Desde que te conocí amor

12. Foto tras foto. ¡Muchas fotos!

Cuando llegué Nadia y Damon me preguntaron qué fue lo que hicimos. Y mentí. Omite varias cosas que hicimos.

Adoré el momento cuando pude por fin conducir y eso tampoco se los conté. Es algo que me guardo sólo para mí. Esos recuerdos los llevaré sólo conmigo y con la persona que comparto ese momento, Matt.

Esta fue la primera vez que les miento a ellos, pero por ahora no puedo hablar nada acerca de lo que está pasando... de lo que Bonny hizo, y de que mamá no está perfectamente bien... aunque ella no lo quería admitir.

Ahora estoy esperando las fotos de la carta y ver qué es lo que tenía que decirnos papá.

Los chicos llegaron en la noche a preguntar si ya teníamos todo listo para las clases del día siguiente y también se quedaron a cenar ahí. Llevaron una pizza de jamón con doble queso. Deliciosa.

Matt me pidió que fuera con él a su departamento, pero para mi sorpresa me pidió también que pasara la noche allí porque tenía algo importante que decirme.

Acepté ir con él. La habitación de Mara estaba vacía, ya no había ninguna de las pertenencias de Mara, no había nada entonces me instalé ahí.

-Puedes venir cuando quieres.- me ofreció Dave.

-Esa habitación ya nadie la usa. Así que, es tuya si quieres.- dijo Matt con una sonrisa en su rostro.

-Gracias chicos, no se molesten.

-No, no, que va. Ya es tú habitación Il.- finalizó Matt para luego ir a su habitación por su celular.  

Dave se acercó a mí. -Ily... te dijimos que vengas acá porque tú mamá llamó a Matthew. No me contó nada, pero al parecer es importante.

-Oh... ¿Mi madre llamó a Matthew?

Dave asintió, segundos después Matt apareció por el pasillo y me jaló suavemente de la mano a mi ahora nueva habitación.

Bien que te gusta tener, al menos, una habitación en la casa donde vive Matt.

Estuvimos conversando y quedando de acuerdo que nadie se puede enterar de nada, tal y como hasta ahora lo hemos ocultado de las personas que queremos. Es por el bien de todos. 

Nos sentamos en el filo de la cama y Matt empezó a decirme que mi madre lo llamó algo preocupada.

-Il, tu madre me dijo que no encuentra la carta.

-Oh, no creo que sea muy importante...

-Sí Il, nada de qué preocuparse.- hizo una pausa. Abrió la boca para decir algo, pero no lo hizo.

Lo noté bastante pensativo, parecería que había algo más que me tenía que decir. Lo regresé a ver en busca de algo y nada. Nuestras miradas se encontraron. 

Fruncí el cejo.- ¿Qué pasa Matt?

Me dio una sonrisa de medio lado. -Nada flaca, sólo que ahora además de tener un espacio en mi corazón, también aquí. 

Tienes un espacio en su departamento... y en el corazón de Matt.

No pude evitar sonreír, aunque sabía que eso no era lo que tenía que decirme. Aún lo noté pensativo, me acerqué a él y lo abracé. 

-Gracias Matt.- murmuré y sonreí en su pecho.

Me alejé un poco y sin vacilar dije. - Matt ¿Hay algo más que me tengas que decir?

-¿Cuándo te he ocultado algo Sweetie?

Cómo me encantó que me llamara Sweetie. Y lo más hermoso es que sólo es cariñoso conmigo. Lo he notado al hablar con otras personas, con otras amigas y no es lo mismo. Se muestra diferente.

Sólo contigo es así y te encanta eso.

-¿Estás seguro Honey?

Oh oh... ¿Qué le acabo de decir?

-¿Honey? 

-Sí...- dije avergonzadamente.

-Me gusta.- dio una media sonrisa de victoria.

Y así fue cómo cambió de tema. 

Buena jugada Matt.

Me acercó a su pecho nuevamente y caímos a la cama.

Me acarició mi cabello. -Buenas noches Sweetie.

-Buenas noches Honey.- murmuré tiernamente. 

A los pocos minutos me quedé dormida. Fue la sensación más hermosa, dormir sobre el pecho de la persona que quieres. 

Matthew Harrison

Il es la niña de mis ojos. Ella se ha robado mi total atención, no sólo tiene un espacio, tiene todo mi corazón. Me gustó desde el primer momento en que ella nos localizó. Agradezco al campus por haberme insistido en estar en aquella lista como guías para los nuevos, la verdad es que no quería colaborar, estaba sin ganas de indicar el campus a nuevos. Pero desde el momento en que la vi por fotos me atrajo. Mi desinterés por ser guía desapareció desde que conocí a esa chica, a mi chica, a Iliana Miller. La busqué en sus redes, sus cuentas no eran privadas así que pude ver un par de fotos de ella y su amiga. 

Me gustó, me gusta. Es pequeña, tiene cabello castaño, una hermosa sonrisa y unos ojos color miel. No soy muy amante de fijarme en el físico pero esa niña me enloqueció, tiene buen cuerpo... para mí es perfecto con sus pocas curvas. Toda ella es perfecta.

No pensé que detrás de unas fotos pudiera haber tanto misterio, tanta cosa por descubrir y eso era una de las cosas que me atraen más a ella. 

Cuando la vi en el aeropuerto, fue como ver a una diosa bajar del cielo. Desde ese momento supe que quería estar con ella, pero solo faltaba escucharla y ya me tenía a sus pies.

Así fue. La escuché, nos fuimos acercando, pasamos momentos mágicos. Sonreí después de tanto tiempo gracias a ella. Ocasiona tantas emociones dentro de mí, que no creo que las sepa disimular bien en algunas ocasiones. Un par de veces le he dicho lo que siento por ella, lo que haría por ella, porque sólo Il sabe sacar ese lado cursi, cariñoso y meloso que tengo.  

Después de lo de Mara, no quería saber nada sobre cuidar a ninguna chica. Es mi hermana y aun así no me escuchó, no hizo caso a mis padres. Pero Il ha hecho que reconsidere eso. Ahora la quiero a ella, sólo tengo ojos para ella y lo último que haría es perjudicarla, si fuera necesario alejarla de mí, lo haría, porque ella se merece lo mejor de este mundo. Ella merece alguien que de todo por ella y espero ser el chico que ella quiera a su lado.



#16477 en Novela romántica
#3818 en Thriller
#2089 en Misterio

En el texto hay: misterio, juvenil, amor

Editado: 16.12.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.