? Si las cosas pudieran hacerse bien, entonces debían ser bien hechas y punto.

 

Minutos después estaba ya en su camerino, en posición fetal en su esquina, de alguna manera se sintió mal. No soportaba la idea de que sus joyas no fueran como las esperaba, además, para él era inconcebible que la estúpida asistente de maquillista no supiera colorear su contorno de manera profesional ¿acaso pensaba que era un maldito preescolar? ¿quién carajos contrató a esa maquillista inútil?

 

Era tan frustrante, tanta imperfección rodeándolo. Porque no sólo se trataba de unas simples joyas o un pésimo maquillaje, eran muchas más cosas. Toda esa imperfección e incompetencia rodeándolo haría que su maldita razón lo abandonara. El estúpido camarógrafo ni siquiera pudo tomar sus mejores ángulos, y ¿qué demonios pasaba con esa agua? Él pidió agua mineral marca “el manantial” entonces, ¿por qué demonios le llevaron agua marca “bear”? No podía comprender nada, sus errores eran a propósito, ¿no? esos incompetentes sólo deseaban sabotearlo, arruinar su carrera y enloquecerlo.

 

Cleon tiraba de sus propios cabellos, acto que denotaba lo afectado que se sentía, pues él realmente adoraba sus caireles rubios naturales. ¿porque la gente era tan tonta? ¿Por qué eran todos tan inútiles? pero lo peor de todo era ese momento justo en que él mismo también era como ellos, humano, imperfecto y demás. Aunque odiara admitirlo, era débil porque los comentarios negativos lo afectaban. Justo cuando tomó el teléfono los vio, esos estúpidos comentarios atacando su apariencia, su cabello, las capturas con gestos que lo hacían ver mal. Odiaba encontrarse con esas palabras de odio, ¿qué tenían en la cabeza esas personas? ¿Por qué les costaba tanto entender lo perfecto que él era?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.