Desenmascarando a Alice Walker.

15. Porque me importas, Alice.

CAPÍTULO XV

≫ ──── ≪•◦ ★♡✸♡★ ◦•≫ ──── ≪

≫ ──── ≪•◦ ★♡✸♡★ ◦•≫ ──── ≪

 

"¿A qué te refieres con lo de tus padres?". le pregunté mientras salíamos del coche y caminábamos hacia su casa.

"Se fueron de gira de negocios", volvió a encogerse de hombros, "Nada serio".

Me quedé mirándole un segundo, asimilando sus palabras, y luego seguí caminando con él hacia el interior.

"¿Quieres decir que estamos solos?", pregunté nerviosa.

Él negó con la cabeza y dijo: "Algo así, nosotros y el personal de mis padres". Asentí recordando que su casa era casi tan grande como una mansión.

Eché un vistazo al lugar, era precioso e inmaculado. El salón tenía una enorme pantalla de televisión pegada a la pared con un sofá justo enfrente. También había otras dos puertas que daban a otras habitaciones que supuse que eran dormitorios o estudios o algo así. En un lado de la habitación había una mesa con un ordenador portátil encima y un par de papeles esparcidos por ella junto con una taza de té vacía y algunos bolígrafos y lápices tirados por encima.

"Entonces, ¿qué vamos a comer? Muero de hambre". Me sonrió y dijo que iría a buscar algo para nosotros.

Lo seguí por la casa y acabamos en la cocina. Era enorme, con muchas encimeras y armarios. Abrió uno de ellos y sacó algunos ingredientes para empezar a preparar algo para que comiéramos.

"¿Tú cocinas?", alcé las cejas y fruncí el ceño. Jones movió la cabeza en señal de confirmación.

"¿Por qué lo preguntas?".

"Es que pensé que con toda esta gente a tu servicio, nunca habrías movido un dedo".

Se rió de mí y luego negó con la cabeza. "Mis padres me enseñaron buenos valores", dijo sonriendo. "Además, estoy deseando que pruebes mi especialidad... Espaguetis a la carbonara".

No lograba entender cómo Jones era amigo de Andrew y Rebecca, parecían ser personas muy diferentes a él.

"Nunca he probado esos espaguetis", le susurré a Jones. Me sonrió y se acercó tanto que pude oler su aliento a menta en mi cara.

"Te van a encantar", me dijo suavemente mientras me miraba a los ojos.

Mis mejillas se sonrojaron ante su cercanía. Intenté darme la vuelta, pero él me sujetó fuerte con un brazo y se inclinó para besarme en la mejilla antes de apartarse para coger todo lo que necesitaba.

Una hora más tarde, Jones y yo estábamos sentados a la mesa del comedor comiendo nuestros espaguetis.

"Esto es increíble", le dije, mirando el plato con los ojos muy abiertos. Me sentía como un niño que acaba de probar un caramelo por primera vez. "Nunca había probado nada tan bueno".

Miré a Jones y le sonreí. "Bueno, todo depende de cómo lo hagas", respondió con un guiño mientras daba otro bocado a su comida. "Me alegro de que te guste".

"¿Cuál es tu secreto?", pregunté.

"Oh", comentó mientras tomaba agua. "Tengo sangre medio italiana".

"¿En serio?", Jones respondió con una risita: "Sí, de verdad... Mi madre nació en Italia".

"Oh, qué cool", dije mientras terminaba de comerme los espaguetis. "Entonces... ¿Empezamos a organizar lo del trabajo?", pregunté. Asintió levantándose y llevando los dos platos hacia el lavavajillas para luego arrastrarme hasta su sala de estudio personal en su habitación.

"Vaya...Si las habitaciones del insti fueran así no querría irme nunca". Jones soltó una carcajada, cogió su portátil y se sentó en el suelo; yo me senté en una butaca intentando dar sentido a todas las ideas que tenía para mi artículo.

"¿Entonces ya sabes en qué va a centrarse tu artículo?", preguntó. Teníamos que escoger un enfoque y escribir sobre eso.

"Me parece que esto es mucho más trabajo del que esperaba", dije.

Se encogió de hombros y tecleó algo en su portátil antes de decir: "Bueno... Tienes que organizar todos estos pensamientos en párrafos para que la gente pueda entender de qué estás hablando".

"Sí, pero no sé por dónde empezar... Estoy súper confusa", suspiré mientras cerraba los ojos un momento.

Mis ojos se abrieron de golpe cuando oí a Jones levantarse de donde estaba sentado y acercarse a mí; mi corazón empezó a latir más deprisa. Me cogió de la mano y me levantó arrastrándome hasta la silla de su escritorio sentándose en ella, conmigo en su regazo.

No sabía cómo reaccionar, pero sabía que aquello no iba a terminar bien.

"¿Qué haces?" Pensé en levantarme, pero me rodeó la cintura con los brazos.

"Voy a ayudarte a escribir este artículo", me dijo con una sonrisa.

"¿Pero por qué tengo que estar sobre tus piernas?", le pregunté algo incómoda. Parecía un tomate de lo colorada que estaba.

Jones se rió. "Creo que podría inspirarte", dijo.

"No seas idiota", repliqué, intentando zafarme, pero él me acercó más a él. Sentí que su entrepierna empezaba a reaccionar por la fricción de nuestros movimientos.

"¿Por qué te preocupas por mí?" susurré. Mi respiración se aceleraba y estaba perdiendo el control. Nunca había sentido tanto deseo.

"Porque me importas, Alice".

"¿En serio?", mis ojos se abrieron de par en par con incredulidad. Cada cosa que decía Jones avivaba más la llama en mí. Si Jones estaba jugando conmigo, caería en su juego.

"Eres una chica maravillosa y mereces lo mejor". Logré zafarme, pero mi cuerpo reaccionó diferente a como pensaba: en lugar de apartarme me senté a horcajadas y lo besé. ¡Si mi madre me viera ahora me metería en un convento!

Jones me correspondió. Sus manos estaban en mis muslos, acercándome más a él, pero no me importaba. Lo deseaba y lo deseaba ahora.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.