Tuve un sueño extraño, todo parecía confuso, una neblina gris en mi cabeza sumado con esa sensación de angustia que no desaparece, querer despertar de un sueño profundo y no poder, escuchar voces de medio mundo como parte de una sicofonía demoníaca quizás no tan creepy como de una película de terror, pero lo suficientemente terrorífica para querer despertar inmediatamente. Sollozos tratando de ocultar un dolor que no tiene fin. La pesadez en mi cuerpo, que empeora mis movimientos si es que en mis sueños puedo moverme, aunque no me muevo, solo floto, las cadenas en mis pies, no me dejan ir, no se donde estoy, pero la impotencia y desesperación se apodera de mi ser. Quiero gritar y me es imposible, mis cuerdas vocales me son inexistentes, el llanto que estoy a punto de romper no sale, me rindo, no se que hacer.
La profundidad de mi alma que jamás se hizo presente de pronto parecía tener rostro, un rostro benévolo y confundido que me miraba tratando de explicarme donde estaba, no tuvo palabras, solo lo mire fijamente durante unos segundos, sus ojos marrones que mostraban empatía y sensibilidad, nadie nunca me miro como aquellos ojos, lo mire fijamente e inmediatamente después de haber sostenido su mirada me abandonó, dio la media vuelta y no volví a ver aquel rostro, aunque me resulta borroso, pero logró trasmitirme esa paz que necesitaba en ese momento, todo después de ello solo fue un bucle negro que no recuerdo; jamás comprenderé el significado de mis alucinaciones.
Editado: 01.04.2020