3. ¡Cambio de planes!

CAPÍTULO III

≫ ──── ≪•◦ ★♡✸♡★ ◦•≫ ──── ≪

"Steph, no eres gracioso". Stephen acababa de darme un susto de muerte en el pasillo.

"Lo sé... pero tenía que intentarlo". Me dice, mientras ríe.

Puse los ojos en blanco y él continuó: "Alice, desapareciste". Lo dijo como si me estuviera acusando de algo.

"Apenas me estoy acostumbrando a todo esto, Steph... Entiéndeme"

"Lo hago... ¿Te incomoda lo mío con Rose?"

Me quedo con la boca abierta por la sorpresa. "¿Qué... qué quieres decir?".

Tuerce los labios ante mi respuesta. "Mira, Alice... Siempre voy a estar ahí para ti"

Le sonrío. "Lo sé, imbécil. Me alegro por ti y por Rose. Solo me siento algo rara por todo lo que está pasando, pero ya se me pasará."

"¿Imbécil?..."

Stephen suelta una sonora carcajada al escuchar cómo lo he llamado. Ambos reímos juntos por un momento antes de que él diga algo más; entonces vuelve a hablar:

"Rose y yo vamos a salir este fin de semana a ver una película. ¿Quieres venir con nosotros?".

De ninguna manera, pensé. Sacudo la cabeza inmediatamente.

"No puedo... Voy a una fiesta con mis compañeras de habitación". Todavía no lo había decidido. No iría a otra fiesta después de lo de Rachel. Ese no era el ambiente ideal para mí, pero era la excusa perfecta para quitarme a Stephen de encima.

Hasta que...

"¿Vas a una... fiesta? ¡Cambio de planes! ¡Rose y yo también estaremos allí!"

"No es necesario, Steph..." Me cortó, sin dejarme terminar de hablar.

"Oh... Es un hecho. Estaremos allí. No voy a dejarte sola con Rachel y los otros.... Y no creas que me voy a perder ver a mi mejor amiga en una fiesta. ¡Esto no hay quien se lo pierda!

Me reí de mala gana y asentí. "Está bien, tú ganas".

≫ ──── ≪•◦ ★♡✸♡★ ◦•≫ ──── ≪

De vuelta en la habitación, no tuve más opción que entregarle el sobre con la tarjeta a Stacey y Mackenzie.

"¿Una fiesta de bienvenida?" Gritaron las dos al unísono.

"Bueno, tenemos que conseguirte algo porque definitivamente no vas a ir con lo que sea que tengas en ese escaparate de abuela" Me dijo Mackenzie.

"Ujum. Ya nos conoces y no dejaremos que pase". La rubia peinó su cabello con sus dedos y sonrió mirando a Mackenzie mientras esta se ponía los dedos en la barbilla tal cual un genio.

"Déjalo todo en nuestras manos, te daremos la mejor fiesta del mundo"

Un dejavu atravesó mi cabeza. Esas habían sido las palabras de Rachel, pero... ¿Qué era la mejor fiesta del mundo para alguien como yo?

Me estaba empezando a arrepentir.

"¡Me encanta! ¡Nos lo vamos a pasar como nunca!" Gritó Stacey.

Ambas me miraron con grandes sonrisas en sus rostros. Sabían que habían ganado la discusión y estaban muy satisfechas consigo mismas.

"Entonces, ¿Qué te parece nuestra idea? ¿Vas a dejarlo todo en nuestras manos?". me preguntó Mackenzie.

Suspiré. Ahora no me quedaba más que hacer lo que me dijeran y esperar que al final todo saliera bien...

Stacey sonrió enormemente y tomó mis manos entre las suyas, mirándome con admiración en los ojos. "Sabes que eres muy especial, ¿verdad?", dijo con un tono de voz muy sincero. "Y de verdad queremos que esta fiesta sea perfecta para ti".

"Lo sé", dije, intentando no llorar. "Pero sigo preocupada".

"No lo estés", dijo Mackenzie. "Lo tenemos todo bajo control". Me dio una palmadita tranquilizadora en el hombro antes de volverse hacia su mejor amiga.

"Ya verás", murmuró Stacey. "Que Rachel se va a arrepentir de haberte reemplazado".

"Tiene razón", dijo Mackenzie, poniéndome la mano en el hombro. "Eres una gran amiga".

Le sonreí, pero no dije nada más.

Esperé a que terminaran de arreglarse y corrimos a la sala común. La Sra. Miller, nuestra directora, nos había convocado a todos para entregar oficialmente el material de este año y dar la bienvenida a los alumnos del nuevo curso.

Cuando llegamos, Rebecca ya estaba allí, con algunas de sus amigas. Hablaba con Rachel de mí: de lo mucho que me odiaba, de las ganas que tenía de que me echaran del instituto porque era una perdedora y nadie querría volver a ser mi amiga... Lo repetía una y otra vez hasta que se dio cuenta de que estábamos justo al lado de ellas.

Entonces, sonrió. "¿Con que esta es su obra benéfica del año?", les había dicho a Stacey y Mackenzie. "¿Ser amigas de esta perdedora? ¡Me encanta!"

"No la escuches", dijo Mackenzie, que ya estaba a mi lado. "Sólo está amargada porque no tiene a nadie que se preocupe por ella".

Stacey se echó a reír. Las mejillas de Rebecca estaban muy rojas.

"Que te jodan, Mackenzie", resopló Rebecca, apartándose de nosotras y caminando hacia donde estaban el resto de sus groupies (o como quiera que se llamen).

Miré a Rebecca y a las demás. Me di cuenta de que todas eran el mismo tipo de persona.

Se creían mejores que los demás, sólo por ser guapas y populares.

No me sorprendió que Rebecca dijera esas cosas sobre Stacey, Mackenzie y yo. Era típico de ella tratar de menospreciar a los demás para sentirse mejor consigo misma.

Pero Mackenzie tenía razón: Rebecca no tenía amigos, sólo gente que le tenía miedo o que quería algo de ella. Y odiaba que Stacey y Mackenzie se tuvieran la una a la otra, ¡no necesitaban la aprobación de Rebecca para nada!