Desde Madrid, con Amor.

CAPITULO 4: LUCHA Y HUIDA

La verdadera historia comienza aquí, hice conciencia acerca del camino hacia donde  iba, aunque estoy enterada de que mis problemas no eran los suficientemente grandes, digo solo tenía que tener el carácter para enfrentarme a mis padres; es decir, no estaba muriendo de hambre, mis extremidades estaban íntegras, por fortuna en ese momento ni siquiera estaba pasando por alguna enfermedad mental o incapacitante, tal y como lo hace el 40% de la población en el mundo, al tomar el metro a la escuela siempre veía a alguna persona con una capacidad diferente, al mismo tiempo que pensaba que ellos si tenían verdaderos problemas existenciales, nada como los míos, los cuales solo eran problemas de una pequeña joven que no sabía si el camino que tomaría era el correcto, solo sabía que era el correcto porque dejaría de hacer lo que sus padres mandaban y ordenaban todo el tiempo, ese sabor a libertad no tenía comparación, se sentía tan diferente, años de seguir un reglamento estricto, años de cumplir sueños de otros; mamá me obligo a acudir a clases de pintura desde los 7 años afortunadamente 6 años después de clases continuas, mi profesor le dijo que lo que sea que fueran mis pinturas eran un asco, que le hiciera un favor al mundo y no me volviera a llevar; hoy debo confesar que le siento un gran aprecio al profesor por haberme liberado aunque fuese un poco del grillete con el que había nacido.

A la mañana siguiente me encontraba más segura, en casa con mis padres, sin ningún Raúl, recostada en el jardín, con una tranquilidad que durante mucho tiempo no había tenido, el día estaba nublado pero el clima era tan agradable que parecía que el sol se había escondido un poco solo para mí, para que pudiera apreciar las nubes en su totalidad, escuchaba la canción “I want what i want” de Avril Lavigne, cuando de pronto mi hermana Ana se acercaba y cuando abría la boca se escuchaba un ruido estruendoso, sorpresa, mi alarma lo había hecho de nuevo, había arruinado otro sueño maravilloso, por fortuna desperté, se me habría hecho tarde de no ser así, me había quedado dormida escuchando a Avril Lavigne.

Me levante, me mire al espejo, estaba contenta, tenía todo preparado para gritarles en la cara a mis padres unas cuantas verdades que se rehusaban a ver, parecían ciegos ante lo que verdaderamente quería y su mejor escudo era que me iría mejor en la vida si seguía el dictamen que el juez declaraba; no pude emitir ni una palabra después de su argumento, por lo que inicie los trámites correspondientes, al cabo de 3 meses, ya me encontraba en un vuelo directo a la ciudad de Madrid.

Moría de miedo, en el aeropuerto tuve que pensarlo durante las cuatro horas de revisión de equipaje, me vi muy tentada a perder el vuelo, pero pensé:- Karen, ¿no era esto lo que querías?, no has llegado tan lejos para seguir siendo cobarde, continuar con las vendas en los ojos y seguir cubriendo una realidad la cual odias- me dije en silencio a mí misma. Pero quizás eso no fue lo más duro, lo más severo fue que nadie de mi familia fue a despedirme al aeropuerto, ese día entendí que el cariño de los padres es un amor condicionado, ellos solo te aman si sigues sus reglas, si te comes las verduras, si sacas buenas calificaciones, si no los molestas mientras trabajan, si te portas bien, etc. Todo el tiempo he deseado que me amen por lo que soy y no por todo lo que he invertido en ganarme su cariño. Quisiera que me amaran por el simple hecho de ser su hija, o quizás es parte del precio de la libertad que empiezo a pagar. Ana se despidió de mí a través de una llamada telefónica antes de entrar a su examen, no pudo acompañarme al aeropuerto.

Ana me impulsaba todo el tiempo para que me librara de una vez por todas de la vida que tenía, ella deseaba que extendiera mis alas y volara un vuelo para mi misma, algo que por primera vez haría. Ana solía ser todo lo contrario a lo que yo solía ser, ella es divertida, espontánea, guapa, sus ojos son verdes, su cabello castaño claro, quizás por eso le es más fácil conseguir todo lo que se propone, bueno ya sabes lo que dicen, la vida es sencilla para gente atractiva; ser su hermana resulta increíble ante las demás personas y me es un trabajo arduo; jamás se dejaría manejar por mis padres y es por ello que los conflictos crecen en casa ante su actitud. Si ella esta bien o son mis padres los que siempre han estado en un error, la verdad no me interesa saberlo, hoy no me lo cuestionaré, simplemente seguiré mis sueños y los consejos de Ana.  

Durante el vuelo hice un pacto conmigo misma, prometí que cambiaría, no se si fue parte del proceso de madurez abrupto al que me sometí, pero odiaba la persona que era gracias a mis padres, prometí seguir cumpliendo mis objetivos en Madrid, pero no sería más aquella Karen, después de ser una persona obediente, callada, sumisa, amable, anuente, la que pensaba primero en los demás antes de ella. Me cansé de todo, ese era mi momento de despertar y tomar las riendas de mi vida sin mirar atrás. El vuelo continuo sin contratiempos hasta que el aterrizaje destruyo todas las expectativas que tenía para salir ilesa de ese avión; no fue para nada sencillo, los motores no dejaban de sonar y parecía que el avión se derrumbaría, mi primera vez fuera de México y estaba tan cerca de morir en mi primer intento… 




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