Capítulo 15. 22 Abril 2020

-Es hoy, es hoy- es lo primero que digo cuando abro los ojos, hoy al fin se cumplen los 40 días que le dieron de reposo a Romeo, y tendremos una cena en el balcón, bueno el en el suyo y yo en el mío, y si su prueba sale negativa existe la posibilidad de tener la cena aquí.

Camino al baño, mientras estoy cepillando mis dientes llegan Mika y Milo.

-Buenos días, mis amores – los saludos mientras se acarician con mis pies, que por lo que veo, tengo que depilarlos, hace más de un mes que no toco el rastrillo.

-Miau- escucho a Mika.

-Si princesa se que debo depilarme- contesto mientras me quito la ropa para darme una ducha -deberían entrar el agua esta tibia- les recomiendo a mis gatos que solo me ven con disgusto.

Mientras estoy masajeando mi cabeza con el shampoo, escucho como suena mi celular, así que tomo la bata de baño para salir a la sala donde deje cargándolo.

-Hola- contesto sin reconocer el numero de la llamada.

-Hola ¿Cómo estás? - preguntan del otro lado de la línea, pero dudo en contestar ya que no reconozco la voz -soy la abuela de Romeo- al fin dice.

-Hola señora, bien gracias y usted- pregunto un poco nerviosa. Como consiguió mi número. Pienso.

-Bien mi niña, me conto Romeo que hoy tendrán una cena, ojalá su prueba sea negativa para que puedan estar juntos.

Sus palabras me suenan a complicidad, se que Romeo y yo llevamos poco de conocernos, pero no lo sé, es confuso el saber si siente o no lo mismo que yo, es decir, hablamos muy bien, como lo hacen los amigos, pero ahora las palabras de su abuela y el decir -para que estén juntos- están haciendo que mis piernas tiemblen un poco de nervios.

-Desearía que así fuera- termino por decir mientras camino de regreso a la ducha.

-Sabina, mi nieto es un buen partido, solo dale una oportunidad- confiesa.

-Si, bueno no se exactamente a que se refiera, el me dijo que solo me quiere agradecer todo lo que he hecho por él.

-Ya la regué verdad, bueno te marco después- escucho el sonido del teléfono que avisa que termino la llamada.

Ahora mi cabeza va a explotar -dale una oportunidad- retumba en lo más profundo de mi cerebro, el solo me agradecerá o, no, no te ilusiones, bueno, hagámoslo, las ilusiones de mi mente se desequilibran al imaginarme con Romeo, pero ¿me pedirá algo más?, como ser su… No lo pienses, mejor deja que pasen las cosas después, me repito una y otra vez.

Termino mi rutina de baño, me pongo un shorts y una camisa para darle una limpieza profunda a mi departamento, son las 12 del medio día así que me propongo a terminar a las 4.

-Voy camino a la prueba, roguemos sea negativo para poder estar juntos- leo su mensaje, consecutivo a eso una sonrisa en mi rostro es inevitable.

Paso las horas limpiando, recogiendo y sacudiendo todos los muebles, incluso limpio a profundidad mi balcón, que no esta de lo más sucio, pero aun así tenemos que impresionar.

Cerca de las 4 de la tarde vibra mi celular, al sacarlo veo un mensaje de entrada de Romeo.

-Siento mucho decirte esto, pero- al leerlo mi garganta se seca -pero, es negativo así que te veo a los 8- un brinco de felicidad celebro que podremos estar juntos -llevare la cena.

Para nuestra cena, que sé que es una cita, escojo un vestido tipo seda color rojo unos centímetros arriba de mis rodillas con una abertura en la pierna, suelto mi cabello, pongo unos mechones en frente, pinto mis labios de rojo y elijo unas zapatillas negras en punta.

Son las 7:45 de la noche, estoy empezando a sentir esa sensación en mi estómago, esos nervios de la cita me empiezan a invadir.

Reviso que todo este listo, en el balcón acomode la mesita que tengo junto a las sillas, puse un mantel blanco con unas velas que aun no enciendo, los platos, copas y cubiertos a juego.

Mi corazón se escucha en el silencio, mis manos empiezan a sudar, mi respiración se agita un poco, los nervios de verlos están conmigo.

-Ding dong- el timbre suena, me acerco lentamente a abrir, miro por la mirilla y ahí esta él.