Desde mi infierno

CAPITULO 25: Kiss The Go-Goat/ Ghost

//Desde los ojos de Gabriel//

-¿Por qué la urgencia? (Pregunto a Tony que me llamó por asunto de vida o muerte)

-No ha regresado Florence... (Está de pie cruzado de brazos, claramente se ve angustiado) fue con su amiguito a matar a ese tal AJ... El último en verla fue Erick cuando le dió la corona, pero ella no quiso que él se acercara, dice Erick que se veía demasiado triste... Y... Tememos que... (Se queda callado)

-Temen que haya sido una misión suicida... (Lo digo y de inmediato dirige su mirada hacia mí)

     Nos quedamos un momento callados... Creo que nos sentimos igual, angustiados, con miedo de perderla y tal vez arrepentidos por permitir que lo hiciera sabiendo los riesgos que eso implica. Después su mirada se posa en una mochila en su escritorio.

-¿Son los clavos? (Le pregunto)

-Si, los llevaré con el covenant... (Cuelga sus brazos con tristeza)

     En eso entra Erick agitado, apenas entra en el cuarto y trata de respirar para normalizar su voz, ambos lo vemos fijamente esperando a que articule cualquier palabra.

-No está... Encontré el cuerpo de AJ en la iglesia, pero el de ella no, fuí a la corte y Sebastián está recuperándose, me dijo que AJ los atacó con el clavo falso, pero estaba envenenado y que Florence uso el antídoto en Sebastián, se lo llevaron los demás y Florence se quedó a distraer a los perseguidores. (Dice Erick preocupado)

-¿La habrán capturado? (Pregunta Tony con temor)

-Si está envenenada... No soportaría mucho, dependiendo del veneno claro. (Digo con el mismo temor)

-Tenemos que llevar los clavos al Covenant, después nos avocamos a ella... Así lo hubiera querido (dice Tony con tristeza) de prisa.

-Lo dices cómo si ya estuviera muerta ... (Lo digo en voz baja y con dolor en la mirada)

-Es una posibilidad... (Me responde con el mismo dolor)

//Desde los ojos de Florence//

     Estoy tirada en el piso sobre el suelo mojado, la lluvia sigue golpeando mi cuerpo, poco a poco me siento sin fuerzas, mareada y me empieza a costar respirar, oigo los pasos de mis perseguidores, se escuchan dispersos. Cuando creí que moriría con mi rostro en un charco aspirando lodo, alguien se para a mi lado, me encontraron, con su pie me da vuelta, las gotas en mi cara me hacen cerrar los ojos, no alcanzo a distinguir a quien está ahí, pero me ve fijamente, se hinca a mi lado, me toma de la barbilla y me inspecciona el rostro, después baja a la herida de mi hombro que no deja de sangrar, mete el dedo y no puedo evitar retorser del dolor, acerca su mano a su rostro, solo lo escucho decir "veneno" antes de tomarme en brazos, poco a poco pierdo el conocimiento y no sé si es por el efecto del veneno en mis venas o por los golpes pero juraría que escucho un batir de alas y sentir que nos despegamos del piso.

     No sé cuánto tiempo ha pasado, abro mis ojos y me encuentro en una habitación muy blanca, me recuerda a la habitación del siquiatrico, pero esta es grande, amplia, la cama es muy cómoda, con sábanas de manta blancas, intento incorporarme, pero la cabeza me da vueltas. En eso entra una mujer alta y esbelta, tiene el cabello negro y los ojos marrones, se acerca con una sonrisa y se sienta en la cama.

-Hola inquisidor, un gusto verte despierta, me llamo Daniel, soy la enfermera del día en hoy (me guiña un ojo) ¿cómo te sientes?.

-¿Dónde estoy? (Le pregunto confundida y aún sin poder ver claramente por la luz del lugar)

-En el cielo... Pero descuida no estás muerta... No aún... (Tuerce la boca para después intentar sonreirme)

-¿En el cielo? (Le pregunto confundida) ¿Cómo llegue aquí? 

-Hariel te trajo (su respuesta me hace abrir los ojos como platos) jajaja sí, él fue en tu búsqueda y te trajo, no es tan malo como crees... De hecho está preocupado por ti, sé que para él es difícil expresarse, sólo no seas dura con él... (Me ve con súplica) 

-¿Hariel?... (Sigo sorprendida)

-Si yo (dice mientras entra por la puerta) Daniel, gracias, por favor retirate... (Daniel hace una ligera reverencia y sale) dudaba entre dejarte morir o traerte... (Se dirige hacia mí) 

-¿Por qué optaste por traerme? (Le pregunto confundida)

-¿Crees qué dejarte morir hubiera sido una opción más congruente conmigo? (Abre sus ojos irónicamente y sonríe, admitamoslo, como ángel, pese a esa cicatriz de su rostro, es guapo) tal vez tengas razón... (Se sienta en mi cama) ¿Cómo te sientes?

-Mareada... (Al sentarme empiezo a sudar frío y tengo ganas de vomitar) 

     Toma mí rostro con sus manos, como si inspeccionará mi temperatura y su rostro refleja preocupación, lo volteo a ver, no sé cómo se vea mi cara después de todos esos golpes, pero cuando hacemos contacto visual abre sus ojos y siento a través de sus manos como se pone rígido.

-El veneno es más poderoso de lo que creí... Creo que no tendremos otra opción... (Se queda pensativo)

-¿Dejarme morir? (Lo digo con una sonrisa de medio lado)

-No, tonta... (Pone los ojos en blanco) 

    Se levanta y saca una daga de su cinturón, corta la palma de su mano, me ve fijamente y la acerca sangrante a mi boca. 

-bebe...

-¡¿Qué?! ¡No! (Retiro mi rostro, pero él está cada vez más sobre mi insistiendo)

     Me levanto de la cama de un brinco y me pongo contra una pared, él me ve como cansado, suspira profundamente y entonces el bebe la sangre de su mano. Voltea hacia mí y se acerca, veo la comisura de su labio, se resbala una gota de sangre, no la bebió, la contiene en su boca, entonces intento correr, pero resbalo, me toma del brazo evitando que caiga y me acerca a él, me toma fuerte por la cintura y me pega a su cuerpo, con la otra mano toma mí rostro y me ve casi con dulzura, eso me desconcierta y él se acerca y me besa, cierra los ojos y yo hago lo mismo, siento como su sangre empieza a entrar en mi boca, sus labios se mueven con los míos mientras bebo, su sangre es dulce. Cuando termina el beso se separa lentamente de mí y abrimos los ojos lentamente, el suspira y me ve a los ojos con preocupación, antes de liberar mi rostro siento como su pulgar me da una ligera caricia en la mejilla. Me quedo atontada, no sé si por el beso o por su sangre, siento el estómago caliente, pero es un calor confortable, él me sigue sosteniendo y me ve preocupado, cada facción, cada movimiento lo ve con detenimiento, me acerca a la cama y me toma de los hombros viéndome fijamente, yo bajo la mirada, me empiezo a sentir mejor, los mareos desaparecen al igual que el malestar, cuando lo veo a los ojos sonrío y él me regresa una sonrisa cálida y alegre, casi no concibo que él sea el dueño de esa sonrisa tan perfecta. Me ayuda sentarme en la cama y se sienta a mi lado, me sigue viendo con preocupación.




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