Desde ese BalcÓn

Capítulo 11. Lo que pasa con los chicos *Extra de el primer día de encierro con Alessia, Dante, Emilio, Camila y Francesca*

Alessia

Es tan difícil liderar con una adolescente, recuerdo las palabras de mi madre -Ya tendrás a tus hijos y con ellos pagaras- recuerdo tan perfecto sus palabras, pero parece que me castiga más de lo debido.

-Antonella, no has recogido la mesa, por favor hazlo- grito desde la cocina, mientras termino de preparar el desayuno de Bruno, quien desde las 7 de la mañana tiene conferencia.

-Mamá, no debes de gritarme así- dice Antonella acercándose a la cocina con los trastos de la mesa.

- ¿disculpa señorita- digo sorprendida.

-Todos creerán que soy tu sirvienta- con voz baja comenta, mientras acomoda los trastos en el lavavajillas.

-No me digas eso, todos saben que liderar con una adolescente es así, un cuento de nunca acabar.

-Como sea, iré a clases- dice camino a su habitación con los audífonos al oído.

Solo tiene 14 años, y solo es una, no puedo creer lo difícil que es lidiar con ella, sé que la tuve a una edad muy temprana, pero nunca me imaginé que sería así. Pienso mientras la miro entrar a su habitación.

-Cariño- escucho a Bruno hablarme.

- ¿Qué pasa? - pregunto mientras me acerco a la puerta del cuarto donde se encierra para que no se escuche ruido.

- ¿Esta todo bien?, solo me queda una hora- pide con las manos un poco de silencio.

-Si cielo- contesto con un sonrisa un poco forzada.

-Te amo- dice cuando se encierra nuevamente.

Bruno y yo nos conocimos en la secundaria, nos hicimos inseparables, y cuando cumplí los 17sali embarazada, no me arrepiento porque Antonella fue hecha con mucho amor y ambos somos muy unidos, pero si siento que no disfrute mi vida, aunque no es de lamentarse, tengo un esposo maravilloso y una hija hermosa.

-Mamá- dice detrás de mi Antonella.

-Dime hija.

-Lo siento, no debí hablarte así- dice cuando me da una brazo.

Algo que no he mencionado, es que ella siempre pide perdón, sé que no es la manera, pero no puede vivir con la culpa de que me levanto la voz o de que dijo algo inadecuado.

-No tienes que decirlo mi vida- contesto su abrazo y le doy un beso en la frente -debes seguir con clases- le recuerdo.

Se va a su habitación, y me quedo a limpiar un poco la casa, si este es el primer día de un encierro total, no me quiero imaginar como estaremos en 1 mes.

 

Dante

Es oficial, no trabajaremos en un largo tiempo, pero, que debo hacer, invitar a Mia que pase conmigo la cuarentena o que se quede en casa de sus padres, sé que sonara comprometedor pedírselo, pero sin verla no podre estar en paz.

-Amor ¿cómo estás? - pregunto cuando contesta y teléfono.

-Bien cariño, oye que sabes exactamente sobre esta pandemia, ¿debemos preocuparnos mucho? - pregunta con su dulce voz.

-Te parece si nos vemos en mi casa para hablar de ello- la invito mientras pienso en que hacer de comer.

-Si claro, en una hora estoy por allá- dice mientras corro a la cocina para ver con que sorprenderla y decirle que todo estará bien.

Hago pollo a la naranja, el platillo favorito de ella, pero con verduras salteadas junto al pollo y el arroz chino que tanto ama, acomodo la mesa y recojo mis cosas un poco para que se vea presentable.

Me doy una ducha y me arreglo para ella, siempre me gusta consentirla, al igual que yo, ella trabaja mucho para ayudar a sus padres con los gastos de la casa.

-Amor- digo cuando la veo en la puerta, trae consigo un vestido rosa y unas zapatillas a juego, me encanta la manera en que lucen los colores en su hermosa piel.

-Cariño- contesta mientras se lanza a darme un ligero beso en los labios.

Le cedo el paso y nos dirigimos a la mesa, acomodo las bandejas con la comida y su cara de sorpresa no tiene igual, es decir, siempre la hace, me encanta saber que siempre es un sorpresa atenderla así.

-Pollo a la naranja y arroz chino- dice saboreando con sus manos la comida.

-Tú favorito- digo mirándola directamente a los ojos.

-Serás un gran esposo- comenta cuando toma la iniciativa para servirse la comida.

“Serás un gran esposo” suena en mi cabeza, el eco se hace grande cada vez más, será que ella de verdad quiere que se lo proponga.

-Dime cariño, ¿quieres pasar la cuarentena conmigo? - pregunto lleno de esperanza.

-Lo dices en serio- contesta mientras se levanta de la mesa y camina hacia mí -claro que sí, pensé que no lo pedirías- termina mientras se sienta en mis piernas.

-Es una gran respuesta, deberemos hablar con tus padres, esperemos que como a mi te paguen el sueldo y se los puedas dar a ellos, mientras nosotros nos mantenemos con el mío, ¿Qué dices?

-Si, hoy les diré, que ha decir verdad, será bueno para ellos estar solos- sonríe y me da un beso en los labios.

-Te amo Mia- digo entre el beso.

-Te amo más Dante.

Terminamos nuestra comida y nos quedamos maratoneando la serie de Lucifer, su favorita.




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