Desde mi infierno

CAPITULO 27: Hail To The King/ Avenged Sevenfold

     Estamos en la mesa, yo devorando todo lo que hay, mientras Hariel y Gabriel me ven atragantandome de comida hablan entre ellos sin despegar los ojos de mí.

-Entonces la amenaza con respecto a los humanos, ¿ya acabó? (le pregunta Hariel a Gabriel)

-Sí, en teoría, hasta que no se les ocurra poner a otro líder que quiera enfrentarlos... (le dice Gabriel mientras me acerca una servilleta)

-Hmmjummm (digo mientras tomo la servilleta)

     Ambos me ven fijamente, con el ceño fruncido y cierta curiosidad por ver cómo como sin ahogarme. Gabriel decide romper el silencio.

-Em... (cierra los ojos y vuelve la mirada hacia Hariel) Yael me fue a visitar, creía que la inquisidor estaba con nosotros y exige que la entreguemos, fue sólo un aviso, lo siguiente será más fuerte... 

-Entiendo... Por eso la inquisidor se quedará aquí... (lo volteo a ver enojada) bueno... no que te quedes aquí, simplemente no sola... (Gabriel se queda absorto de ver como ya nos entendemos mejor)

-Lo que no alcanzo a comprender es como lograrán cambiarlas de cuerpo, si es que logran llegar a Alexiel... (pregunta Gabriel a Hariel)

-El mismo clavo lo hará... si la reencarnación rompe él cristal, en cuanto este se quiebre las almas se intercambian... de hecho quien rompa el cristal cambiará de cuerpo... supongo que saben esa regla, si fuera alguien que no sea la reencarnación, su cuerpo no vivirá mucho, es como un transplante de organos, si no son compatibles... bueno... morirá...aunque no es que les vayamos a advertir... (dice Hariel dando una trago a su copa de vino)

-Pero... ¿Cómo lograrían convencerme de que rompa el cristal? (me limpio la boca y empiezo a poner atención)

-Si estás lo suficientemente cerca para que Alexiel te posea... ya pudo entrar a tus recuerdos una vez... (dice Gabriel preocupado)

-Vaya... (suspiro y me cruzo de brazos)

     Tal vez lo fácil sería matarla aquí y ahora... tal vez sería la forma más práctica de terminar con todo esto... pero... que tan difícil sería y sobre todo... ¿Hariel lo permitirá? es su hermana, dudo que quiera que la matemos y dudo aún más que él la vaya a matar. Por algo la tiene cautiva esperando a que... no se... ¿ella solita muera? si es que es posible.

-Bien... pues desde ahora Florence se quedará conmigo, seré su sombra... (me voltea a ver significativamente) y tendremos que posponer su asenso a Inquisidor... si algo falla... que espero no sea el caso, más vale que Alexiel no pueda usar la devoradora de almas. (termina con su copa de vino y se levanta de la mesa)

-Será lo mejor.. (Gabriel voltea a verme intentando ocultar su tristeza, se levanta y camina hacia mi) tienes que ser fuerte... 

-Lo soy... solo que... la idea de quedarme aquí, de no saber que pasa en la tierra, de no estar al pendiente de la corte de los milagros, de Sebastián... me da incertidumbre... (le sonrío de lado y suspiro)

-Yo me encargaré de cuidarlos, quedate tranquila (me guiña un ojo Gabriel)

-Gracias (le sonrío)

//Desde los ojos de Lucifer//

     Me dirijo hacia la puerta al infierno, esos ineptos me hacen enojar, en verdad me siento rabiar, paso por enfrente de lo que fue algún día mi hogar y mi club, entro y veo a la gente divirtiendose, bailando, tomando y en la barra a Eris la cual cuando me ve se sorprende, se acerca a mi con curiosidad, pero decido ignorarla, camino derecho al elevador y subo hasta mi penthouse, al llegar ahí me doy cuenta que todo sigue igual desde la última vez que estuve ahí con Florence, incluso la barra del minibar que tengo aquí tiene una capa de polvo, no ha estado aquí ni en defensa propia y eso me hace enojar aún más.

-Señor del infierno... creí que no estaría en la tierra por mucho tiempo 

     Volteo hacia el ventanal que da hacía la ciudad y ahí está, con sus alas extendidas, Yael, la mano derecha de Alexiel después de que fuera traicionada por Gabriel. Me sirvo un trago y me acerco a ella.

-¿No me va a invitar un trago mi señor? (se mueve hacia mí, camina contoneandose y me ve pícaramente)

-No, ¿qué quieres? ¿a qué has venido? es obvio que no pasabas por aquí, me viste y decidiste molestarme... (le doy un sorbo a mi bebida mientras la veo fijamente)

-¿No me reconoces? se que no es el cuerpo que recuerdas... pero vamos, eres el rey del infierno, no hay nada que no puedas ... (me dice mientras me quita el vaso de la mano y bebe de él)

     Me quedo desconcertado, jamás tuve un trato directo con ella, la forma en la que me ve y la confianza con la que me trata, ¿quién es?

-Se más directa o juro que te arrancaré las alas y te dejaré caer desde aquí.(volteo hacia ella amenazante)

-Lo único que lograrás es matar a Yael y la verdad me sirve mucho ahorita como para desperdiciar gente... si quieres puedes desnudarte y te mostraré la herida que te cause en aquella guerra para que no nos descubrieran... (me guiña un ojo y se sirve otro trago)

     Me quedo estático, la veo de arriba abajo intentando encontrar algo que me termine de convencer... se da la vuelta hacia mí y me ofrece el vaso que me quitó, sigue caminando, de forma segura y altiva, así no era Yael, era más sumisa, tímida, pero la que tengo frente a mi no, se acomoda en el sillón y me ve fijamente con una sonrisa. Dejo el vaso en la barra y camino hacia ella, dudando, cauteloso, mi mente solo pronuncia un solo nombre, pero no puede ser es imposible. Me siento a su lado y posa su mano en mi mejilla, acariciandola, su tacto, algo dentro de mi pecho empieza a crecer, se siente como un peso muy fuerte que me dificulta respirar. 

-Lucifer... ¿te olvidaste de mí? (sus ojos se humedecen, la idea parece entristecerle)

-No... no puedes ser... tú (Dudo en decir su nombre)




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