Desde mi infierno

14

     Estamos frente a la puerta que nos llevará al cielo, llevo el vestido que me regaló Gabriel, es cómodo y lindo, no es tan ceñido como el anterior, pero está bien, tiene una linda caída, Jade me maquilló de una forma un poco menos cargada, un poco de azul en mis ojos, un poco de colorete en mis mejillas. Lucifer está muy pensativo, desde que lo vimos en su club me ha tratado desinteresadamente. Bien, sus motivos tendrá, tal vez movernos hacia el "paraíso" le incomode. Cuando Erick abre la puerta nos da el paso, entra primero Tony y Lucifer, le sigo yo y al final Erick. Esta puerta nos trajo directo a la ciudad, todo es muy luminoso que no puedo ver bien las cosas, está vez no hay un carro que nos lleve, caminamos hacia el lugar del encuentro. El aire es tan puro, inoloro, todo resplandece. Lucifer va adelante de nosotros caminando junto a Tony, vienen platicando entre ellos, de vez en vez me dedica alguna mirada, pero nada más.

-¿Qué te parece? (me dice Erick con una sonrisa)

-Lindo... creo (correspondo su sonrisa)

-Te veo menos encantada que cuando fuimos al infierno, que rara eres (Levanta una ceja y se ríe)

-Tengo algunas dudas... (lo volteo a ver seriamente)

-Bien... dime... (se queda viendo un edificio muy alto por el que pasamos)

-¿Qué sigue después de esto? 

-Bueno, pues... que te den la espada, bueno... de hecho yo la tengo que entregar al covenant y ellos te la darán... detalles más, detalles menos.

-¿Qué pasará contigo después de eso? (Lo veo preocupada)

-Bueno, tú te quedarás con Tony, yo me iré ya sea al cielo o al infierno. (Noto cierta nostálgia en su mirada)

-No se si estoy lista para eso... (Lo veo con preocupación, mi frente se arruga)

-Nunca se está listo, pero sé que podrás incluso con Tony (ambos volteamos a verlo) parece un ser difícil de complacer, pero es un gran tipo (me guiña un ojo)

-Es que no entiendes, no me siento segura de lo que tengo que hacer y mucho menos de como hacerlo, tengo miedo de equivocarme, no quiero parar en el infierno, no quiero que te vayas y que yo no sepa lo que tengo que hacer... Yo .. no... No quiero que te vayas (me detengo y lo veo con angustia y desesperación, él se detiene a unos pasos y me ve con ternura)

-Sabrás lo que tienes que hacer, además Tony estará contigo, no estarás sola... Tienes a esos tontos que mueren por ti y tienes a Tony... Lo harás bien. (pone su mano en mi hombro y me sonríe)

     Sus respuestas no me tranquilizan, no quiero quedarme sola con Tony. Llegamos a unas puertas enormes, son rejas que parecen de oro puro, nos abren dos hombres altos y rubios, no hacen contacto visual, cuando pasamos hay un jardín enorme, insisto, tanta luz no me deja apreciar los detalles, seguimos por un camino que nos lleva a unas puertas de cristal, al atravesarlas entramos en una como recepción, la chica de ahí nos señala un elevador, inmediatamente recuerdo cuando le pregunté a Gabriel por los elevadores y el dijo que no había, ¿Quién dice que un ángel no puede mentir?. Entramos al elevador, el edificio es enorme, pero no llegamos hasta el último piso, al abrirse el elevador entramos a un espacio amplio, amueblado, todo es blanco y dorado, tienen macetas colgadas donde crecen todo tipo de plantas, algunas cuelgan y se agarran de las paredes dando un poco de color a la habitación.

-Bienvenidos (una voz gruesa e imponente nos habla) es un gusto verlos, ella debe de ser nuestra inquisidor (se acerca a mi y extiende su mano) yo soy Haaiah, líder seráfico, un gusto.

-Florence, el gusto es mío (estrecho su mano, es cálida y suave)

-Encantadora... Más que un inquisidor, un ángel (la voz es de otro hombre)

     Con forme se acerca veo mejor su apariencia, es alto, de piel blanca, ojos azules y cabello castaño. Tiene una herida en el rostro que va desde el ojo izquierdo, atravesando la nariz hasta el labio superior. De seguro el es Hariel, veo como Lucifer se tensa, y lo ve con odio, por su parte Hariel lo ignora por completo y extiende su mano hacía mí, estrechando la mía.

-Pero vamos... ¿Gabriel, puedes darle su don a esta niña? Con ese ojo de diablo todo lo ha de ver tan luminoso que incluso no ha de identificar nada a más de 5 cm. (Le dice a Gabriel, el cuál conforme se acerca lo empiezo a reconocer)

-Hola, ¿Te gustó el vestido? (Se acerca y me toma del rostro, alcanzo a ver su sonrisa)

-Si, es hermoso, gracias (le sonrió)

-Bien, me alegra... Ahora... Solo no nos golpees ¿Quieres? 

     Acerca su rostro al mío, por un momento siento que me besaria en los labios, pero pronto dirige su boca a mi frente, me da un beso tierno y después besa mi ojo derecho, aquí vamos de nuevo, espero la misma reacción que con el beso de Lucifer, pero con Gabriel siento frío, mucho frío, como si mi ojo se empezará a congelar, poco a poco voy sintiendo la molestia, el dolor, sé que no debo de tocar mi ojo y aguantar la molestia, pero el frío que siento empieza a calar, me empieza a quemar, cierro ambos ojos con fuerza y aprieto fuertemente los dientes, intento sobreponerme al dolor, Gabriel me toma las manos y me dice palabras de aliento, pero el dolor me nubla, siento como lágrimas recorren mi mejilla, cae una sobre mi pecho, al abrir los ojos veo que dejó una mancha roja en mi vestido, lloro sangre como aquella vez. Poco a poco el dolor disminuye y empiezo a abrir los ojos, ahora todo se ve más claro, ya no tan luminoso, aunque por alguna razón mi ojo izquierdo me arde un poco. Ahora todo es claro, veo la belleza en el edificio la nitidez de los colores. Cuando estoy viendo a todos de repente se acerca Hariel con una servilleta.

-Inquisidor, permítame (y sin que de tiempo a decir algo, limpia mi mejilla, recogiendo las gotas de sangre que lloré)

-Gracias... (Tomo la servilleta y termino de hacerlo yo)

-Bien, ¿Alguien tiene hambre? (Exclama Haaiah mientras con un ademán nos invita a pasar otra habitación)




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