Deseo Prohibido

Capitulo 6

Me despierto por los rayos del sol que fuera de molestarme me agradan, me estiro en la cama y me levanto para ir al baño a tomarme una ducha.

Me acerco al balcón y me quedo viendo la albarca que hay en el patio trasero hasta que un aleteo constante llama mi atención, volteo para ver que es, me encuentro con un colibrí bastante llamativo de distintos tonos de color verde y unos cuantos azules.

Todavía me acuerdo que mi madre (verdadera) me decía que era un colibrí.

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— Mi niña tu eres un hermoso colibrí, tan igual a ellos, siempre pura, oscura si te amenazan – decía mientras me acariciaba mi cabello

— ¿Si lo soy? ¿por qué me regalas uno de dos colores? No se parecen a los coloridos que me enseñas – hice una mueca

— Porque este es especial, siempre lo llevaras contigo lo prometes – me pidió agarrar mi cabello para ponerme el collar

— Lo prometo – tome al pequeño colibrí azul y blanco brillante mirándolo

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Aún conservo el collar, me muero si lo pierdo, es lo único valioso para mí.

Salgo de la habitación y me dirijo a la cocina en donde Arián ya tenía preparado el desayuno.

—Te estaba esperando – tome asiento enfrente de el

—¿Por? – me tendió un plato con fruta

— Te quería hablar sobre lo que pasó ayer

— No tienes porque – lo mire a los ojos

— Es lo que vas hacer conmigo cada vez que te pongas ese tipo de ropa, más adelante iremos a eventos sociales – se metió un poco de fruta a la boca

— De acuerdo

— Termina rápido tenemos que practicar el tiro vi que tienes algunos fallos – yo solo asentí

Terminamos de desayunar y nos dirigimos al sótano, esta vez a la zona de tiro donde hay tres maniquís de tiro.

— Colócate los audífonos con los goggles – me los tendió y me los puse – tus balas siempre fueron al cuerpo, no a la cabeza

— No es que haya fallado solo no quise hacerlo – rodé los ojos

— ¿Por qué?

— No esperes a que me convierta en una asesina ¿o sí?

— Sobrevives si aprietas primero el gatillo

— Como tú lo has dicho apretar mas no matar – se posiciona a un lado de mi

— Quien asegura que no fallaras

— Tengo buena puntería – me encojo de hombros

— ¿Segura?

— Claro, hasta sin ver puedo dar en el blanco – le aseguro

— Lo quiero ver – me paso una HK USP

Se posiciona detrás de mí, lo que me causa un cosquilleo, y me susurra que cierre los ojos, posa sus dedos sobre mis ojos presionando un poco. Levanto mi mano un poco más arriba de mi cabeza, dejó de respirar y disparo rápido, muevo mi brazo a la derecha sin dejar de presionar el gatillo, dejo de hacerlo cuando disparo dos veces más.

— En el centro – hago lo mismo pero esta vez elevo a mi mentón – sorprendente, solo no te tientes el corazón

Seguimos practicando unas cuantas horas, me mostro varios trucos para mejorar también me dijo que más adelante me enseñaría a desarrollar mis cinco sentidos.

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Otra vez frente al gran edificio pro esta vez no tenía nervios me siento segura, entro con confianza dirigiéndome al elevador, entró y marco el botón.

Me pongo a un lado del escritorio de la secretaria, la cual ya está en su lugar.

— ¿El señor Relish ya llego? – obviamente sé que ya lo hizo

— No aun no llega ¿vienes a suplicar? – se burla

— No es de tu incumbencia, lo espero adentro – iba a replicar, pero la interrumpí – puedes ir por un café seguro haremos ruido – su cara se puso roja

Llegó a la puerta y toco dos veces, paso después de escuchar un adelante.

— Hola – cierro la puerta detrás de mi

— Como te lo dije ayer, tu puesto va hacer en el rincón de mi oficina y te necesitare solo para algunas cosas – dijo sin despegar la mirada de la computadora

— Una pregunta ¿por qué el edificio es todo tuyo? – me parece demasiado para un arquitecto

— Mi familia solo tenía la última parte de este edificio, pero hace algunos años decidimos comprarlo todo por mis hermanos, la empresa se divide en tres, la primera es de arte, la segunda es una cadena hotelera y la ultima de arquitectura ¿tienes otra pregunta?

— Ninguna – me fui a mi sitio

No le quise decir sobre su secretaria pues me divierto haciéndola enojar, juego con un lápiz ya que no tengo nada que hacer, me pongo a dibujar en una de las hojas que hay en el pequeño escritorio, no me doy cuenta de cuánto tiempo pasa hasta que escucho su grito.

— No te oí, decías… - lo miro y tiene su ceño fruncido

— Me di cuenta, ¿tienes hambre? – asentí – en la planta baja hay una cafetería, vas a pedir mi almuerzo y te compras lo que quieras – me tendió un billete

— Gracias – lo tomé y salí ignorando a la secretaria

Me tome unos minutos llegar hasta la planta baja, le pregunte a una chica donde quedaba la cafetería y muy amablemente me lo dijo.

— Hola buen día, vengo por el almuerzo del Señor Relish – le hablo a la señora que está detrás de la barra

— ¿Para quién de los tres Señores? – pregunta aburrida

— Para el arquitecto y me puede dar un sándwich con un jugo de manzana por favor – ella enarca una ceja

— Veo que Ximena tenía razón, ya hay nueva asistente – creo que se refiere a la secretaria

— Y yo veo que las noticias corren muy rápido

— Solo te daré un consejo, no te acuestes con el jefe – me entrega las cosas

— Gracias por el consejo lo tomare en cuenta – le guiño un ojo

Si supiera que vivo con él, pegaría el grito. Si llegaras a la empresa pensarías que solo le pertenece a una persona ya que está decorada por igual a excepción de la planta baja que tiene distintos cuadros, algunos llamativos otros abstractos, se ve bien.

De algún modo me da risa todo esto, nunca en mi vida pensaría que saldría de aquel lugar tan espantoso al menos no con vida y que de alguna forma soy libre, tampoco que más adelante me casaría con un empresario/narco, esto es un gran giro.




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