Desde mi infierno

CAPITULO 26: Life Eternal/ Ghost

//Desde los ojos de Lucifer//

     Voy caminando entre las catacumbas, escucho los gritos y alaridos, poco a poco empiezo a recordad lo normal que es, sigo caminando con desición, Azazel me citó en la última celda, al parecer ahí está mi objetivo del día de hoy, cuando llego ya está él viendo hacia el interior de la celda con apatía, suelta un fuerte bostezo, muestra de que esto ya es tan normal que suele ser aburrido, al verme me sonríe y extiende su mano hacía la celda en señal de que vea junto con él. Cuándo llego a su lado y veo hacía la celda, está  el doctor Daniel, siendo torturado, descarnado empezando por los pies, él grita y aulla, pero con eso no logra nada. Le pido al demonio que actúa como verdugo que me permita entrar, Azazel hace una pequeña reverencia y sale de ahí, recorriendo el mismo camino que yo tome para llegar. Cuando estoy a la altura de Daniel, lo tomo por el cabello y lo obligo a verme, es cuando él abre los ojos y empieza a reirse desquisiadamente.

-¡¡¡Era cierto!!! ¡¡¡Eras tú!!! (se ríe escandalosamente)

-Así es, es bueno verlo de nuevo doc (lo suelto y camino por la celda)

-¿A qué vino su alteza? jajajajajajja

-Quería preguntarte algunas cosas... tal vez eso te ayude un poco a hacer tú estancia aquí más soportable. (le digo tranquilamente) hay unos cuantos ángeles desquisiados en la tierra, creo que los conoces... 

-Los seguidores de Alexiel... los seguidores... si si... me iluminaron con su presencia... si lo recuerdo... (se comporta erráticamente)

-¿Para qué te buscaron? (me acerco de nuevo a él para ver su rostro)

-¿Me buscaron? si... me buscaron... me buscaron... querían que les diera los clavos de Helena... quieren los clavos, los clavos, para liberar a Alexiel... para sacarla de su prisión...

-¿Alexiel sigue viva? (mi corazón da un vuelco) 

-Si... si... sigue viva... sigue viva, está cautiva... la encerró Hariel, él la encerró... él la tiene... ellos la quieren, la quieren liberar con el clavo de Helena... 

     Sus palabras me marean, Alexiel sigue viva y algo dentro de mí se mueve, no se si sea solo la curiosidad de verla o algo más, no, no puede ser nada más estoy perdidamente enamorado de Florence... no hay ya nadie para mí más que ella, pero entonces ¿qué es lo que siento?.

-¿Dónde la tienen? (le pregunto con algo de temor)

-En el cielo, en el cielo está... no sé más... no sé en que parte, está ahí, está en un cristal, está en el cristal, se romperá con el clavo y ella saldrá... 

     En el cristal sagrado, todos estos años la han de haber debilitado, no sobreviviría mucho al salir de él, podría morir en días o en horas, de nada serviría liberarla, sufrirá la evanescencia y entonces jamás regresará. La idea por alguna extraña razón me angustia.

-Saldrá... y ocupará un nuevo cuerpo, un nuevo cuerpo...  el cuerpo de su reencarnación... el cuerpo de Florence... de... de mi Florence... (en eso su voz retoma un poco de cuerencia, como si algo dentro de su cabeza se hubiera conectado) ¡¡¡No!!! no por favor... no lo permitas... no dejes que le hagan daño a Florence, por favor, no dejes que la lastimen, que la manten para traer a un monstruo, por favor (me lo dice entre lágrimas y súplicas)

     Intenta sujetarme de la manga de mi saco, pero retrocedo, sigue suplicando y llorando. Así que ese es el plan, conseguir el clavo para que liberen a Alexiel y ofrecerle el cuerpo de Florence, pero eso haría que Florence se quedara atrapada en el cuerpo de Alexiel y muriera junto con él, que Florence sufriera la evanescencia y Alexiel... Alexiel tendría el poder del inquisidor si para ese entonces Florence ya entró en su cargo enteramente. Es un plan bastante bueno. Salgo de su celda y sus gritos y suplicas me siguen, pero esta vez no son por dolor físico si no por miedo, sigue gritando que ayude a su amiga, que detenga todo esto y ayude a Florence. Mi cabeza da vueltas, tengo que ir a la tierra, tengo que hablar con Tony, tengo que evitar que se lleven a Florence y sobre todo tengo que saber donde está Alexiel, en que parte de cielo la guardan.

     Me encuentro en el camino a Lilith que me ve con una mirada dura, ella no quería que me encontrara con Daniel, siempre ha sido muy protectora, no por nada es la madre de todos nosotros.

-¿Obtuviste lo que quisiste? (me dice seriamente mientras me sigue con la mirada)

-Incluso más... (le sonrío de medio lado)

-Si crees que vas a regresar a la tierra de una vez te digo... (me pisa los talones mientras yo me dirijo hacia afuera del castillo)

-No lo evitarás... (Volteó a verla) necesito hablar con Tony (regreso mi vista al camino)

-Claro... Hablar con Tony y revolcarte con la inquisidor... ¿Crees que no lo sé? (Se adelanta y se pone frente a mí)

-Eso es algo que no te incumbe... (La tomo del hombro y la empujó a un lado)

-No me preocupo por ti, ni por el futuro de este lugar, me preocupo por ella... (Sus palabras hacen que me detenga en seco y volteé hacia ella) la lastimarás... Tu corazón sigue siendo de Alexiel, y terminarás rompiendo el de la inquisidor... Lograrás que te odie y te aborrezca... 

-Te equivocas... (Se lo digo con miedo de que sus palabras sean verdad)

-Ya lo veremos... (Se da media vuelta y me deja ir sin más)

//Desde los ojos de Florence//

     Vamos de regreso al cielo, las calles están tranquilas, avanzamos en silencio, él no se ve incómodo al contrario se ve tranquilo y en paz, con forme camina un mechon cae por su frente, se ve atractivo cuando está relajado y sin su cara de psicópata. En eso me doy cuenta que lo estoy viendo fijamente y lo que es peor aún, él me ve sorprendido y me frunce el ceño.

-¿Qué? (Me ve confundido)

-Nada... (Pongo los ojos en blanco y seguimos)

     Llegamos a la puerta y la abre, me da el paso y soy la primera en entrar, una vez adentro volteó a ver si me sigue, pero no es así, me desconcierta, apoyo la mano en el marco de la puerta ahora visible y me asomo con cuidado, lo que veo me deja sin palabras, es ese otro ángel que nos vió salir a Lucifer y a mí del edificio en ruinas. Tiene a Hariel del cuello mientras intenta encajar una daga en su pecho.




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