Desde Génesis hasta Apocalipsis - Temporada 1

Capítulo 1 : Conocieron la vergüenza

En el principio, cuando el universo aún resonaba con el eco de la creación, Dios formó un jardín esplendoroso al que llamó Edén. Era un lugar de indescriptible belleza, donde cada amanecer bañaba las hojas y flores con un resplandor dorado, y los riachuelos cantaban melodías cristalinas mientras serpenteaban por entre los prados.

En medio de este paraíso, Dios modeló al primer hombre, Adán, del polvo de la tierra, y sopló en sus narices el aliento de vida. Adán abrió los ojos y contempló el esplendor del Edén. Caminaba por los senderos floridos, maravillándose de la infinita variedad de vida, de las bestias del campo, las aves del cielo y los peces del mar. Sin embargo, a pesar de toda la belleza que lo rodeaba, había una sombra de soledad en su corazón.

Dios, viendo la necesidad de compañía en Adán, dijo: "No es bueno que el hombre esté solo. Le haré una ayuda idónea para él". Así, sumió a Adán en un profundo sueño, y mientras dormía, tomó una de sus costillas y de ella formó a la mujer. Cuando Adán despertó y vio a Eva por primera vez, su corazón se llenó de una alegría indescriptible.

"¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne!", exclamó Adán con admiración. "Ella será llamada Mujer, porque del Hombre fue tomada".

Eva abrió los ojos y sus pupilas se llenaron con el reflejo del Edén. Juntos, Adán y Eva exploraron el jardín, descubriendo cada rincón de aquel paraíso. Se deleitaban en la abundancia de frutos, bebían del agua pura de los riachuelos y disfrutaban de la compañía de todos los seres vivos. La vida en el Edén era perfecta, sin tristeza ni dolor.

En el centro del jardín, crecían dos árboles especiales: el Árbol de la Vida y el Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. Dios les había dado una advertencia clara: "Pueden comer de todos los árboles del jardín, pero del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal no deben comer, porque el día que de él coman, ciertamente morirán".

Un día, mientras Eva paseaba por el jardín, se encontró con la Serpiente, la criatura más astuta de todas. La Serpiente, con voz suave y persuasiva, se acercó a Eva y le dijo: "¿Así que Dios les ha dicho que no coman de ningún árbol del jardín?".

Eva, desconcertada, respondió: "Podemos comer del fruto de los árboles del jardín, pero del fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios ha dicho que no comamos ni lo toquemos, para que no muramos".

La Serpiente, con una sonrisa astuta, replicó: "No morirán. Dios sabe que el día que coman de él, sus ojos se abrirán y serán como dioses, conocedores del bien y del mal".

Eva, cautivada por las palabras de la Serpiente y la belleza del fruto, extendió su mano, tomó un fruto del árbol y lo comió. Luego, llevó el fruto a Adán, quien también comió. En ese instante, sus ojos se abrieron y se dieron cuenta de su desnudez. Avergonzados, cosieron hojas de higuera para cubrirse.

Al atardecer, cuando escucharon la voz de Dios paseándose por el jardín, Adán y Eva se escondieron entre los árboles. Dios llamó a Adán: "¿Dónde estás?".

Adán respondió: "Te oí en el jardín y tuve miedo porque estaba desnudo, así que me escondí".

Dios le preguntó: "¿Quién te dijo que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol del cual te ordené no comer?".

Adán, avergonzado, señaló a Eva y dijo: "La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí".

Dios se dirigió a Eva: "¿Qué es lo que has hecho?".

Eva respondió: "La Serpiente me engañó, y yo comí".

Entonces, Dios, con una tristeza infinita, pronunció su juicio: "A la Serpiente maldita serás entre todos los animales. Sobre tu vientre te arrastrarás y polvo comerás todos los días de tu vida. Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y la de ella; su descendencia te aplastará la cabeza, y tú le morderás el talón".

A Eva le dijo: "Multiplicaré en gran manera tus dolores en tus embarazos; con dolor darás a luz los hijos. Y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti".

Y a Adán le dijo: "Por cuanto obedeciste la voz de tu mujer y comiste del árbol del cual te mandé diciendo: No comerás de él, maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás".

Dios, lleno de compasión, hizo túnicas de piel para Adán y Eva y los vistió. Luego, dijo: "He aquí, el hombre ha llegado a ser como uno de nosotros, conociendo el bien y el mal. Ahora, no sea que extienda su mano y tome también del Árbol de la Vida y coma, y viva para siempre". Y así, los expulsó del Jardín del Edén.

Colocó querubines y una espada encendida que se revolvía por todos lados para guardar el camino del Árbol de la Vida. Adán y Eva, tomados de la mano, caminaron juntos fuera del paraíso, hacia un mundo nuevo y desconocido, llevando con ellos la promesa de redención y la esperanza de un futuro donde podrían, alguna vez, volver a estar en presencia de su Creador.



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En el texto hay: historia, redención, dios

Editado: 10.12.2024

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