Miré con nostalgia a través de la ventana del avión, la ciudad de Bogotá se hacía cada vez más pequeña, mis abuelos se despidieron diciéndome que me cuidara y que me iban a extrañar. Iba a extrañar a mis amigos, en el mundo del modelaje se conocía a muchas personas, pero era difícil saber quién estaba realmente ahí para ti y no sólo por algún tipo de interés o conveniencia, pero yo estaba segura de que mí grupo de amigos estaban ahí porqué en realidad me querían, ellos me llaman la California gurls en referencia a la famosa canción de Katy Perry, pues nací en California y mi tono de piel es bronceado, además ellos dicen que soy caliente y es por eso que el sobrenombre me quedaba perfecto según ellos. Yo, en lo personal no me considero alguien "hot" o "caliente" como prefieran decirle, pues sólo me meto en ese papel cuando me toca serlo frente las cámaras, ya sea para ropa interior o alguna revista. En realidad no me interesaba serlo, sí dijera que soy sencilla mentiría, pues mi carrera dice todo lo contrario y yo soy un poco exigente conmigo misma, pero a comparación de mis demás compañeras soy la más "sencilla" y un poco tranquila. Suspire, ya había pasado casi una hora de vuelo y estaba nerviosa ¿qué haría cuando llegara? No había visto a mí mamá hace casi un año y a mi hermano desde que me fui de Los Angeles; hacía ya siete años, mi mamá iba a vistarme una o dos veces al año como mucho, su empleo no la dejaba viajar mucho y había veces en los que no iba en todo el año. Por el lado de mi hermano, nunca me fue a visitar, mi madre siempre me daba escusas de que estaba ocupado con algo de la universidad o algún problema en particular y por eso nunca podía venir, yo sinceramente creía que no quería venir a verme y no lo entendía; éramos tan unidos antes de la muerte de papá, mi mamá decía que le costaba mucho asimilarlo y por eso se había cerrado al mundo y tal vez esa sea una razón por la cual nunca fue a visitarme y eso era lo que yo más creía. Puse mi reproductor de música en aleatorio y comenzó a sonar Wrecking Ball de Miley Cyrus, aunque nunca me habían roto el corazón, me encantaba esa canción la letra era simplemente hermosa. Cerré los ojos y decidí descansar lo que quedaba de camino, hoy sería un gran día.
(...)
El avión aterrizó y yo estaba demasiado nerviosa y ansiosa, bajé y me fui a buscar mis maletas, las tomé y con pasos torpes me dirigí hacia la sala de espera. Vi a mi madre a lo lejos y casi que corrí hasta donde ella, sí no fuera por las dos enormes maletas y el gran bolso que me colgaba del hombro, ya hace rato hubiera corrido a abrazarla. Cuando llegué tiré todos los bolsos y me apresure a abrazarla con fuerza —te extrañé— dije sin querer separarme de ella.
—y yo a ti cariño —dijo medio soltándome para repararme de arriba abajo— no sé como le haces para correr con esos tacones.
Rodé los ojos— son prácticamente parte de mí, sabes que gracias a mi trabajo tengo que tener unos puestos casi todo el día —respondí. La únicas veces que no uso tacón es para hacer ejercicio o para dormir.
—vamos a casa —dijo mi mamá y ahí fue donde caí en cuenta que Nicolás no había venido si quiera a recibirme.
—¿dónde está Nicolás, mamá? —pregunté.
—está en la casa esperándote, vamos Sam —dijo mi mamá ayudándome con una maleta a pesar de que le dije que no. Llegamos al auto que es más bien como una camioneta negra y mi madre abrió el baúl, entré las maletas y lo cerré.
Media hora después llegamos a la casa -mas grande de lo que la recordaba- mi mamá introdujo la llave en la cerradura y la abrió— bienvenida a casa —dijo dejándome entrar, cogí las maletas y avance hasta la gran sala. No podía creer lo que mis ojos veía, se supone que allí estaba Nicolás pero no puedo creer que sea él, un chico alto endemoniadamente sexy, cabello de color miel liso, ojos iguales de color cafés aunque con un tono oscuro que manchaba su iris, tono de piel blanca -un poco bronceada-, su cuerpo estaba bien en forna y labios rosados. Joder, aunque tenía las misma facciones de antes, sí que había cambiado ¿tan duro le golpeó la pubertad? Nicolás siempre fue lindo, pero ahora era condenadamente sexy. Él se quedó quieto reparandome al igual que yo lo hice con él, sólo que yo no sé sí le guste lo que ve o no, pronto aparte aquéllos extraños pensamientos y me concentre en que tenía cinco años sin verlo y lo extrañaba. Tiré las maletas al piso y corrí a abrazarlo, al parecer no se lo esperaba porque no supo como reaccionar y su cuerpo se tenso, poco a poco fue subiendo sus brazos y me abrazó de vuelta, aunque no con la misma intensidad que yo que prácticamente lo estaba ahorcando con mis brazos. Me separé un poco y lo miré a la cara.