Isaac, el hijo de Abraham y Sara, se casó con Rebeca, la hija de Betuel y hermana de Labán. Rebeca tuvo dificultades para concebir, pero después de que Isaac oró al Señor, Rebeca quedó embarazada de gemelos: Esaú y Jacob. Durante el embarazo, Rebeca sintió que los niños se peleaban en su vientre, y Dios le dijo que dos naciones estaban en su seno, y que el mayor serviría al menor.
Esaú, el primogénito, se convirtió en un hábil cazador, mientras que Jacob era un hombre tranquilo que prefería quedarse en casa. Un día, cuando Esaú regresó cansado y hambriento de cazar, vendió su primogenitura a Jacob a cambio de un plato de lentejas.
Cuando Isaac envejeció y sus ojos se debilitaron, quiso bendecir a Esaú antes de morir. Rebeca, recordando la promesa de Dios, ayudó a Jacob a hacerse pasar por Esaú. Isaac, engañado por la voz y el olor de Jacob, le otorgó la bendición reservada para el primogénito. Al enterarse, Esaú juró venganza y Jacob huyó a la casa de su tío Labán en Harán.
En Harán, Jacob se enamoró de Raquel, la hija menor de Labán. Acordó trabajar siete años para Labán a cambio de la mano de Raquel. Sin embargo, Labán engañó a Jacob y le dio a Lea, la hermana mayor, como esposa. Jacob trabajó otros siete años para casarse también con Raquel.
Jacob tuvo doce hijos, que serían los fundadores de las doce tribus de Israel. Con Lea tuvo a Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón. Con Raquel tuvo a José y Benjamín. Con Bilha, la sierva de Raquel, tuvo a Dan y Neftalí. Con Zilpa, la sierva de Lea, tuvo a Gad y Aser.
Después de muchos años en Harán, Jacob decidió regresar a Canaán. Durante el camino, temió encontrarse con Esaú, pero los hermanos se reconciliaron pacíficamente. Jacob también tuvo una experiencia transformadora cuando luchó con un ángel durante la noche, y recibió el nombre de Israel, que significa "el que lucha con Dios".
José, el hijo favorito de Jacob, era odiado por sus hermanos debido a los sueños que tenía, donde veía que sus hermanos se inclinaban ante él. Un día, sus hermanos decidieron deshacerse de él y lo vendieron como esclavo a unos mercaderes ismaelitas, que lo llevaron a Egipto.
En Egipto, José fue vendido a Potifar, un oficial del faraón. A pesar de las dificultades, José prosperó debido a la bendición de Dios. Sin embargo, la esposa de Potifar intentó seducir a José, y cuando él la rechazó, ella lo acusó falsamente y José fue encarcelado.
En prisión, José interpretó los sueños del copero y el panadero del faraón, prediciendo correctamente el destino de ambos. Más tarde, el faraón tuvo sueños inquietantes que nadie podía interpretar. El copero recordó a José, quien fue llevado ante el faraón para interpretar sus sueños.
José explicó que los sueños del faraón predecían siete años de abundancia seguidos de siete años de hambre. El faraón, impresionado por la sabiduría de José, lo nombró segundo al mando en Egipto y encargado de almacenar alimentos durante los años de abundancia.
Durante los años de hambre, los hermanos de José vinieron a Egipto en busca de alimento. Sin reconocer a José, pidieron ayuda. José, después de probar su integridad, se reveló a sus hermanos y los perdonó. Jacob y toda su familia se trasladaron a Egipto, donde vivieron en la tierra de Gosén.
Jacob vivió en Egipto durante 17 años antes de morir. Antes de su muerte, bendijo a sus hijos y pidió ser enterrado en la cueva de Macpela, junto a Abraham y Sara. José cumplió su deseo y luego continuó viviendo en Egipto.
José vivió hasta los 110 años y vio a los hijos de sus hijos. Antes de morir, hizo prometer a los israelitas que llevarían sus huesos de regreso a Canaán cuando Dios los llevara de vuelta a la tierra prometida.
Editado: 10.12.2024