Desde mi infierno

CAPITULO 18: Born to die/Lana Del Rey

//Desde los ojos de Lucifer//

-Necesito este favor... Cualquier cosa que puedas sacar es buena. (Le digo a Lilith)

-Sabía que tu visita tendría un fin más rebuscado (dice Azazel) ese tipo es el que torturaron o ¿me equivoco? (Me sonríe con ironía)

-Es él, es el doctor que interno a la Inquisidor, si saben que lo torturamos más allá de lo que merece... Te hundirás más ¿Eso quieres? (Dice Lilith tratando de ser comprensiva)

-Necesito saber por qué contrató a Florence y sus hombres (me empiezan a colmar la paciencia)

-No es algo necesario... No le veo un fin útil a lo que nos pides Lucifer (me responde Lilith con la mano en la cintura) protegela todo lo que quieras... Pero ese no es tu trabajo.

-¡Yo soy el rey de este lugar y ustedes tienen que acatar mis órdenes! (Me levanto del asiento donde estaba y me muestro amenazador)

-¡Bien! Si eres el rey de todo esto entonces ven y ocupa tu trono, has tu trabajo... Si no lo harás entonces no vengas a querer decirme que hacer (Lilith me lo dice molesta, da media vuelta y sale del salón)

     Suspiró, Lilith sale hecha una furia, Azazel sigue en el sillón viendo cómodamente el show. Se ríe estridentemente, su risa hace que me enoje aún más, se levanta y se acerca a mí.

-Lucifer... Lilith tiene razón... Te lavas las manos y después regresas para mandar, imposible hermano jajajaja

-No falta mucho para que regrese (lo digo con un sabor agridulce en la boca)

-¿Por lo del manicomio? (Pregunta Azazel curioso)

-Si, tengo un citatorio con el covenant... Supongo que quieren hablar de eso. (No puedo ocultar mi estado de ánimo)

-Wow... ¿Y la inquisidor lo sabe? 

-No, no me he dicho nada.

-Deberías regresar... Posiblemente no la vuelvas a ver jamás.

    La idea de no volver a verla me destroza por dentro, siento que es como arrancarme el corazón y dejarlo en la tierra, decido regresar a ella ya que aquí no tengo mucho que hacer.

//Desde los ojos de Florence//

     Camino lo más rápido que puedo, la mochila va golpeando mis muslos con forme corro, la gente me ve asombrada, me detengo frente un vidrio de un local, estoy llena de polvo y cemento, despeinada y con algunos rasguños, Gabriel se llevó la peor parte, sigo caminando hasta que llego al club de Tony, entro y todo está vacío, Jade me ve y corre hacia mí.

-¡Mi niña! ¿Estás bien? (Me inspeccionan buscando heridas)

-¡Florence! (Es Erick que se acerca corriendo a mí) ¿Cómo te sientes?

     Me descuelgo la mochila y se la entrego, lo veo fijamente a los ojos, el toma la mochila con cuidado y se la cuelga.

-Si Tony no me mintió, esto es...? 

-Guardalo muy bien... (Lo veo con seriedad)

     Asiente con la cabeza y regresa por donde vino corriendo, me siento rara despegandome de la mochila, me da miedo volver a perder ese estúpido clavo.

-Vamos, tienes que tomar un baño (me dice Jade con una sonrisa)

-Quiero ver a Gabriel, ¿Cómo está él? (Le digo preocupada)

-Ven, toma un baño y te llevo con el angelito (me guiña un ojo)

     A regañadientes acepto, llegamos a mi cuarto, me dice que me bañé que ella dejará mi ropa lista, entro a la ducha, me quito la ropa llena de yeso, polvo y escombros, la dejo en el piso, me veo al espejo y tengo algunos moretones y raspones, suspiro, en verdad estoy preocupada por Gabriel, cuando entro a la regadera, el agua cae en mi cuerpo, se desliza por mi piel, me arde en donde tengo las heridas, toda la suciedad cae de mí, me pregunto dónde tendrán a Gabriel. Salgo del baño envuelta en una toalla grande, veo la ropa que Jade escogió para mí, la tomo y decido vestirme, se trata de un pantalón de mezclilla negro, roto de las rodillas, una camiseta holgada de color vino, mi hombro derecho queda descubierto, y unas botas igual de color vino. Peino lo mejor que puedo mi cabello y salgo de la habitación.

-¿Lista? (Me pregunta Jade que se quedó afuera esperando)

-Si (le sonrió de lado)

     Caminamos por el amplio pasillo que conecta a las habitaciones, llegamos a una de las puertas que se encuentran más al fondo, al pararnos frente a ella Jade la toca y la abre. Al pasar veo una habitación amplia, con pisos de madera, paredes verde agua al igual que las cortinas y en el centro una cama enorme donde se encuentra postrado Gabriel. Está dormido con el torso desnudo vendado, hace honor a su especie, es un hermoso ángel de piel blanca con rizos que parecen de oro cayendo sobre la almohada y sus hombros, me acerco atraída por su imagen angelical, me siento a su lado y lo veo detenidamente, sus cabellos parecen brillar como el sol y su piel es blanca y suave, parece terciopelo. En verdad me asombra su belleza inmaculada, como su simple imagen irradia paz. Cuando estoy perdida en sus labios de repente siento una mirada sobre mí, sus ojos se han abierto y me ve fijamente, no puedo evitar sonrojarme y abrir mis ojos como platos.

-Hola (me sonríe tanto con los ojos con con sus labios)

-Hola (le digo nerviosamente) ¿Cómo te sientes? 

-Mejor, estaba preocupado por ti (su mirada cambia mostrando preocupación, me ve de arriba hacia abajo como si buscará heridas)

-Tranquilo, solo un par de raspones (le guiño un ojo)

-Me alegra... En verdad no sé que hubiera hecho si te hubiera pasado algo (me ve con dolor, como si la simple idea lo torturara)

-Bueno, no hay nada de que preocuparse, excepto de ti, ve nada más cómo estás (me levanto y le señalo su vendaje)

-Solo un par de raspones (me guiña un ojo)

-Si claro, que quede en mi conciencia tu muerte ¿no? (Intento sonreír, pero la idea me da miedo)

-En nuestro caso ya no es muerte, es evanescencia... 

-¿Qué es eso? (Lo veo con confusión)

-La nada absoluta... Simplemente dejamos de existir... (Me lo dice con incertidumbre)

-Suena... Feo... (Suena horrible... Simplemente dejar de existir es algo perturbador)




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