Desde ese BalcÓn

Capítulo 22. Cumpleaños de Sabina (Segunda parte)

Debo decir que ha sido la mejor mañana, Romeo es la clase de esposo que quieres, aunque solo somos novios, vivir juntos siento que nos hace más cercanos a esposos o a una pareja formal.

-Eres increíble- dice abrazado a mí.

Hemos hecho el amor dos veces después de desayunar, me está complaciendo en todos los sentidos, debo decir que extrañare estas mañanas, estas mañanas de estar pegada a él.

-Tú eres increíble- digo volteándome a él para tenerlo frente a mí -sabes, así quiero estar siempre.

-Prometo que así será, haremos posible esto- dice señalando sus dedos a los dos.

-Feliz cumpleaños jefa- leo el primer mensaje de Emilio

-Si, que cumplas muchos más- leo a Camila.

-Felicidades, pero ya te hayan dado tu regalote- escribe Dante.

-Debemos de hacerle una videollamada- sugiere Francesca

-Aún debe de estar enpiernada, dejémoslo para más tarde- leo a Alessia.

-Así es chicos sigo enpiernada- escribo.

Sugieren marcarme antes de la hora de la comida, algo justo ya que estoy agusto junto a romeo.

Miro el reloj, son cerca de las 11 de la mañana, ya es lunes una vez más, pienso en todo lo que tendré que organizar a partir de mañana.

Romeo entrelaza mi mano con la suya -Mis padres quieren venir a conocerte, sobre todo mi abuela.

-En serio.

-Si, quieren saber si nos falta algo, bueno no, solo quieren saber quién es la chica que se ha robado a su niño.

- ¿Su niño? - suelto una pequeña carcajada.

-Soy el mayor y único nieto de mi abuela- menciona -además, si soy su niño, soy el consentido de ella.

-Qué lindo- digo un poco nerviosa - ¿Cuándo vendrían?

-Este fin de semana, el sábado por la tarde llegarían y se van el domingo por la noche.

-Es increíble, tendremos que poner manos a la obra en el departamento.

Nos levantamos el entra al baño, y yo salgo al balcón para hacer la videollamada con los chicos.

Después de 30 minutos de hablar por videollamada, decido entrar para empezar la comida, pero para ello ya me llega el olor a lasaña.

-Amor- digo mientras veo que está en la cocina.

-No te preocupes cariño, tengo que consentirte mucho hoy y siempre.

Pasamos las próximas dos horas preparando la comida, incluso hacemos un pastel pequeño de chocolate, de pronto suena el timbre.

Camino para abrir la puerta cuando me detiene Romeo -Iré yo.

Lo dejo que avance en lo que regreso a la cocina para terminar de decorar el pastel que solo será para nosotros dos. No puedo evitar sentir curiosidad de que es, pero aun así me aguanto, ya que, si es una sorpresa para mí, no se la quiero arruinar.

Después de unos minutos más, Romeo esta de regreso conmigo, no pregunto nada y sigo con lo mío.

-Si quieres ve a darte un baño en lo que termino de arreglar aquí.

-Amor, mejor vamos los dos, para que me ayudes- propongo.

Aguardamos las cosas e iniciamos un viaje cachondo al baño, nos metemos a la tina y nos relajamos un poco, escucho un ruido que viene de la sala, pero me imagino que son los gatos, rápido Romeo termina y sale del baño.

-Me iré apresurando.

Me exfolio mi cuerpo, limpio mi cara, me levanto de la bañera, seco mi cuerpo, enrollo la toalla a mi cabeza y salgo en bata de baño al cuarto para cambiarme.

Esta ocasión decido ponerme un vestido coral corto, con unas sandalias de brillos, mi cabello suelto y un maquillaje por lo más ligero.

-Cielo- dice Romeo cuando entra - ¿estas lista?

-Claro- contesto dándole un beso.

-Te tapare los ojos- pone una pañoleta alrededor de mi cabeza tapándome los ojos, me guía a salir del cuarto -cuando cuente tres, te quitas la pañoleta- dice en mi oído -uno, dos-

Cuando escucho que dice tres, quito la pañoleta lentamente, y cual es mi sorpresa, están los chicos del dulce de tu vida, osea mis amigos.

-Sorpresa- dicen todos juntos.

Verlos una vez más hace que mis ojos se llenen de lágrimas, claramente son de felicidad sobre todo de saber que Romeo considero que las personas que más quiero estuvieran conmigo este día.

Agradezco a cada uno de ellos el estar conmigo, por segunda vez vinieron sus sus familiares y sobre todo solo una pequeña reunión de 4 horas.

Pasamos comiendo, e incluso jugando jenga, chicos contra chicas, es obvio que ganamos. Tomamos shot de tequila, bebemos wisky incluso, nos cruzamos con todo lo que tengo en mi minibar.

-Sera hora de irnos, antes de que nos acabemos las bebidas de Sabina- sugiere Alessia.

-Eso sí, mi esposa ya me está marcando- continua Emilio.

Todos se van en la miniván de Emilio, nos despedimos desde la cochera de ellos.




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