—Sam —dijo mi hermano al llegar.
—N-Nicolás ¿que haces aquí? —balbucee extrañada.
—vino a asegurarse de que su hermanita estuviera bien en sus primeros días de clase —respondió burlón el rubio. Vi como Nicolás le tiró una mirada asesina— creo que no nos hemos presentado, soy Thomas —dijo y extendió su mano hacia mí.
—Samantha, pero puedes decirme Sam —dije respondiendo el saludo, noté que su mano no dejó la mía y subí la mirada hasta sus ojos de color zafiro, él sólo me sonrió giñandome un ojo.
—un placer —dijo para luego soltarla. No me pasó desapercibido la atenta mirada de Nicolás en nosotros, tampoco la forma en la que sus músculos se tensaron y su mandíbula se apretó.
—les presento a mi nueva amiga, se llama María —dije tratando de que no se hiciera un silencio incómodo entre nosotros. Vi como a María le brillaron los ojos al mirar a mi hermano y le tendió la mano.
—soy Nicolás —respondió este desinteresado, se soltó de su agarre y mi amiga se dirigió a Thomas.
—hola —saludó dándole igual la mano.
—hola, soy Thomas —devolvió el saludo.
—bien, vámonos —habló Nicolás.
—¿no podemos quedarnos a comer con ellas? —respondió Thomas mirándome.
—no.
—bien, vamos señor gruñón. Adiós chicas —dijo y ambos comenzaron a alejarse entre la gente.
~*~
Las clases habían acabado y me encontraba entrando a la casa, no eran más de las dos así que decidí acostarme un rato antes de empezar a enviar mis hojas de vida a algunas agencias, dejé a mi agencia principal en Colombia porque no le veo sentido seguir trabajando para ellas cuando vine a Los Angeles a quedarme, prefiero encontrar una acá pues todo sería más fácil, aunque en realidad sé que no será tan fácil; estamos en LA y aquí se encuentran las modelos muy famosas y reconocidas por todos, tales como lo son muchas de Victoria Secret así que la competencia es mucha.
Intenté dormir pero unos gemidos provenientes de la habitación de Nicolás no me dejaron, di vueltas y vueltas en la cama, tape mis oídos con almohadas y nada, la maldita con la que se acostaba era muy ruidosa. Me rendi a la idea de poder dormir y me levanté de la cama, me puse mis pantuflas y salí de mi habitación, no me importó estar sólo en una pequeña bata con pantis y sin braziel; aquí no había nadie aparte de mi hermano y su chica y claramente no me iba a dar pena que una mujer me viera así ¿qué podría hacerme? No creo que sea lesbiana estando haciendo lo que hace con mi hermano, mi madre trabaja hasta la noche y no es como que me de pena con ella, las que se encargan del aseo son mujeres y los únicos hombres son el chofer de mi madre y el jardinero, pero ninguno de los dos se encontraban. Bajé las escaleras y me fui directo a la cocina, abrí la nevera y me serví un vaso con agua, estaba de mal humor, siempre me pongo así cuando tengo sueño y no puedo dormir. Se me ocurrió la idea de dormir en el sofá pero luego la deseché, no quería levantarme con dolor de espalda o de algún hueso por haber dormido mal, solté un suspiro de frustración y maldije el nombre de mi hermano en silencio.
Escuché una puerta abrirse en la planta de arriba y sonreí de alivio, vaya, enserio tenía sueño. Sonaron pasos hasta la sala, escuché una voz murmurar algo pero no entendí qué y luego la puerta principal fue cerrada, pasé una mano por mi cabello intentado acomodar algunos mechones rebeldes— ¿que haces aquí? —preguntó Nicolás entrando a la cocina, miró mi cuerpo de arriba a abajo hasta llegar a mis ojos.
—bajé a tomar agua, ciertos ruidos no me dejaban dormir —comenté. Él ignoró mis palabras y se acercó al refrigerador, sólo que sacó una cerveza en lugar de agua, miré su gran espalda y noté unos leves rasguños en ella que la enrojecian. Sólo traía unos pantalones de chándal que dejaban ver todo su torso desnudo, sus brazos tonificafos y su abdomen y pecho marcado, mordi mi labio inferior al ver lo bueno que estaba mi hermano ahora, sus tatuajes lo hacían ver mas sexy de lo que ya era.
—¿disfrutando de la vista, hermana? —preguntó coqueto.
—c-claro que no —dije mirando hacia otro lado para luego responder más firme— no es como sí no haya visto mejores antes —finalice volviendo a mirar sus ojos. Mi respiración se atasco cuando lo vi acercarse a mí.
—¿ah, sí? Porque estoy seguro de que a los que hayas visto antes no se comparan a lo que yo podría ser —dijo ahora a centímetros de mi cuerpo
— a lo que yo te podría hacer.