Me siento cansado.
Lejano y pesado, pero solo dentro mío.
Dentro de una especie de muro que ya se cayó.
He abierto los ojos forzosamente.
De la manera más vergonzosa posible.
He faltado el respeto a mis creencias.
Y ahí estoy, sintiéndome por fin dueño de todo.
Un loco comprado,
bailando entre los vaivenes de los efectos perecederos.
Mañana quizás sea otro.
O quizás solo cambien de música.
Mi cabeza se ha callado y el ruido de la calle
llega por fin a mis oídos.
Escuchó los maúllos, los murmullos, los cotilleos,
las palabras malsonantes y los pasos presurosos.
Que vida más trajinada la que me rodea,
que personas tan apuradas con sus quehaceres, desganados.
He abierto los ojos, pero ¿por cuánto tiempo?
¿Cuándo volveré a caer?
O, es que, y ¿si ya estoy en el hoyo?
Y, ¿si solo caeré hacia otro más profundo?
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Editado: 25.01.2024