Desde mi infierno

13

     Vamos caminando rumbo al club de Tony, claro, decidieron eso por que ninguno de los dos tiene tacones como yo, aunque no son muy altos ya me canse. Fuera de la puerta que nos conducía al infierno Gabriel se despidió y se fue hacia la iglesia, mientras vamos caminando yo me retraso un poco, recuerdo el trayecto del castillo al portal. Todo se veía más nítido, antes creí que no había nadie, pero de regreso alcance a visualizar más cosas, entre ellas ví pasar a unos demonios que latigueaban a lo parecia eran humanos, los hacían marchar hacía no se donde. Me dió horror ver eso ya que recorde quien era antes de morir y lo que hubiera sido de mi si hubiera seguido por ese camino, si Tony no hubiera decido darme una segunda oportunidad, pero eso no fue lo que más me perturbo, de entre toda esa fila de hombres ví una cara muy conocida, me dieron escalofríos cuando nuestras miradas se reencontraron. Era Daniel, su piel era casi morada, con tintes azules, sangraba de su boca y de su nariz. pero no era un color rojo escarlata, más bien parecia negra, como si la sangre ya estuviera coagulada, aún tenía las garras de Lucifer marcadas en su rostro. Cuando me vió primero noté en sus ojos sorpresa y después detecte odio, rencor, yo por mi parte sentí que mi estómago se compactaba, me dió pánico que me viera y me reconociera y aunque el momento fue fugaz para mi pareció que nos vimos directo a los ojos como por 3 horas. De inmediato me recargue en el respaldo del asiento, hundiendome en él. Gabriel me vió con curiosidad, yo argumente que ya me sentía cansada y estresada, lo cual hizo que me sonriera con cariño y que evitara sus preguntas.

-¡Anda! apurate que no tengo tú tiempo niña (me grita Tony, al parecer me quede de pie con la mirada perdida)

     Cuando regreso de mis cabilaciones, veo que Erick corre hacía mí, fijandose al pasar la calle que ningún carro venga hacia nosotros, se detiene frente a mí y me ve con curiosidad, me toma de las manos, dice algo, pero no escucho, simplemente mi cerebro está desconectado. Me guía hasta la otra acera, al llegar a ella veo a Tony con cara de desesperación, Erick me lleva del brazo. En eso una pequeña criatura choca contra mí, volteo de inmediato, veo una niña de cabellos rubios y ojos café, sus mejillas están rojas y su respiración es agitada, parece que ha corrido por mucho rato, su ropa está algo sucia y vieja, cuando me ve abre sus ojos con sorpresa, se llenan de lágrimas, suelta lo que traía en las manos y me abraza por la cintura. Cuando veo lo que tiro se tratan de unas piezas de pan, siento como llora contra mi falda. De repente, como si una luz se encendiera en mi cabeza, la recuerdo, se llama Ana, es una de las niñas que vive en la corte de los milagros, una de tantos niños refugiados, algunos hijos de los mismo asesinos y ladrones, otros, como yo, refugiados, niños que se encontraron vagando en la calle con hambre y frío. La tomo de los brazos para separarla de mí y me hinco frente a ella, limpio sus ojos y peino su cabello, le sonrío y ella me corresponde.

-¡Florence! creí que te habías muerto... mi hermano me dijo que te habían matado pero... ¡estás viva! Sebastián estará feliz (Le alegra mucho verme)

-Ana... como has crecido, ¿por qué venías corriendo? (la veo con ternura mientras ella voltea ver el pan que dejo caer al piso con tristeza)

-Teníamos mucha hambre... no quería, pero no sabía que más hacer (me ve con lágrimas y desesperación, me rompe el corazón verla así)

     En eso llegan corriendo tres tipos, son altos, el que los encabeza es gordo y calvo, se ve que tiene mal genio, ve a Ana con odio, recoge el pan y lo vuelve a aventar hacía la calle.

-¡Maldita niña ladrona! ¡me vas a pagar el pan quieras o no! (grita hacia nosotras)

-¿Cuanto era del pan? yo lo pagaré (escondo a Ana detrás de mí)

-Anda púes... y ¿con qué dinero? (se acerca a mi Tony con cara de aburrimiento) bueno... entonces.. ¿de cuanto se trata? (saca su cartera)

-No se trata del dinero, se trata de que esa mocosa aprenda que no tiene que robar (Se acerca, rodeando a Tony, se para frente a mí y casi me bufa en la cara)

-Pues está niña se queda conmigo, toma tu dinero y vete (lo veo retandolo mientras Erick se acerca tenso, listo para pelear)

-Tienes agallas princesa... (lo dice en voz baja mientras me recorre con la mirada)

-¡Florence te partirá la cara! (grita Ana detrás de mi)

-Jajajajaja ¡no me hagas reír mocosa! (intenta agarrarla pasando su mano enorme y gorda por un lado mío)

     Antes si quiera de que pueda tocar a la niña, la empujo hacía atrás evitando que el tipo la logre alcanzar, mientras con la otra mano lo empujo hacia delante, haciendo que se vaya de cara al piso. Sin descuidar a la niña, volteo a ver a los otros dos hombres que se ponen a la defensiva, retrocedo un par de pasos mientras el primero se pone de pie, blasfemando en mi contra. Cuando logra levantarse se planta frente a mí, me quiere tomar del cabello, pero lo evito, le doy un golpe con la lateral de mi mano en su manzana de Adán, haciendo que empiece a convulsionar de tos, cuando se dobla lo tomo del cuello de su camisa con ambas manos y le doy un cabezaso con fuerza, haciendo que se caiga de espaldas. Volteo de inmediato a ver a los otros dos que empiezan a acercarse lentamente. Mido sus movimientos, hago una señal a Ana para que retroceda, instintivamente se va corriendo y se esconde detrás de Erick que se sorprende al ver su acto, en cuanto regresa su mirada hacia mí yo ya estoy corriendo hacia ellos, brinco y me sujeto del cuello de uno para patear con ambas piernas al segundo que está a su lado, antes de que mis pies toquen el piso engancho mi brazo en su cuello y giro hacia afuera, haciendolo girar conmigo y con la inercia del giro lanzandolo por el aire a unos cuantos metros, logro caer hincada, apoyada en una de mis rodillas y en la mano contraria. Me levanto lentamente, escucho que el tipo al que le di la patada está tirado a mi lado y se queja, sin voltearlo a ver, alzo mi pierna y la dejo caer sobre su estómago, haciendo que se retuerza en el piso.Tanto Tony como Erick se quedan viendome fijamente, Tony sigue con la mano en su cartera, tiene las cejas levantadas, aunque está impresionado no es algo que lo deje sin habla, vuelve a guardar los billetes en la cartera y está a su vez en su pantalón, Erick me sonríe, está orgulloso de mi demostración de violencia y Ana sale corriendo detrás de mí y se lanza a mis brazos.




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