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Jacob 
11 de enero 2019

Creo que nunca llegaré para ver su reacción. El entrenador cada vez nos mantiene entrenando más horas y cuando regreso a casa ella ya está allí sentada.

Puedo jurar que ya leyó la nota y ahora ha vuelto hacer su común rutina. Tiene su portátil en el regazo, libros por todo el césped su bolso a un lado de ella, como si trajera algo muy importante dentro.

Lo único que me reconforta es que Kathlyn siempre estará ahí para observar todo. Así que no habrá un pretexto para no enterarme de lo que la chica del árbol hizo en mi ausencia.

No duró mucho esta vez sentada bajo aquel árbol, solo pasaron veinte minutos más desde que llegué para que se fuera. Recibió una llamada y tomó sus cosas rápidamente y salió prácticamente corriendo.

Mi instinto me hizo levantarme y salir de la habitación.
Casi choco con Kathlyn que se encontraba en la puerta mirando a la chica como mis segundos ojos. Miro hacia ella y le hago una seña de confusión. Ella no dice nada y entra a la casa.
Me quedé en la calle pasmado por un momento el motivo de su partida repentina.

Miro hacia el árbol y giro para entrar a la casa yo también, pero algo llama mi atención. Se podía ver algo tirado en aquel árbol, algo que parecía un rectángulo brillante. Camino hacia él y veo que se trata de una libreta blanca con estrellas azules, las cuales brillaban con el atardecer. Mis ojos se abren sorpresivamente y camino de regreso a la casa con la libreta metida entre la camiseta.

Mi curiosidad me insta a abrirlo, ya que eso me ayudaría a saber quién es lo que escribe, pero no lo hago. Subo a mi cuarto y la dejo en mi escritorio, junto al alfeizar de donde la miro siempre y me dispongo a escribir la nota del día. Aunque la curiosidad me hace que observe la libreta desde mi cama, y algo en ella me hace poner atención aún más. En una esquina de la libreta tiene algo escrito, pudo notar que es un nombre, su nombre escrito con tinta roja. —Becca—.  

Lo único que pude pensar es que su nombre es muy bello y sexy. Nadie pensaría que un nombre es sexy, pero a mí el nombre de Becca me hacía pensar aquello. 
Tomé por fin un lápiz y una hoja y comencé a escribir la nota:

"Por fin, por fin se tú nombre. Es bello y sexy, y disculpa que te lo diga Becca. Aunque me dejaste un poco preocupado, ¿Qué sucedió para que te fueras de esa manera?, Sé que no puedes contestarme, pero espero estés bien, espero verte mañana, bueno, en dadas las circunstancias de que esta nota se está escribiendo en este momento, y tú la estás viendo ahora, pero un día después, solo quiero decirte que me gustaría verte hoy” 
Att: Anónimo enamorado (o talvez ya no muy anónimo)
 

Decido no decirle aún que tengo su libreta, pues pienso esperar a saber que se encuentra bien.