Jacob
16 de enero de 2019
Me encargué de estar cuando ella leyera la nota, y sus ojos se abrieron a tal magnitud que pude verlos a través de sus gafas, y llevó sus manos a la boca y comenzó a ver en todas direcciones posibles, incluso miró hacia arriba a ver si había algo en el árbol como si hubiese alguien arriba de él.
Mi instinto fue reír por su ocurrencia, lo cual me dio una muy buena idea para algo. Aunque no sabía si era una gran idea la verdad.
Tenía ciertas cosas en mente para poder decirle quién soy y una de esas era el árbol, por lo que me dispuse a escribir la siguiente nota con mis manos temblorosas por miedo a cometer un error.
"Hey Becca, la chica debajo del árbol, espero que no te moleste que te diga así. Aquí está tu segunda pista. ¿Sabías que quién te entrega las notas no soy yo? Así que de nada te sirve que busques a todos lados a ver a quién encuentras, tengo UNA pequeña ayuda femenina si te sirve"
Att: Alguien ya no tan anónimo (pero sigue enamorado).
Doblo la nota para entregársela a mi hermana junto con un chocolate mientras la sigo viendo escribir en su libreta con su ceño fruncido bien marcado.
Lo que me hacia recordar la negra noche estrellada.
De vez en cuando la veo ver hacia los lados para notar si alguien la observa desde algún lugar, pero al final su vista vuela a mi ventana, y siento miedo, peor aún, valentía por primera vez.
Como siempre vuelve a oscurecer para mi pesar y ella recoge sus cosas y se va.
Me recuesto en la cama y pienso en sus hermosos ojos y labios rojos. Nunca me canso de verlos, me hacen sentir feliz solo de imaginarlos.